30 mar 2008

El vergonzante silencio de Felipe Calderón ante el asesinato de cuatro estudiantes mexicanos

Lorena Aguilar Aguilar

Ha pasado ya casi un mes desde que el ejercito colombiano violó la soberanía nacional de Ecuador para atacar un campamento de las FARC, como ya todo mundo sabe ahí perdió la vida el número dos del grupo insurgente. De igual manera también se sabe que aquel fatídico 1 de marzo perdieron la vida cuatro jóvenes estudiantes mexicanos.

No me gusta ser repetitiva, anteriormente escribí sobre la espantosa labor de algunos medios de comunicación que han criminalizado a estos estudiantes y a la propia UNAM, pero me parece que este es un tema que no debe dejarse pasar, mucho menos olvidarlo, tal como parece estar haciendo actualmente el gobierno mexicano.

Ha resultado sumamente vergonzosa la postura que ha asumido Felipe Calderón respecto a este tema., el debió haber sido el primero en condenar la masacre en la que perdieron la vida nuestros compatriotas; desde el momento en que se dieron a conocer las muertes de estos jóvenes universitarios, los cuales eran científicos sociales no guerrilleros, se debió abrir una investigación seria con el objetivo de que los culpables de tan terrible asesinato reciban el castigo justo por sus actos. Pero los intereses particulares de nuestro presidente le impiden alzar la voz en contra de este cobarde crimen, su filiación ideológica con el capital norteamericano, verdadero responsable de la masacre, están por encima de la vida de los cuatro jóvenes.

La Secretaría de Relaciones Exteriores sigue empeñada en satanizar a estos estudiantes universitarios, con esta actitud se han convertido en un cómplice más del asesino narco presidente colombiano Álvaro Uribe. Realmente deberían sentir vergüenza al permitir que permanezcan impunes los responsables de tan horrenda masacre.

Verónica, Soren, Juan, Fernando y Lucia, repito, no eran guerrilleros, aunque diversos medios de (des)información lo han afirmado. De lo único que se les puede acusar es de poseer un fuerte interés en el conocimiento e investigación sobre los procesos democráticos que se viven hoy en día en América Latina. Claro que es más fácil acusarlos de los más grandes absurdos que exigirle a un gobierno asesino que pague por haber cegado la vida de cuatro de estos estudiantes y por daño físico y psicológico que le causaron a la única sobreviviente.

Si se reconoció que la incursión del ejercito colombiano a territorio ecuatoriano fue un acto que atentó contra la soberanía nacional del país sudamericano y fue condenado públicamente el acto ¿Por qué no se condena también y con mayor vehemencia el asesinato de los que se encontraban en el campamento de las FARC, sobre todo de las víctimas civiles?

No podemos permitir que compatriotas nuestros sean asesinados impunemente a causa de sus ideales y de su vocación por el conocimiento. Es necesario sumarnos a los esfuerzos que han realizado los padres y amigos de estos jóvenes para que se les haga justicia a los estudiantes universitarios.

Es de suma importancia alzar la voz y exigirle a Felipe Calderón que condene este crimen, pero sobre todo debemos exigirle al asesino Álvaro Uribe que responda por la masacre.
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-