14 jul 2008

Anarquismo Hoy.


Michael Albert

Enfoque Anarquista

Para mí, la práctica anarquista busca la liberación y desacredita la estrategia que reproduce los contornos de un pasado opresivo. Rechaza el gobierno que subordina la mayoría de la sociedad a las élites en posiciones de poder. Esta es la importante herencia de Kropotkin, Bakunin, Goldman y Berkerman. Su anarquismo significa eliminar la jerarquía autoritaria e injusta.

Pero, ¿qué ocurre con el anarquismo hoy?

Bueno, depende. Si "anarquismo hoy " es como el viejo anarquismo y es principalmente una práctica anti-autoritaria, entonces pienso que el anarquismo actual está bien para tomar partido por aquellos más oprimidos por el autoritarismo, lo mismo que el feminismo hoy es bueno para tomar partido por aquellos más oprimidos por el sexismo. Pero si un activista social dice que toda su actitud proviene de conceptos anti-sexistas, aunque yo estaría a favor de su trabajo y lo apoyaría, también lo consideraría estrecho en relación a la totalidad de la agenda que encaramos.

Se me ha dicho, sin embargo, que en vez de ser centralmente anti-autoritario, como en los viejos tiempos, hoy en día ser anarquista implica tener una arraigada orientación de género, cultural, económica y política, cada aspecto equivalente y también aclarador sobre el resto. Esto es nuevo en mi experiencia del anarquismo, y es útil recalcar que muchos anarquistas hace tan sólo una década, o incluso más recientemente, hubieran dicho que el anarquismo se dirige a todo, sí, pero a través de un enfoque anti-autoritario bastante más que a través de elevar otros conceptos en su propio derecho. Pensaban, tanto implícita como explícitamente, que un análisis desde un poderoso ángulo anti-autoritario podría explicar el núcleo familiar mejor que un análisis basado en conceptos de género Se equivocaron y es bueno oír que mucho anarquistas modernos lo saben.

¿Visión anarquista?

Hay mucho que celebrar a lo ancho y largo del anarquismo, claro, pero también debemos superar errores persistentes, y pienso que un primer error para vencer es que el anarquismo carece de visión.

Los anarquistas enseñan correctamente que la opresión descansa no sólo en una vigorosa defensa de la ventaja de los de arriba, sino también en convencer a los ciudadanos de abajo de que no es posible un orden social más liberador. Las élites imponen desesperanza en el resto de nosotros, esto es, como una sordina en nuestro activismo y resistencia. Por qué, entonces, me pregunto, ¿los anarquistas se han mostrado tan silenciosos sobre la visión política?

No esperaría que el anarquismo produjera desde dentro una convincente visión de la futura religión, identificación étnica, o comunidad cultural, o de familia, sexualidad, producción o socialización. O de producción, consumo o distribución. Pero considerando los logros, implementación, y protección contra el abuso de agendas políticas comunitarias, me parece que el anarquismo debería situarse donde está la acción, y de hecho, tiene la responsabilidad de situarse donde está la acción. Sin embargo, ¿ha habido algún intento anarquista serio de explicar cómo lo que llamamos disputas sociales deberían ser resueltas? ¿Cómo debería ocurrir la adjudicación legal? ¿Cómo se deberían alcanzar las leyes y la coordinación política? ¿Cómo deberían ser manejados las violaciones y desórdenes? E incluso, ¿cómo deberían ser positivamente implementados los programas compartidos? En otras palabras, ¿cuál es la alternativa institucional anarquista a las actuales legislaturas, cortes, policía, y diversas agencias ejecutivas? ¿Qué instituciones buscan los anarquistas, que favorecieran la solidaridad, equidad, autosuficiencia participativa, diversidad y todos aquellos valores autoafirmadores y liberadores que apoyamos, a la vez que se llevan a cabo la funciones políticas necesarias? Me pregunto porqué después de un siglo de oponerse a las relaciones políticas autoritarias y de explorar esos asuntos, el anarquismo no ofrece clara y ampliamente una extensa y consumada visión política. ¿Cuánto tiempo hace falta hasta que nos demos cuenta que un amplio número de ciudadanos de sociedades desarrolladas no van a arriesgar lo que tienen, por muy poco que sea en algunos casos, para perseguir un objetivo del que no tienen ninguna idea clara? ¿Cuántas veces nos tienen que preguntar a favor de qué estamos, antes de que les demos algunas respuestas serias?; ¿Por qué el anarquismo no ha alcanzado el punto donde sus defensores puedan decir que sí, que nosotros nos oponemos al estado actual y sus implicaciones y jerarquías autoritarias –y aquí están los valores políticos no autoritarios y las instituciones que nosotros proponemos?

Ofrecer una visión política que abarque legislación, implementación, adjudicación y cumplimiento de la ley, que muestre cómo cada una de esas funciones debería llevarse a cabo de un modo no autoritario que promoviera los valores que defendemos, no sólo proveería a nuestros activistas contemporáneos de valores y esperanza a largo plazo tan necesitados, sino que también iluminaría nuestras respuestas inmediatas a los actuales sistemas electorales, legales, ejecutivos y judiciales y todas nuestras elecciones estratégicas. Así que ¿no debería la comunidad anarquista estar generando esas visiones políticas? Así lo pienso yo, y así sigo buscándolas, esperando con entusiasmo que estén próximas.

Algunas prácticas anarquistas cuestionables.

Finalmente, considerando los movimientos actuales y el anarquismo, tengo otra amplia gama de preocupaciones que tienen que ver con la práctica personal. Me preocupan ciertas formulaciones y estilos extraños que siguen infiltrándose en los que se describen como anarquistas, pero que espero tengan poco apoyo en la comunidad anarquista más amplia. Se me ocurre, por ejemplo, la opinión de que la tecnología es en si misma un enemigo de la justicia y la libertad. O que todas las instituciones por su propia naturaleza violan la libertad humana. O la opinión de que tener alguna relación con las estructuras políticas o sociales actuales es una señal automática de hipocresía o de alguna intención veleidosa. O que las reformas son por su propia naturaleza partidarias del sistema y por lo tanto, deben evitarse a toda costa y castigar a aquellos que las persigan.

Esas extrañas concepciones, que se denominan a sí mismas anarquistas pero que realmente no lo son, no llegan al corazón del asunto de la actual injusticia social contemporánea, como presumen sus defensores, sino que en vez de eso, saltan de valoraciones y prescripciones útiles hacia la auto-destrucción y el sectarismo. Confunden las relaciones sociales de injusticia con las intuiciones físicas, químicas y biológicas que se encarnan en instrumentos que son usados, lo admito, muy frecuentemente para malos fines –o incluso lo confunden con la misma idea de instrumentos. Confunden el hecho necesario de que la humanidad trabaje conjuntamente en estructuras permanentes con papeles duraderos, lo que quiere decir en instituciones, con el tipo concreto de instituciones, que son realmente horribles, a las que muy a menudo nos vemos ligados, –corporaciones, jerarquías políticas, etc. Confunden intentar mejorar conscientemente la vida de la gente que sufre, en contextos difíciles que imponen diversos compromisos a nuestras opciones, con el error de que el sufrimiento que padece la gente se debe a las instituciones alrededor nuestro. Lo que significa que confunden reforma con reformismo, y confunden ser un revolucionario con ser alguien que a priori rechaza ganar mejoras hoy, incluso si las mejoras no sólo contribuyen a mejorar la vida de la gente, sino también a conseguir más logros para el futuro.

Igualmente, estoy preocupado por algunas manifestaciones que a veces veo de un énfasis en el estilo de vida que exagera la importancia y eficacia de elecciones personales de consumo, viendo a menudo las preferencias personales de uno mismo (en comida, música, entretenimientos, cine, cultura, lectura) como superiores, mientras que severamente se desprecian las elecciones personales de otros como inferiores, al mismo tiempo que se es inconsciente al hecho de que distinta gente hace frente a diferentes limitaciones y contextos que delimitan la lógica de sus opciones.. Y estoy particularmente preocupado por los comportamientos que denigran a diversos grupos diferentes del tuyo propio, que intentan encontrar compromisos positivos y entretenimientos en la vida, como los que son religiosos o los que practican o disfrutan los deportes, o los que ven TV, como si hacer esas cosas indicara de algún modo que es una persona que no vale nada o que en todo caso merece desprecio.. Estos tipos de manifestaciones sectarias de lo que se podría pensar que son preferencias y actitudes en el estilo de vida bastante raras, son muy importantes cuando se vuelven homogéneas a los miembros de los movimientos y por lo tanto llegan a caracterizar la ideología o movimiento en pleno, sobre todo porque afectan a la calidad de nuestro comportamiento, cómo nos relacionamos con otros, de qué parece que estamos a favor o en contra, o incluso nuestras capacidades para la felicidad y la empatía positiva.

Por lo tanto, finalmente, para responder a la pregunta de qué pienso del anarquismo cómo ideología y movimiento actual y potencial, diría que si el anarquismo realmente ha reconocido la necesidad de conceptos y práctica basados en la cultura, en el género, además de en la política, y que si el anarquismo puede apoyar visiones que surgen desde dimensiones no gubernamentales a la vez que provee él mismo de una visión política seria e integradora, y que si la comunidad anarquista puede evitar o al menos minimizar el sectarismo en su estilo de vida, además de las extrañas confusiones entre la mala tecnología y la tecnología per se, gobiernos autoritarios y estructuras políticas per se, instituciones opresivas e instituciones per se, y buscar conseguir reformas contra ser reformistas- entonces pienso que el anarquismo tiene mucho que ofrecer como fuente de inspiración y sabiduría para los movimientos, en el esfuerzo por hacer de nuestro mundo un lugar mucho mejor.
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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.

Acción Urgente - Temor por la seguridad Moisés Molina Rodríguez, José Reyes Aguilar, Adenicio Reyna

Moisés Molina Rodríguez, de 55 años de edad
José Reyes Aguilar
Adenicio Reyna Cruz, de 50 años de edad
Otros miembros de la comunidad de Uruapilla y de la Organización Campesina Indígena y
Popular Ricardo Flores Magón (OCIP-RFM)

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Los miembros de la comunidad de Uruapilla y del grupo político Organización Campesina Indígena y Popular Ricardo Flores Magón (OCIP-RFM), en el municipio de Morelia, capital del estado de Michoacán, han sido objeto de intimidación, secuestros y ataques para obligarlos a abandonar una parcela de tierra en disputa. Otros miembros de la comunidad y de la OCIP-RFM pueden correr peligro de nuevos ataques.

La parcela de tierra, conocida como “Tabiquera La Loma”, es utilizada por los habitantes de Uruapilla como lugar donde fabricar ladrillos. Según activistas locales, el 12 de junio unos hombres armados irrumpieron en la casa de Moisés Molina Rodríguez, la única persona que vive en esa parcela. Lo golpearon, lo obligaron a quitarse toda la ropa salvo la interior, le vendaron los ojos y lo obligaron a caminar varias horas hasta un nuevo lugar, que podría ser una bodega, y allí lo encadenaron y lo golpearon repetidamente. No le dieron comida durante ocho días. Moisés Molina Rodríguez cree que en aquel mismo lugar había al menos otros tres hombres prisioneros. Los hombres armados no identificados que lo retenían lo interrogaron repetidamente sobre su pertenencia a la OCIP-RFM, una organización política que ha estado respaldando la reclamación de la tierra por parte de la comunidad.

Moisés Molina Rodríguez quedó en libertad el 26 de junio. Estaba cubierto de hematomas y ha tenido que ser atendido por fractura de costillas. Durante su secuestro le dijeron que abandonara su reclamación sobre la tierra o él y su familia serían asesinados. Cuando su familia contó a un funcionario local a cargo de la seguridad lo que había sucedido, éste no llamó a la policía, e insistió en que la comunidad debía abandonar su reclamación de la tierra en disputa.

El 18 de junio, unos hombres armados llegaron a la casa de José Reyes Aguilar, también miembro de la comunidad de Uruapilla y de la OCIP-RFM. Lo atacaron y, en la refriega que siguió, José Reyes Aguilar recibió
un disparo en la pierna. Todavía está recibiendo tratamiento hospitalario por las graves heridas que sufrió en la pierna.

El 4 de julio, otro miembro de la comunidad y de la OCIP-RFM, Adenicio Reyna Cruz, fue secuestrado. Según su testimonio y el de testigos presenciales, se lo llevó un grupo de hombres armados que conducían dos vehículos 4X4 sin placas de matrícula. Lo dejaron libre al día siguiente. Había sido golpeado y necesitó tratamiento hospitalario por la fractura de varias costillas y la perforación de un pulmón.

Se han recibido informes que indican que, desde los incidentes, se ha visto en la zona a los mismos vehículos utilizados en el secuestro de Adenicio Reyna Cruz y el ataque contra José Reyes Aguilar. Los habitantes de Uruapilla creen que tras los ataques se esconde personal militar. En el estado de Michoacán hay una fuerte presencia militar, a consecuencia de las operaciones emprendidas por las autoridades contra las redes de narcotráfico.

Los miembros de la OCIP-RFM han denunciado los ataques ante la Procuraduría de Justicia del estado de Michoacán, y han pedido protección, pero las autoridades todavía no se la han proporcionado.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

Los habitantes de Uruapilla afirman haber heredado el derecho a utilizar la tierra en disputa conocida como “Tabiquera La Loma”. Durante varios años han sufrido los desafíos y la intimidación de otro grupo comunitario que reclama esa misma tierra. Aquellos que han reafirmado su derecho a utilizar la tierra han sido intimidados en varias ocasiones y sometidos a procedimientos judiciales basados en cargos falsos. En 2007, un tribunal agrario, que decide sobre las disputas de tierras, falló en contra de la reclamación de la comunidad de Uruapilla, pero no se ha dictado orden de desalojo oficial.

ACCIONES RECOMENDADAS:

Envíen llamamientos para que lleguen lo más rápidamente posible, en español o en su propio idioma:

- pidiendo a las autoridades que protejan de inmediato a los habitantes de la comunidad de Uruapilla y los miembros de la OCIP-RFM, utilizando las medidas que los propios amenazados consideren adecuadas;

- pidiendo que se lleve a cabo una investigación sobre los abusos cometidos contra los miembros de la OCIPRFM y la comunidad de Uruapilla en junio y julio;

- pidiendo a las autoridades que investiguen la presencia de grupos de hombres armados no identificados y
que determinen si tienen vínculos con las fuerzas de seguridad o si actúan con su connivencia.

LLAMAMIENTOS A:

Lic. Juan Camilo Mouriño Terrazo
Secretaría de Gobernación
Bucareli 99, 1er. piso, Col. Juárez, Del. Cuauhtémoc, México D.F., C.P.06600, MÉXICO
Fax: +52 55 5093 3414
E-mail: secretario@segob.gob.mx
Tratamiento: Señor Secretario

Mtro. Leonel Godoy Rangel
Gobernador del Estado de Michoacán
Palacio de Gobierno, 1er. Patio planta alta, Av. Madero Poniente No. 63, Morelia, Mich., C.P. 58000, MÉXICO
Fax: +52 443 322 9000 ext. 5573
Tratamiento: Señor Gobernador

Lic. Miguel García Hurtado
Procuraduría de Justicia del estado de Michoacán
Periférico Independencia # 5000
Col. Sentimientos de la Nación, Morelia, Mich., C.P. 58170, MÉXICO
Fax: +52 443 299 6460
Correo-e.: contacto.pgje@michoacan.gob.mx
Tratamiento: Señor Fiscal Especial

COPIA A:

Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos A.C.
Calle Tehuiztitla 1era cerrada, No 44, Col. los Reyes, Del. Coyoacán, CP 04330 México Distrito Federal, MÉXICO

y a la representación diplomática de México acreditada en su país.

ENVÍEN SUS LLAMAMIENTOS INMEDIATAMENTE. Consulten con el Secretariado Internacional o con la
oficina de su Sección si van a enviarlos después del 22 de agosto de 2008.

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[Acción Urgente] uruapilla_michoacan__au_200-08_mexico_

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Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos

http://www.espora.org/limeddh/
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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.

Comunicado del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario



AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES, POLITICAS Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!

El gobierno federal, así como el estatal de Ulises Ruiz se mantienen en negar la existencia del crimen de lesa humanidad que significa la desaparición forzada, al pretender diluir su responsabilidad en estos delitos imprescriptibles que quieren presentar como simples casos del fuero común al tipificarlos como secuestro y a lo sumo castigar a sus peones, que aunque son piezas desechables cuentan con el manto protector del Estado que los mantiene en la impunidad, procurando su pronta liberación por temor a que estos denuncien a los responsables intelectuales. Sin duda todos los hilos conducen a Ulises Ruiz y Felipe Calderón

Los diferentes sectores de la sociedad y nosotros seguimos esperando una respuesta oficial clara y concreta sobre el caso de la detención-desaparición de nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, a pesar de la actitud irresponsable y cínica de Ulises Ruiz que quiere eximirse de responsabilidad siendo reiterativo al decir que "quien los tenga los presente vivos". ¡Cuánto cinismo!
Por muchas declaraciones que dé Ulises Ruiz, su gobierno no deja de ser represivo, sanguinario y corrupto, en él se han cometido 5 desapariciones forzadas documentadas, ejecutadas por los cuerpos policíacos y paramilitares que cuentan con su aquiescencia. Que de acuerdo al derecho internacional el responsable de estos crímenes es quien gobierna el territorio donde suceden, en este caso el Ejecutivo estatal.

Si verdaderamente tuviera la certeza de que en el estado que gobierna sanguinariamente no aconteció tan aborrecible delito ¿Por qué razón dice que no mete las manos al fuego por nadie?, es decir, por ninguno de la caterva de sus funcionarios. ¿Hasta dónde llegan los compromisos con el gobierno de Felipe Calderón para mantenerse en el puesto? Lo que queda claro es el compromiso mutuo de complicidad entre represores y asesinos.

¡Ulises miente! Nuestros compañeros se reportaban cada vez que terminaban una de sus tareas, el día 24 de mayo del año próximo pasado se reportaron antes de iniciar una reunión de trabajo y al terminar hicieron lo mismo por la tarde para iniciar otra actividad, fueron dejados en un punto de la ciudad por la tarde cerca del Hotel del Árbol a eso de las 5 p.m. porque a las 7 p.m. tenían un compromiso por esos rumbos para trabajar por la noche. Para el 25 por la mañana que deberían de reportarse, ya no lo hicieron ni respondieron a los mecanismos de enlace y comunicación establecidos. Es más, las cosas personales que tenían que recoger en un buzón el día 25 ya no llegaron por ellas.

Necesario es aclarar que nuestros compañeros NUNCA estuvieron hospedados en el Hotel del Árbol, esa es una versión policíaca, como tampoco su interior lo usaron como punto de reunión, lo mencionamos como un punto de referencia del lugar donde compañeros de nuestro partido los dejaron por última vez.

Su detención-desaparición se da en territorio oaxaqueño, ellos son oriundos del estado, por lo tanto participaron como muchos otros compañeros en el desarrollo de los acontecimientos del descontento popular hacia el gobierno de Ulises Ruiz. No tenemos duda de quiénes los detuvieron, ni tampoco Ulises Ruiz que sabe quién los detuvo y a quienes se los entregaron, fue en el contexto de los operativos policíaco-militares que se instrumentaron contra el movimiento magisterial popular, en esos meses Ulises Ruiz y el gobierno federal estaban empeñados en exterminar la protesta popular al costo que fuera como parte de su alianza para apuntalarse mutuamente en el poder.

Si bien es cierto que a partir de la presión popular y las acciones de autodefensa de nuestro PDPR-EPR, la PGR tuvo que aceptar a medias la denuncia que presentaron los familiares de nuestros compañeros, esto no libera al gobierno de Ulises ni al de Calderón de la responsabilidad de este delito. Hay que recordar que sus instituciones y funcionarios no dieron curso a las denuncias que promovieron los familiares de nuestros compañeros, el trato fue de prepotencia y amenazas a sus personas.

¿Qué se puede esperar de un gobierno en donde "aparecen" cuerpos de ciudadanos con signos de tortura y tiro de gracia y que son exhumados sin mayor trámite? ¿Qué se puede esperar de este gobierno que es amenazado por el crimen organizado por no cumplir con sus pactos? Todo puede suceder menos el esclarecimiento de la verdad, sus declaraciones recientes se dan con toda la intensión de proteger a los grupos policíacos-militares y paramilitares en donde Jorge Franco, ex secretario general de gobierno, es señalado por diferentes fuentes como cabeza de estos anticonstitucionales grupos que asesinaron y desaparecieron impunemente a participantes del movimiento magisterial popular.

Señor gobernador, su gobierno está manchado de sangre y rebasa todo cinismo, fueron decenas de asesinatos políticos cometidos por su gobierno durante las protestas del 2006-2007, si dice estar limpio de estos crímenes responda ¿Dónde está el comandante Jonás Gutiérrez detenido-desaparecido por un grupo policíaco-paramilitar? Su respuesta también la espera el pueblo de Oaxaca y sus familiares. Hacemos esta pregunta porque es un punto clave en la averiguación del paradero de nuestros compañeros, porque es conocedor físico de quienes detuvieron y desaparecieron a nuestros compañeros.

El gobierno federal es responsable de la política que determina los asesinatos a los luchadores sociales, la tortura, las desapariciones forzadas por motivos políticos, que ejecutan los gobiernos estatales con tal de recibir partidas presupuestarias extraordinarias para seguir enriqueciéndose como individuos y poder pagar a elementos importantes del ejército para que en nombre de los cacicazgos locales y empresariales como el de los Ramírez en Michoacán intimiden y torturen a los luchadores sociales. ¿Es a este tipo de incidentes a los que se refería el subsecretario de gobernación González Uyeda y que sin ningún recato han empezado para tratar de provocarnos y justificar así un baño de sangre?

Insisten en amenazar y torturar a los luchadores sociales que suponen son de nuestro partido en el país, pero sean o no, si dan continuidad a estos hechos nos veremos en la necesidad de revalorar nuestras tácticas, lo que no deseamos; porque nuestro pueblo exige dar una respuesta contundente ante la continuidad de estos agravios.

Lo advertimos, porque muchos de los gobernadores de la Conago, en sus reuniones deberían reflexionar y considerar que sus estados son blancos perfectos de acciones de respuesta de autodefensa desde el momento en que permiten que el ejército sirviendo a particulares agravien a nuestro pueblo. La misma reflexión debieran hacer los presuntos representantes de nuestro pueblo que son los diputados y senadores porque continúan siendo cómplices de todos los agravios que en el país se han suscitado.

Principalmente son estados donde gobierna la derecha en los que su política contra nuestro pueblo la han hecho en base a triquiñuelas y robo a la nación, con una conducta de doble moral, como lo han hecho Ulises Ruiz, Carlos Marín, Juan Manuel Oliva y otros que están preparando a sus policías para darles un trato bestial y fuera de toda dignidad humana a los luchadores sociales y demás gente que por accidente o por necesidad atraviesan retenes donde están militares que ya intoxicados con enervantes, porque a eso los acostumbran los mandos, por eso asesinan a gente de nuestro pueblo.

El gobierno a través de la CNDH, se lava las manos de manera sutil con el envío de tibias recomendaciones a "quien corresponda" simulando que van a acatarlas, esto lo hace como si fuera un juego para mediatizar al pueblo y darle credibilidad a su existencia, quedando claro que un organismo de ese tipo no sirve para nada. La mayoría de comisiones de derechos humanos estatales están supeditadas por temor o por dinero al ejecutivo y a los deseos de los empresarios y también actúan como la CNDH.

Tampoco necesitamos los "borregos" o supuestas filtraciones del gobierno, procuraduría o CISEN, que algunos periodistas dan por válidas, como dijimos antes, es necesario que se presente la investigación que está llevando la institución a la que le corresponde que es directamente la secretaría de gobernación a la cual está supeditada la PGR,

Si el plan del gobierno federal es mediatizar nuestra exigencia de presentación con vida y en libertad de nuestros compañeros mediante argucias legaloides y falsas promesas, así como neutralizar las acciones de autodefensa con la supuesta atención a nuestra demanda está equivocado. Nuestra palabra está empeñada con el pueblo y con quienes dignamente asumieron coadyuvar en la búsqueda de nuestros compañeros, pero toda la opinión pública también sabe que el gobierno federal no se ha comprometido oficialmente a nada. Si le han apostado al olvido y a la impunidad es un grave error y esperemos que verdaderamente asuman los costos que se deriven de sus actos.

Si este es el panorama de nuestro país respecto a los derechos humanos, ¿Cómo se le ocurre a la moderna "heroína" de la ultraderecha Ingrid Betancourt después de su teatral liberación pedir que Felipe Calderón intervenga para lograr la liberación de los prisioneros de guerra que viven exactamente igual que los insurgentes farianos?, cuando que Calderón mantiene a los luchadores sociales, desaparecidos, muertos, torturados o en cárceles de exterminio, donde son humillados, torturados a más no poder, tratando de despersonalizarlos orillándolos al suicidio, mientras los guardias gozan de más privilegios entre más sadismo usen contra ellos.

¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLITICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAIS!
¡POR LA PRESENTACION DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS!

¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!

COMITÉ CENTRAL
DEL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

COMANDANCIA GENERAL
DEL EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR

República Mexicana, a 13 de julio de 2008.
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El montaje impecable de Uribe

Gilberto López y Rivas

Todo fue cuidado hasta en los ínfimos detalles y los actores desempeñaron su papel a la perfección. La obra Una operación impecable, estrenada en Bogotá y producida por Uribe y Asociados, trata del golpe oligárquico-castrense-mediático más contundente contra los narco Terroristas (con T mayúscula, como reiteran ahora los también liberados agentes del FBI). El script desarrolla la lucha eterna del bien de los poderosos contra el mal de los guerrilleros que sufren del agravante de ser pueblo. La escenografía, magnífica: una base militar, al fondo un avión de la heroica fuerza aérea colombiana, los personajes castrenses de la más alta oficialidad de toda las armas mostrando sus distinciones ganadas a pulso en su lucha contra los subversivos, con la ayuda, claro, de sus mentores estadunidenses que los entrenaron bien en la contrainsurgencia y los interrogatorios profundos. Todos con sonrisas desplegadas, eufóricos, regocijados, congratulándose, y entre ellos, a un lado del ministro de Defensa, la actriz principal, que aun en su debut artístico mostró un extraordinario manejo del escenario, seguida por la cámara de CNN hasta en sus menores movimientos, ataviada con chaleco y gorra militares, cuidadosamente peinada y sorprendentemente repuesta (lo cual muestra su versatilidad histriónica), consciente del impacto de sus palabras en las derechas del mundo entero y en las víctimas de la credulidad que otorgan los medios; abrazando y besando efusiva y familiarmente al jefe del Ejército, general Mario Montoya (de abultado currículum represivo), saludando marcialmente a otros mandos castrenses de alta graduación. La madre compungida, como tratando de olvidar sus declaraciones en Caracas sobre su oposición a un rescate militar, que finalmente se realizó. Un sacerdote o capellán no podía faltar a la cita, quien a indicación del apuntador bendijo la misión del ejército ciento por ciento colombiana.

Los actores menores, soldados y policías prisioneros de los insurgentes, declamaron sus parlamentos con cierta convicción, aunque con libreto limitado. Dieron gracias al gran presidente Uribe, al supremo Ejército, a la gloriosa policía nacional, algunos al punto de las lágrimas para mayor dramatismo de la trama. Llegó el turno en el uso de los micrófonos a Ingrid de Arco: en su largo monologo agradeció a Dios, a la Virgen, mostrando su fervor profundo, a sus fuerzas armadas, a su presidente Uribe, bendiciendo su relección, a su “familia” que la cuidó durante el cautiverio, es decir, a los soldados y policías que la protegieron de los otros soldados, los maléficos de la insurgencia. Habla con convicción, con buena dicción en español y francés, claro está, pues fue bien educadita en el Liceo. Reparte y comparte saludos, se posesiona del estrado. Deja abierta la posibilidad –discretamente– de ser nuevamente candidata a la presidencia, mientras los milicos se regodean con sus elogios sobre lo inteligente de su inteligencia. Dicta cátedra sobre relaciones internacionales y advierte a Chávez y Correa que sus esfuerzos por la liberación de otros rehenes (los cuales no menciona ni mucho menos les agradece) son bienvenidos, eso sí, siempre y cuando “respeten la democracia colombiana”, que es como su rescate, “impecable”. Nada sobre el estorboso acuerdo humanitario. Nada sobre los centenares de invisibles prisioneros de las FARC y el ELN torturados y vejados en las mazmorras de Uribe, al cabo ellos no son “secuestrados”, son sólo “presos” del orden constituido, acusados de delitos comunes y narcotráfico; esto es, son nadie…, bueno, algunos, quizás los dirigentes, extraditables a Estados Unidos, donde se pudrirán felizmente hasta el fin de sus días.

La obra merece el aplauso casi unánime del respetable, aun de algunos espectadores de la izquierda políticamente correcta. Bachelet, “la de Chile”, también muy cercana a los militares, distinguida en el ejercicio de su presidencia por la persecución merecida contra los revoltosos estudiantes de secundaria y contra los siempre rebeldes mapuches, recomendará a Ingrid para el Nobel de la Paz. En Francia es recibida como jefa de Estado y su segundo presidente le impone la Orden de la Legión de Honor. Su rostro aparece en todos los periódicos y revistas del mundo y no hay día, desde el operativo liberador, que no haga una declaración –cada vez más decantada y cuidadosa– con fines de autopromoción y acumulación de capital político para lo que venga, ¡que vendrá!

La moraleja de la obra es clara: la solución militar es el único camino viable y efectivo para tratar a los Terroristas; a las FARC sólo les queda su rendición incondicional. Álvaro Uribe garantiza la vida, la integridad física y la reinserción adecuada de todos los integrantes de la guerrilla a la vida civil, como ocurrió, recordemos, con los miembros de la Unión Patriótica, que en su vocación al martirologio sólo tuvieron poco más cuatro mil bajas cuando intentaron hacer política sin armas en ese ejemplo de juego democrático que es Colombia.

Por lo pronto, la tercera relección de Uribe está garantizada con un envidiable porcentaje de aceptación de 91 por ciento después del histórico rescate. Ingrid, por su parte, no regresará pronto a su segunda patria colombiana: teme por su vida en ese oasis de libertad que afortunadamente no es Cuba ni Venezuela, ni mucho menos Ecuador o Bolivia. Ella, como “un soldado más” (frase que repite sin cesar), esperará para una segunda parte de la obra, cuyo título La paz impecable está en proceso de producción en los estudios Uribe y Asociados y que, de acuerdo con una filtración de fuente anónima, por ello confiable, versará sobre la propuesta de desarme de las propias FARC y la entrega voluntaria en masa de su secretariado y, en todo caso, el exterminio de quienes atenten contra el estado de derecho en versión Uribe. No se pierda el siguiente episodio.
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Japón ¿País democrático?

Mercè Cortina

Estas últimas semanas en Japón hemos sido testigos, como os hemos ido informando, de ciertas prácticas políticas y represivas que dejan mucho que desear de lo que se espera de un país que es internacionalmente reconocido como país democrático. Lo que más nos preocupa es que esta situación no es una situación de excepción a causa de la cumbre y la contracumbre: por lo hemos sabido, se trata de practicas habituales. Aquí la libertad de expresión no parece ser un derecho, sino más bien una concesión poco habitual y siempre que se respete hasta el extremo unas normas que son absolutamente absurdas, con lo que queda totalmente entredicho el propósito real de la concesión.


En la primera manifestación a la que asistimos nos sorprendió enormemente la gran presencia policial y su actitud. Como relatamos, la manifestación fue obligada a permanecer en un único carril de la calzada quedando totalmente sitiada a lado y lado por la policía. A lo largo de la manifestación numerosos policías, diríamos secretas pero visto su poco disimulo no sabemos si sería muy descriptivo, iban apuntando en libretas todo lo que iba pasando y haciendo fotos y grabando en vídeo a los manifestantes. Este mismo escenario se ha repetido hasta el momento en todas las manifestaciones a las que hemos asistido. Y es que por ley en Japón no pueden haber mas de cuatro personas de ancho manifestándose, hecho que convierte visualmente el derecho a manifestarse en una espectáculo ridículo en forma de columna sin mas visibilidad que la que le da la propia policía. ¡Ni hablemos de otro tipo de manifestación! Más de dos personas en la calle reunidas puede ser considerado manifestación ilegal si las autoridades así lo consideran. A eso le sumamos continuas identificaciones en la calle y, para el caso, negativa de la entrada al país a muchos internacionales.

Sin duda, estas limitaciones establecen unas formas de movilización estáticas y nada moldeables. Como también hemos descrito anteriormente en nuestras crónicas, sus formas nos recuerdan a las formas típicas de los setenta: manifestaciones monótonas, a paso ligero, consigna continua y puno en alto, sin salirse ni un centímetro del espacio establecido. Y es que cualquier cosa que salga de esto es considerado de alto riesgo por y para los manifestantes. Y así se ha demostrado con las cuatro detenciones que han habido hasta el momento, el conductor de la furgoneta del sound system, los dos djs, primero uno y después el otro, y el periodista de Reuters que intentaba hacerse un hueco en el barullo.

Aquí, a la represión practicada en la calle directamente en los momentos de movilización, se le suma la represión judicial. Hasta veintitrés días de arresto en comisaria después de pasar por delante de un juez, obligados a estar dieciséis horas sentados sobre las rodillas, penas que llegan al año y medio de prisión por hacer unas pintadas en la calle… Sí, ahora entendemos porque no habíamos visto absolutamente ninguna huella de ningún tipo de lucha social en la calle. Y es que aquí la estrategia es el llevar la disidencia a la invisibilidad y castigar fuertemente a quien ejerce su legitimo derecho a manifestarse y rebelarse.

El miedo impuesto y sentido por los compañeros japoneses condiciona cualquier tipo de acción que esperábamos llevar a cabo para mostrar nuestro rechazo al G8 y a las políticas que este organismo no oficial impone en el mundo. Miedo que les tiene presos en un país llamado democrático y que hace que casi el único objetivo de las movilizaciones aquí sea el mostrar al mundo el estado de represión en el que viven con la esperanza de que algo cambie. Combinación, la del miedo y la voluntad de visibilizar la situación represiva que no permite que quede muy claro que podemos y no podemos hacer los aquí venidos, ya sean locales como internacionales y cuál es nuestro papel en todo esto. De momento, conseguimos entender esta especie de admiración que los activistas de aquí tienen a los activistas occidentales. Una necesidad de mostrarnos al su mundo como si fuéramos la prueba real de que ellos no están locos, que hay mas gente y sobretodo occidentales que piensan como esa pequeñísima minoría de japoneses que quieren cambiar las cosas y a quienes en su país se les considera lunáticos terroristas.

¿No es extraño que en este país lleve cincuenta años gobernando el mismo partido, el Partido Democrático Liberal, partido impuesto por los Estados Unidos al final de la II guerra mundial en el momento de la ocupación? ¿No es más extraño todavía que la única interrupción en su régimen fueran cuatro años de gobierno del partido social-demócrata y que justo después de ello se disolviera como partido? ¿No es extraño el pasear por unas calles totalmente agresivas, espacialización total del consumismo, sin que haya una sola huella que haga referencia a espacios de la memoria colectiva? ¿No es extraño que aquí quien se moviliza sea mayoritariamente quien ya lo hacia hace cuarenta años y que el relevo generacional sea una esperanza más que una realidad? Nos negamos a pensar que el sintoísmo y el budismo practicado por casi la totalidad de la población nipona sean los únicos responsables del carácter sumiso de esta sociedad. Sociedad que se ordena a partir de la jerarquía y la lealtad, valores de antiguo origen pero enormemente reforzados por la empresa de la postguerra. Y es que como muy bien decía un amigo nuestro aquí, Japón es el gran triunfo de los Estados Unidos.
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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.

Colombia: el montaje mediático empieza a desmoronarse


inSurGente.- Ayer la ex candidata a la vicepresidencia de Colombia y ex rehén de las FARC Clara Rojas negó que su compañera de fórmula Íngrid Betancourt haya salvado la vida de su pequeño hijo Emmanuel en la selva y dijo que su actitud es “teatral”. “No tengo nada que ver con ellos, que no se metan en mi vida”. “Me asusta la insensibilidad de Ingrid, hay cosas de ella que me asustan”, “si las elecciones fuesen hoy yo no votaría por Ingrid Betancourt”. Vídeo y audio muy interesantes en "Leer más".

Vea y escuche la entrevista realizada a Clara Rojas por periodistas colombianos. Muy interesante.


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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.

“No debemos limitar JAMÁS nuestra lucha a las cuestiones legales” Entrevista sobre la Cruz Negra Anarquista Latinoamerica

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La historia nunca antes contada sobre la Cruz Negra Anarquista Latinoamérica. Entrevista exclusiva con Gustavo Rodríguez.

Rodolfo Montes de Oca (cnavzl@yahoo.es)

Son pocas las personas que dejan una huella de fuego en mis memorias, una de ellas, sin duda, es Gustavo Rodrigues, un anarquista descendiente de cubanos con muchísimos años en las trincheras por un mejor porvenir. Con una mirada vivaz y el clásico temperamento fuerte de los irreductibles. Tuve el placer de conocerlo durante el Foro Social Alternativo (FSA) celebrado en Caracas paralelo al Foro Social Mundial (FSM) que había sido cooptado desde sus inicios por un puñado de voceros del gobierno de turno para hacer propaganda oficialista y secuestrando cualquier vestigio de autonomía y debate.

Durante ese encuentro al cual asistió como delegado del mítico Movimiento Libertario Cubano en el Exilio (MLC-E), tuve la oportunidad de entrevistarlo sobre un “fósil histórico” que perturbaba mi tranquilidad. La Cruz Negra Anarquista de Latinoamérica (CNA-Latinoamérica) aquí les va su historia…

¿Cuándo surge y por qué nace la Cruz Negra Anarquista Latinoamérica?

La CNA Latinoamericana carece de certificado de nacimiento; así tal cual, con una fecha exacta que indique su primer día de vida. Más bien, fue una iniciativa que surgió a partir de la necesidad específica que comenzó a nuclearnos a varios compañeros latinoamericanos en torno a la situación del sistema de prisiones, en busca de respuestas concretas a esta lista de oprobios y, en aras de hacer viable la solidaridad a los presos y presas anarquistas y, a los presos y presas políticos y sociales, con especial énfasis en los presos de origen latino en las mazmorras de Estados Unidos, quienes, además de todas las restricciones y las ignominias propias del régimen de castigo, tenían el agravante del choque cultural y, sobre todo, el problema del idioma y todo lo que eso trae implícito. Y bueno, estas inquietudes que ya traíamos puestas y que nos llevaban a participar en otras iniciativas que dentro de su concepción estaban relacionadas al tema de las prisiones pero desde una postura legalista y con la óptica burguesa de derechos y toda la retórica de los derechos civiles y los derechos humanos; nos encaminaron a la creación de un colectivo con motivaciones y objetivos propios y, es así que toma cuerpo la iniciativa como Cruz Negra Anarquista Latinoamericana.

Más o menos ¿de qué años hablamos? ¿de qué década?

Hablamos de los ochenta. Ya para mediados de la década habíamos conformado una suerte de sección en el estado de Florida del Anarchist Black Cross, con un par de compas de Miami, otro de Fort Lauderdale, una pareja de Tampa y, otro compa de Saint Petersburg. Los compañeros de Miami, el compa de Fort Lauderdale y yo, éramos de procedencia latinoamericana. Pero, realmente era algo inoperante, en aquellos tiempos el acceso a Internet era una cuestión de ciencia ficción, muy pocas personas lo usaban; la comunicación era telefónica o vía fax cuando era de carácter urgente o a través del correo postal que demoraba de tres a cinco días cuando era correspondencia local. Esto hacía difícil o tortuosa la coordinación. Poco tiempo después el compañero chileno exilado en Fort Lauderdele se muda a la ciudad de Miami y, esto nos permitió no sólo estrechar los vínculos y la comunicación sino dar inicio a un colectivo que, en poco tiempo, se convirtió en CNA Latinoamericana.

¿Por qué deciden tomar las viejas siglas para esta iniciativa en vez de usar otras?

Como te comento, por esos años había un resurgir de esta propuesta, retomando su nombre original de Anarchist Black Cross o Cruz Negra Anarquista, especialmente en Estados Unidos, Canadá y varios países de Europa. Que recuerde había varias secciones en Reino Unido, creo que en Dinamarca y Finlandia, realmente no me acuerdo si ya para esas fechas había una sección Finlandia pero, en Estados Unidos habían comenzado a aparecer secciones como hongos en temporada. Lo que me parece importante señalar aquí es que este resurgir de la CNA no fue producto de un capricho nostálgico sino que respondía a una necesidad específica: el significativo aumento de compañeros y compañeras anarquistas tras las rejas víctimas de la represión estatal –bueno, vale señalar que cuando digo víctimas no es que intente presentarlos como mártires inocentes sacrificados por las ideas que los Estados mantenían en sus cárceles para sentar el ejemplo etc., NO, así con mayúsculas. Precisamente ese era el motivo principal por el que se retomaban las viejas siglas de la CNA. A diferencia de las organizaciones burguesas legalistas y en pro de los derechos humanos, del tipo de Human Right Watch, Amnistía Internacional, Americas Watch y otras organizaciones religiosas, nosotros no exigíamos la condición de preso de conciencia; al contrario, hacíamos hincapié en que eran compañeros presos por atacar en lo concreto al estado-capital, lo que los convertía en presos políticos y en prisioneros de guerra pero, tampoco subrayábamos esta “categoría” con la intención de apegarnos a los tratados internacionales en materia de guerra, tipo el tratado de Ginebra, sino con la intención de presentar de manera enfática la lucha a muerte contra el Estado-capital. No podemos olvidar que para finales de la década del setenta y durante todos los ochenta, el accionar contestatario anarquista tomo auge de manera significativa a nivel internacional, sobran ejemplos en Italia, Francia, España, Grecia, la misma Alemania pese a lo difuso del denominado movimiento autónomo, igualmente, sucede con Holanda, Suiza, Suecia y Austria. Lógicamente, se tradujo en un aumento de compañeros y compañeras encarceladas.

¿Aparte de ustedes tenían referencia de otras CNA en Latinoamérica para la época?

No. Es curioso pero en Latinoamérica no existía ningún colectivo de la CNA entonces pese a que también se produce un resurgir del accionar contestatario ácrata por las mismas fechas –igualmente propensos a la acción directa y a la propaganda por los hechos– especialmente en Uruguay, Argentina y, hasta cierto punto, en Chile. Personalmente, considero que se debió a las características propias del revivir de la tensión anarquista en esta región que, salvo raras excepciones y colectivos e individuos de claro signo ácrata, en la mayoría de los casos lo que se puso de manifiesto fue una especie de híbrido muy particular, bajo premisas de síntesis o de plano, dentro de la óptica izquierdista de la lucha armada y el foquismo, con una lógica burguesa frentista y jugando el ajedrez de la polarización Este-Oeste y la denominada “Guerra Fría”. Muchos de los “anarquistas”, así entre comillas, presos por esas fechas en Latinoamérica se asumían “en transición hacia el marxismo” –repito, salvo honrosas excepciones, de compañeros presos por expropiación y ataque directo al Estado-capital– por eso, no se van a crear comités o colectivos específicamente anarquistas de solidaridad sino que van a formarse organizaciones de defensa de los derechos humanos y/o por la excarcelación o la presentación con vida de estos combatientes, del tipo de Madres de la Plaza de Mayo, uniones de familiares de presos y desaparecidos políticos, etc., etc.

¿Bajo qué contexto represivo específico deciden reagruparse?

Por esos años, en Estados Unidos, vivíamos un contexto represivo muy particular que, sin duda, dio paso al actual y, a toda esa bola de leyes draconianas, como el Acta Patriótica y otras linduras –verdaderos paradigmas del Orden en democracia– Fue la Era Reagan-Bush, el padre (desde luego), que puso a flote lo peor del conservadurismo y la ultraderecha norteamericana. Lo que se traducía en los hechos en un clima de represión y hostigamiento, no sólo contra el accionar anarquista sino contra todo lo diferente. Fue una época de cacería de brujas, contra los homosexuales y las lesbianas, contra los activistas sociales, contra las denominadas “minorías”, contra la gente Negra, contra los latinos, los inmigrantes, los pueblos originarios. El clima era propicio: Rambo era ejemplo del americano políticamente correcto, la Contra nicaragüense, los Escuadrones de la Muerte en El Salvador, los Kaibiles en Guatemala y, los paramilitares en Colombia, eran la salvación de América. Todo esto, claro está, permitía que el Estado te controlara hasta en tu casa y se justificaba con la lucha contra el “Comunismo”en el contexto internacional y, la Lucha contra las Drogas, en el ámbito local. Se intervenían los teléfonos, comenzaban a proliferar las cámaras de vigilancia. Todo esto conformó una opinión pública conservadora que, mayoritariamente, aplaudía la represión y daba paso a la formación de grupos neo-nazis que asumían de manera voluntaria las tareas represivas del Estado.

¿Cómo iniciativa tenían contacto con otros grupos afines de la época?

Desde luego, desde que éramos parte de la CNA Florida, ya estábamos en contacto con infinidad de secciones, también como CNA Latinoamericana. Recuerdo que como CNA Latinoamericana manteníamos contacto de manera estrecha con la CNA New York –La compañera Jane era el eje de la CNA New York, por no decir que ella era la CNA New York– pero también manteníamos lazos con CNA California que se ubicaba en la ciudad de San Lorenzo; la CNA Knoxville, la CNA de Dinamarca, la CNA de Toronto; la CNA Vancuver; con la CASPA, Coordinadora de Ayuda y Solidaridad a los Presos Anarquistas en Madrid en el Estado español, con la Iniciativa de Solidaridad con los Trece de Atenas, con el colectivo anticárceles de Palermo, etc. También tengo que incluir a los compañeros de Neither East Nor West, que realizaban una labor de denuncia de la situación de las cárceles de la llamada Europa del Este y las campañas de excarcelación de compañeros anarquistas bajo los Estados socialistas. Y, claro, manteníamos contacto con infinidad de proyectos e iniciativas anticarcelarias de la época, muchas de ellas, con presencia tras las rejas, como el Proyecto 1313 que llevaba desde la Penitenciaria de Kansas el compañero Tim Goodwing, el Proyecto PURE, Prisoners United for Revolutionary Education, el Comité contra la Represión en la Prisión de Monroe. También manteníamos contacto con The Anarchist Black Dragon o El Dragón Negro Anarquista, en castellano; publicación de denuncia anticarcelaria que se produjo de 1978 a 1982, al interior de la Penitenciaría del Estado de Washington, por un colectivo de presos anarquistas, que culminó con el asesinato en prisión de Carl Harp en 1981 y el traslado a diferentes cárceles de Estados Unidos del resto de los miembros del colectivo, con la intención de separarlos y desarticular la iniciativa. Sin embargo, para 1988, Shane Green, uno de sus editores, intentó continuar la producción de la publicación desde la Penitenciaría de Utha, reimprimiendo algunos números atrasados.

¿Qué actividades realizaban?

Nosotros dividíamos las actividades en dos rubros: Denuncia y solidaridad. Dentro de las actividades del primero, editábamos la publicación bilingüe A Mayor, que se hacía eco de todas las denuncias que salían de las cárceles, de cualquier parte del mundo, del Estado español a Grecia o de Estados Unidos a Cuba, además de la difusión de la Anarquía. Y, el segundo rubro, comprendía un amplio espectro que atendía desde la solidaridad directa, realizando campañas internacionales por la excarcelación de compañeros, colectando dinero para casos que lo requerían, haciendo bancos de literatura anarquista para presos, hasta acciones concretas contra el sistema carcelario específicamente y contra el Estado-capital, en general, que se tradujeran en acciones de propaganda contra el sistema de prisiones y sus representantes.

¿Recuerdas alguna campaña por la liberación de algún compañero de entonces?

Claro. Ahora mismo me viene a la mente, muy al principio de los ochenta –como 1982, 1983, por ahí, más o menos– la campaña por Lorenzo Komboa Ervin, anarquista ex Pantera Negra, preso por secuestrar un avión y desviarlo a Cuba; primero lo tuvieron en las cárceles en Cuba, después en Checoslovaquia y, por último, en Estados Unidos. Fue una campaña muy fuerte, a nivel internacional… Otra que recuerdo muy bien fue la campaña por la excarcelación del compañero Pablo Serrano, de Valencia, por una serie de atentados dinamiteros que había realizado en el Estado español. Me acuerdo que uno de los cacharros había explotado en un bar cercano a una base militar de la OTAN y, desde luego, ninguna de las típicas organizaciones de derechos humanos toman estos casos –como te comentaba anteriormente– y, claro está, también estaba ese sector del denominado “movimiento libertario” que siempre sale con su discurso hediendo a mirra oponiéndose a la vitalidad de la Anarquía y, tampoco se hacen eco de estas campañas –Es ese “anarquismo” que tanto daño le hace a la Anarquía– Pasaba igual con las campañas por la excarcelación del compañero Alfredo Bonanno. En las dos campañas fue lo mismo. Una en que había sido encarcelado por el delito de opinión, por la publicación de un folleto, creo que fue el Placer Armado; no recuerdo bien. Y, una segunda campaña, en la que exigíamos la liberación de Alfredo y la del compañero Giuseppi Stasi, que también había caído prisionero junto a él durante una expropiación en Bergamo. La experiencia no fue diferente: sólo las CNAs se ocuparon de las campañas por su excarcelación. Y bueno, recuerdo también la campaña del compa Ojore Lutalo, anarquista ex BLA (Black Liberation Army)… que aún continúa en la lista de anarquistas presos de la CNA, con cadena perpetua por expropiación. La campaña por la conmutación de la pena de muerte de Barry Gibbs; la campaña por la excarcelación de los trece de Grecia; por la excarcelación de Tim Goodwin y, de John Perotti, en Estados Unidos; la de Juan Manuel Fernández Asencio, de José Granado Martínez, Matías Ripol y Alejandro Mata Camacho, en el Estado español y, de Mario Inés Torres de Acción Directa, preso primero en España, después en Francia y, por último, en Finlandia, país éste al que había llegado en busca de asilo. La campaña por la excarcelación de los compañeros y compañeras canadienses de Acción Directa; presos por un atentado contra una fábrica de componentes para misiles. No me acuerdo ahora del nombre de todos; sólo recuerdo a Brent Taylor y a Ana Hansen pero, eran cuatro o cinco compañeros presos por la misma causa. En fin, eran muchísimas las campañas porque eran muchísimos los compañeros y compañeras en prisión entonces. Igual que ahora: tenemos muchísimos compañeros y compañeras presas en Estados Unidos, en Canadá; un sinnúmero en el Estado español, infinidad en Italia, Grecia. La lista es larga.

¿Por qué deciden separarse?

Bueno, de la misma manera que nunca tuvimos un acta de nacimiento propiamente dicha, carecemos de un acta de defunción (Risas). Nunca se llegó a una decisión de separarse; jamás hubo tal decisión sino más bien, las necesidades fueron otras al proliferar y multiplicarse los colectivos y las iniciativas anticarcelarias y de solidaridad con los presos anarquistas y los presos sociales. Continuar aferrados a unas siglas en sí, no tenía el menor sentido ni respondía a necesidades concretas: la mayoría de los que animábamos la CNA continuamos inmersos en diversas iniciativas anarquistas y, lógicamente, involucrados en la solidaridad con nuestros compañeros presos y en la lucha por la destrucción de las cárceles.

¿Viendo en retrospectiva consideran como positivo el legado de ustedes como grupo?

Creo que los presuntos implicados somos los menos indicados para llegar a tales conclusiones; además de que nuestra experiencia está aún muy cerca en el tiempo como para poder hablar seriamente de valorar dicha iniciativa. Quizá lo único que podría comentar como positivo de aquella experiencia podría ser el haber roto con infinidad de tabúes que eran constantes en los medios contaminados por la verborrea izquierdista y que no permitían denunciar los oprobios de las mazmorras en Cuba, ni hablar de compañeros anarquistas presos en las cárceles de los hermanos Castro ni en las prisiones de la exURSS o la exRDA o Polonia –Con la excepción de los compañeros de Neither East Nor West– Definitivamente, fue un parte aguas que permitió, en 1982, por citar un ejemplo, denunciar al mundo –con su respectivo eco en varios idiomas en diferentes publicaciones anarquistas– la encarcelación de los activistas agro-sindicalistas del Movimiento Zapata, el asesinato bajo torturas de una de sus integrantes, Caridad Pavón, en Villa Marista en las salas de interrogatorio del Departamento de Seguridad del Estado en La Habana y, la condena a muerte de cinco de sus miembros.

¿Para las nacientes iniciativas de CNA que surgen actualmente en Latinoamérica (Argentina, Colombia, México, Venezuela) que les aconsejarías como parte de su experiencia?

Realmente considero que “aconsejar” no es la manera y, en ese sentido, no tengo nada que aportar; prefiero hablar de la experiencia colectiva que hemos acumulado durante los últimos 25 años de lucha anticarcelaria y, de las mil y una manera de ser solidarios con nuestros compañeros presos. Lo que nos demuestra esta experiencia colectiva es que no debemos limitar JAMÁS nuestra lucha a las cuestiones legales ni agotar todos nuestras fuerzas en pro de este tipo de recursos burgueses o dedicarnos a la denuncia como única arma en la lucha por la destrucción de las cárceles; debemos estar conscientes, consecuentemente con nuestras ideas, que cualquier ataque concreto al Estado-capital es un acto de solidaridad con nuestros compañeros y compañeras presas y, un golpe audaz en la lucha por la destrucción de las cárceles.

¿Algunas palabras finales?

Creo que ya he dicho muchas pero, quizá, faltaría plantear de manera concreta cuál debe ser realmente la práctica anárquica de solidaridad con nuestros compañeros y compañeras presas y cómo podemos atacar, en lo concreto, al sistema de prisiones ¿cómo comenzar a destruir las cárceles en la práctica? Eso da para otra entrevista pero, de momento, podemos releer a los compañeros italianos que han hecho bastantes aportes al tema. Y, bueno, por último haría un llamado a ser críticos y severos con toda la bola de liberales que en la actualidad intentan adueñarse de estas siglas y desvirtuar el sentido contestatario y refractario de la Cruz Negra Anarquista incluyendo en sus listas a agentes del aparato militar y de contrainteligencia de cualquier Estado, como el caso de los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos. Una cosa es que estemos contra el sistema de prisiones o sea, por la destrucción de las cárceles y, otra muy diferente que hagamos campañas por la excarcelación de agentes de contrainteligencia cubanos, israelitas, chinos o gringos. Que mañana encarcelen a cinco o diez agentes secretos colombianos en las prisiones de Chávez o, viceversa, que agarren a un grupo de agentes secretos venezolanos y los metan en las mazmorras de Uribe ¿Y…? ¿qué carajos tiene que ver eso con nosotros? ¿desde cuándo tomamos partido por algún Estado?

Bueno, ya sabemos que hay un sector de liberales que siempre salen con que hay Estados malos y Estados menos malos, desde los tiempos de Grave y Kropotkin, hemos tenido que cargar con eso. Pero, para los anarquistas no hay ni puede haber ese tipo de diferencias. Entonces, ocupémonos primero de las necesidades de nuestros compañeros y compañeras presas por confrontar al Estado-capital, donde quiera que se enmarque su lucha. Agotemos todas nuestras energías y nuestra creatividad por excarcelarlos, por realizar acciones de solidaridad con las compañeras y compañeros anarquistas presos, por los millones de presos y presas sociales en el mundo. Después, cuando nuestro sueño de demoler las cárceles se haga realidad, entonces, que salgan todos; aún corriendo el riesgo de que muchos de estos lacayos de cualquier Estado quieran construir nuevas mazmorras para colocarnos a todos tras las rejas. No importa: aceptamos el reto, siempre estaremos dispuestos a darle rienda suelta a las pasiones, a brindarle esas efímeras bocanadas de vida a la Anarquía. A vivir la Anarquía no a soñarla ¡Salud!
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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.

Notas sobre la Otra Campaña zapatista como síntoma emergente


Juan Rey y Enrique Pineda

Frente a una izquierda adaptada a los mecanismos institucionales, supeditada al engranaje de la democracia liberal formal, la Otra Campaña propone y (auto)organiza una izquierda basada en el antagonismo social, en las luchas de resistencia

“Entendida en un sentido ‘fuerte’, ‘nietzscheano’, una crisis no es un fenómeno meramente coyuntural, que conduce al abandono de determinadas creencias presentes y la adopción de otras de las entonces disponibles, sino uno que abre una ‘experiencia abismal’, en que toda inteligibilidad se quiebra”
Elías Palti

Introducción

El surgimiento de nuevas formas, alternas, de intervención y construcción democrática, está enmarcado en una severa crisis de la representación y de los modos organizativos tradicionales; esta emergencia es, al mismo tiempo, causa y efecto de la paulatina erosión de los sistemas y mecanismos de participación (formal, limitada), estructurados a través de la representación política tradicional. Explicar el por qué de esta crisis, nos permite sentar las bases para exponer posteriormente las características de la emergencia de formas novedosas de resistencia, participación y luchas alternativas, así como presentar una de sus múltiples expresiones: la Otra Campaña, reciente iniciativa mexicana del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

El reordenamiento en el patrón de acumulación

En primer término, debemos tener en cuenta que en las últimas tres décadas ha habido un giro decisivo en el mundo del trabajo, en las políticas económicas, en el horizonte programático de la(s) izquierda(s), en la esfera de las ideologías, y, por supuesto, en la formas de estructuración de las luchas y los movimientos sociales frente al Estado y al mercado.

La actual crisis de la representación política, sostenemos, además de ser un fenómeno estructural y global, es parte y emergente de una reconfiguración de la relación capital-trabajo que existía en la etapa previa al advenimiento del neoliberalismo. Es consecuencia de un reordenamiento del patrón de acumulación 1

Hoy podemos evaluar con certeza que la reacción durante el siglo XX a la revolución soviética y a la crisis capitalista de 1929 fueron las políticas del Estado de bienestar y los populismos. Las distintas versiones del keynesianismo económico constituyeron –haya sido o no ese su objetivo explícito- una forma de reordenar y reconstruir la hegemonía política y social burguesa y de potenciar la plusvalía económica, para contener la potencialidad de la insurrección y las crecientes presiones sociales. 2

El Estado de Bienestar, de la mano del llamado fordismo y los populismos, logró contener, a partir de una inclusión subordinante y alienadora, la enorme energía social que venía gestándose en los movimientos antisistémicos. De manera esquemática podemos decir, entonces, que el capital optó y requería –a la vez- pactar con el trabajo 3. Dicho pacto aseguró beneficios para las estructuras que representaban al trabajo, y, a su vez, incluyó y subordinó políticamente a las clases subalternas. Según Immanuel Wallerstein, “Esencialmente, lo que el estado de bienestar implicaba era un salario social, en el que una porción (una porción creciente) del ingreso de los asalariados no provenía directamente sino indirectamente del paquete de salario del empleador, a través de los organismos gubernamentales. Este sistema (…) desplazaba parte de las negociaciones entre el capital y el trabajo al campo político donde, con el sufragio, los trabajadores habían adquirido un poco mas de fuerza” 4. (Wallerstein, 1996: 135)

Para llevar a cabo este enorme acuerdo, las clásicas representaciones partidarias y sindicales fueron indispensables. En el período de la industrialización acelerada y del trabajo en masa, estas estructuras tendieron a tomar formas centralizadoras, homogeneizantes y unificadoras. Aunque en algunos casos rebasadas 5, estas poco flexibles configuraciones representativas, sirvieron como correas de transmisión de la relación capital-trabajo y fueron construidas y/o fortalecidas con el consenso de las mayorías 6, ya que su utilidad para gestionar, negociar y pactar beneficios con el capital a través del Estado estuvieron fuera de toda duda. En México, o en Argentina, ancladas en el corporativismo, servían además como elementos cohesionadores del tejido social, la identidad popular, llevando hasta cada barrio y cada comunidad, los beneficios del pacto capital-trabajo que fueron sumamente importantes para las clases trabajadoras.

Hoy asistimos al reordenamiento de la relación capital-trabajo (informatización, automatización, trabajo inmaterial, flexibilización, crecimiento del trabajo llamado terciario 7). Las nuevas formas productivas son fragmentarias, fractales, como manchas de leopardo que se desarrollan en ciertas capas, territorios y segmentos de la sociedad, que, a diferencia del anterior sistema productivo, no integra, incorpora y ordena, sino más bien excluye, fragmenta y desordena 8 al tejido social. Los procesos de socialización alrededor del trabajo y las identidades que de ella emanaban, están en retroceso y en crisis. Cada vez más el trabajo informal, precario y el desempleo, son la regla y no la excepción. Rotar en cada una de estas modalidades es más común en la vida de un trabajador que esperar laborar en una misma forma y en un mismo espacio, durante toda su existencia. Vida líquida, al decir de Zygmunt Bauman 9. Ello hace saltar en pedazos la posibilidad de la representación continua, permanente y estable, tal y como antes se hacía.

Al parecer, la abierta contraofensiva del capital es una tendencia en la que no se requiere del pacto capital-trabajo y del cual, este último obtenía ciertos beneficios. Este es el nudo de la reconfiguración del trabajo, pero también de la mediación estatal y de las instancias para acceder a dicha componenda: partidos y sindicatos.

Roto el acuerdo de beneficio mutuo, el Estado es obligado a servir a nuevas prioridades para la acumulación, a kilómetros de distancia de su función inclusora, repartidora, y ordenadora que antes ejercía. Si el Estado y, junto con él, las estructuras que se institucionalizaron paulatinamente como los partidos y los sindicatos perdieron, o al menos se debilitaron ampliamente en su función mediadora y negociadora frente al capital, hoy han quedado como estructuras profundamente cuestionadas en su utilidad, pero sobre todo ampliamente criticadas por su forma de ordenar el poder. En estos tiempos, en que su margen de maniobra ha quedado reducido al mínimo, es aún más visible su verticalidad, su centralismo y su carácter homegeinizador.

Ha quedado negada, o sumamente acotada, la (supuesta) principal función tradicional de la representación: pactar y negociar con el capital condiciones favorables para las clases subalternas. Hoy el capital se niega a negociar con el trabajo, y, arrogante, pareciera poco dispuesto a supeditarse a cualquier posible pacto. Las estructuras verticales de poder de la representación en masa quedan desnudas. El enojo y el desencanto frente a su inutilidad es por tanto, creciente. ¿para que queremos representantes de partidos y sindicatos que no pueden defendernos? parecen preguntarse igual un campesino mexicano, un trabajador boliviano o un ciudadano argentino.

Por otro lado, las políticas económicas implementadas en las últimas décadas del neoliberalismo en toda América Latina, han golpeado y hecho reaccionar a los movimientos sociales y clases subalternas, que frente a la intensificación y expansión de la mercantilización de todas las esferas de la realidad comenzaron a reorganizarse, resistir y constituir estructuras que, cada vez más, se alejan del modelo de representación de masas tradicional. La ruptura del pacto social que implicaban los viejos populismo ha significado también, en sendas franjas de las clases subalternas, la ruptura de la relación mando-obediencia. 10

Para Sergio Rodríguez Lascano“... lo que entró en crisis no fue únicamente una forma de participación política por medio de la inutilidad de esos partidos sino una modificación sustancial de la relación mando-obediencia, es decir, el consenso de la dominación se comenzó a fracturar. La crisis de lo político no tenía sus raíces en la esfera de la política sino de lo social (…) al romperse el consenso de la dominación se abrió una crisis de época que todavía no se cierra…” (Rodríguez Lascano, 2007)

El estrecho margen de negociación del Estado y los partidos políticos con el capital deja a los programas, políticas públicas, discursos y horizontes de las “clases políticas” como meras escenografías y espectáculos. Las poblaciones paulatinamente han descubierto que el cumplimiento de las promesas y programas de gobiernos y partidos – y, también, las más de las veces, los sindicatos- están muy lejos de ser realidad. Esto ha hecho crecer la desconfianza y el escepticismo frente a este tipo de estructuras y formas de delegación política. La abierta separación de representantes y representados, pone en jaque la legitimidad de estas estructuras.

Las “clases políticas” latinoamericanas han utilizado al Estado como uno de los principales mecanismos para la acumulación, a través de la corrupción de elite. Sus enormes y consecutivos escándalos, y de todos los partidos –incluyendo a muchos considerados de izquierda 11- han dejado una estela de desconfianza en la población. Demagogia y corrupción se vuelven entonces elementos que no pueden ser explicados sólo por razones motivacionales, sino estructurales, que se repiten desde Tijuana hasta Tierra del Fuego. La decadencia de las dirigencias políticas, las estructuras partidarias y, en buena medida, también las sindicales, son un elemento condicionante del colapso de las formas de participación política basada en la representación y la delegación.

Sin embargo, la crisis de la representación no termina ahí. Durante todo el siglo XX, la disputa por los horizontes de transformación fueron signos de esperanza para las poblaciones en su conjunto. Las aspiraciones programáticas que significaron sendas construcciones ideológicas fueron fracasando, una a una. La promesa de la industrialización como palanca del desarrollo terminó en una catástrofe ecológica de la que hoy pueblos y organizaciones son mucho más concientes. Así, “...después de la opresión colonial en nombre de la civilización, luego de dos carnicerías mundiales bajo el lema de la libertad; después de la degradación de la naturaleza por obra de la tecnología ¿Quién puede pronunciar, sin un dejo de ironía, la palabra progreso?”. (Villoro, 2001: 20)

La soberanía y el desarrollo nacional se desarticularon como opciones discursivas en medio de una feroz realidad trasnacional, globalizadora, que privilegia y acentúa al mercado internacional. Aún más importante es la caída del “socialismo real” y, junto con él, el imaginario clásico de La Revolución 12 como promesa de construcción de un mundo más igualitario. Los grandes sueños y expectativas que daban fe y esperanza, pero también, cierta tranquilidad y claridad hacia la transformación, se han trastocado en pesadillas, y luego en el despertar de ellas.

Pero lo más importante para explicar la crisis de la representación es el desencanto sobre las democracias liberales en que vivimos. Es relevante señalar que el programa liberal durante el siglo XX consistía en “...conceder acceso limitado al poder político y una participación limitada en la plusvalía económica, a niveles que no amenazaran el proceso de incesante acumulación de capital ni el sistema estatal que lo sostenía”. (Wallerstein, 1996: 42)

Una vez abandonado el pacto inclusivo sobre la relativa distribución del plusvalor, el proyecto para compartir el poder se cristalizó en las llamadas transiciones democráticas que reemplazaron a las dictaduras y regímenes autoritarios, a lo largo y ancho del continente. Esta historia es conocida. Sin embargo, la propuesta liberal de concesiones y reordenamiento del poder ha llegado a su límite. El sufragio universal, y las instituciones de representación democrática a través de los partidos, es todo lo que el programa liberal imagina y ofrece. No hay nada más en el reordenamiento del poder en el proyecto de las clases políticas liberales. Los sistemas electorales como vehículos universales, pero también como camino privilegiado para el cambio social, es el máximo que podemos esperar de prácticamente todos los regímenes políticos latinoamericanos, en un contexto claramente perfilado hacia el reclamo de mayor incidencia popular en las decisiones políticas; por ello, el desfase es notorio.

Estas democracias formales, en medio de una contracción del poder de negociación de los trabajadores, de sus sindicatos y partidos y de la reconversión de la función del Estado, no sólo son insuficientes y se desbordan con facilidad 13 frente a las nuevas emergencias de resistencias, luchas y participación alternativas, sino que quedan también como una gran fachada democrática, como una frágil escenografía de mecanismos y procedimientos electorales que las clases subalternas intuyen como falsa y decorativa. 14

Pero en medio del avasallamiento de la ofensiva del capital, en una era caracterizada por la incertidumbre, el escepticismo y el desencanto, en el fracaso y crisis de una forma de lucha, surgen sin embargo nuevos movimientos de resistencia. Se ha perdido la fe en la vieja estrategia de emancipación, pero el deseo y la necesidad de liberación se ha actualizado y ha encontrado novedosas y creativas formas de expresión.

La descomposición de arriba

“El Estado es una forma de dominación, pero es una forma de dominación en crisis. En todo el mundo, las personas están diciendo: ‘no, no vamos a canalizar nuestras luchas a través del Estado. No nos vamos a organizar en partidos. No vamos a intentar tomar control del Estado. No queremos convertirnos en políticos profesionales. Todos están corruptos’”.
John Holloway

“Las formas del Estado y de la insubordinación así como la relación entre ambos son históricas”.
Ana C. Dinerstein

La democracia formal (liberal), y su sistema representativo, nace con el ascenso de la burguesía como clase dominante y se afianza durante el Siglo XVIII; se trata de una relación que esconde otra forma de despojo capitalista: el de quitarle a las personas, y a los pueblos, el derecho de ser dueños de sus propios destinos; el derecho a la autodeterminación.

Las mutaciones sufridas en las últimas décadas en el vínculo capital-trabajo, como vimos, y el reordenamiento del patrón de acumulación, abre un nuevo contexto, donde se fisura la relación misma de “volver presente lo que está ausente” (Accarino, 2003: 19), mientras se extiende, en términos de Giles Deleuze, “... la indignidad de hablar por los otros...”. (Foucault, 1995: 11). Esto tiene manifestaciones, tanto en las (nuevas) fricciones de los pueblos y sus dirigencias políticas y partidos, así como también en las expresiones asumidas por distintos movimientos antisistémicos, alejados de los patrones organizativos tradicionales. Variadas tendencias, múltiples emergencias (que caracterizamos como) sintomáticas, nos permiten vislumbrar alternativas novedosas de resistencia frente al sistema capitalista que, como nunca antes, amenaza con la destrucción de la especie humana.

La crisis estructural de la que hablamos encuentra diversos síntomas, que pueden variar coyunturalmente, pero que se mantienen, tendiendo a profundizarse. Crisis que, al afectar la esencia misma de la relación de representación, abarca también a los partidos tradicionales de izquierda, postulantes a representar los intereses de la clase obrera, el pueblo, los trabajadores, los explotados, etc., sea a través de procesos electorales, o de procesos revolucionarios, dirigiendo insurrecciones violentas, o huelgas generales.

A esto le sumamos los verdaderos fracasos, simbolizados en la caída del Muro de Berlín y el desplome de la Unión Soviética, que derivaron de la estrategia revolucionaria que primó durante el Siglo XX, basada, esquemáticamente, en dos fases: primero, conquistar el poder del Estado, visto como “cosa” -no como una relación social de dominación capitalista- luego, cambiar el mundo. En palabras de Immanuel Wallerstein: “La conclusión que las poblaciones de todo el mundo extrajeron de los resultados obtenidos por los movimientos antisistémicos clásicos que habían ocupado el poder fue negativa. Ellas cesaron de creer en que estos partidos construirían un glorioso futuro o un mundo más igualitario y dejaron de concederles su legitimación; al perder la confianza en estos movimientos, también dejaron de creer en el Estado como mecanismo de transformación” 15.

Repasemos algunas imágenes de lo que sucede en esa forma de dominación que se ha agrietado entre el arriba y el abajo.

En primer lugar, podemos observar una clara caída en el índice de la cantidad de votantes 16 a lo largo de Latinoamérica y en el mundo. Recientes expresiones literarias dan cuenta de ello, como, por ejemplo, la hermosa y sugerente novela del escritor portugués José Saramago, Ensayo sobre la lucidez, que trata sobre un pueblo que se abstiene de manera masiva de expresarse a través de las urnas, y de cómo el régimen político en su conjunto se desespera ante tal vacío insurgente. En muchos casos, esta situación se atenúa por la trampa de elegir entre el “menos malo”, que aún opera y condiciona, y por la fuerte impronta caudillista en la cultura política latinoamericana, importante a la hora de elegir, sobre todo, cargos ejecutivos; en todo caso, puede aparecer una simpatía más bien efímera y transitoria hacia algún candidato en particular, habitualmente un “outsider”, como Vicente Fox, Alberto Fujimori, o Mauricio Macri; o un miembro orgánico de la dirigencia política pero poco conocido, como lo fue Néstor Kirchner 17 para la mayoría de los argentinos cuando ganó la elección presidencial en 2003, con menos del 23% de los votos emitidos.

Lo más relevante emerge en lo cualitativo, donde se ve una clara ausencia de seguidores o adherentes a los partidos; hoy es realmente difícil, aunque con matices, encontrar personas que defiendan convincentemente algún programa de gobierno, partido, o candidato 18. Más aún en las nuevas generaciones; entre los jóvenes, que nacimos y crecimos en medio de esta crisis estructural, con instituciones marcadas por un profundo proceso de descomposición, la sensación de descrédito y rechazo hacia “nuestros representantes” se agudiza.

El trastorno sufrido por los viejos “partidos de masas”, durante el neoliberalismo, es evidente. 19 Han quedado reducidos a sus aparatos clientelares; son incapaces de realizar actos masivos en cierres de campañas, o mismo en festejos por victorias electorales; ya no convocan. Una de las principales herramientas con las que la burguesía dominó, frenó procesos de movilización emancipatorios, y generó consenso -la democracia formal y sus partidos políticos-, está averiada; y todo parece indicar que nada va a remediarla.

Una imagen cada vez más extendida de desprestigio y falta de credibilidad hacia las clases políticas recorre nuestros países. Esto toma su máxima expresión en el “Que se vayan todos”, consigna generada en las calles argentinas el 19/20 de diciembre de 2001, y que trascendió este país, recorriendo, bajo diferentes formas, variadas protestas a lo largo del mundo 20; el “ya cayó, ya cayó, Ulises [Ruiz, Gobernador del Estado de Oaxaca, México] ya cayó”, repetida por miles y miles de oaxaqueños, también es parte de esa quiebra con nuestras dirigencias políticas, producto, entre otras cosas, de los reiterados engaños 21, con que sometieron a los pueblos, y que encontraron su ropaje más burdo y crudo con el modelo neoliberal y sus promesas incumplidas. Siguen gobernando, sí, pero ya nadie les cree. El calendario electoral tiene importancia sólo para quienes, en el arte de la especulación política y los acuerdos de cúpulas, lo diagraman.

Son apenas algunas señales de una fractura histórica, una ruptura; ruptura que no encuentra (y ése es el desafío) una síntesis superadora, que marque el paso del escepticismo y la apatía a la participación masiva y activa. Como veremos, tan sólo hay intentos de largo aliento, tendientes a potenciar estas nuevas radicalidades, y de alcance y proyección nacional. Pero esto es parte del apasionante y apremiante reto que nos presenta el momento que transitamos, donde tan sólo asoman brotes de lo nuevo...

Dos, tres... muchos síntomas

Una musicalidad (o radicalidad) distinta, novedosa, recorre, con diferentes tonos, a los nuevos movimientos sociales, y a las formas que expresan en la práctica los actores sociales.

Como dijimos líneas arriba, en el presente trabajo intentamos observar y analizar tendencias o síntomas (históricos) que, sostenemos, van marcando un camino de radicalización democrática. Pensamos que, más allá de algún reflujo 22 coyuntural, estas proclividades contrahegemónicas se mantienen. No vemos posibilidad de recomposición de esta relación representativa y lo que ella encierra, sino mas bien una profundización del proceso de descomposición del régimen político, y el constante nacimiento de nuevas formas de praxis que, si bien son embrionarias e incipientes, permiten vislumbrar sendas por venir. Sin embargo, sabemos, la historia de la lucha de clases ha dado sobrados ejemplos de que nada es inevitable, ni está asegurado de antemano. Es la pelea de los pueblos, su in(ter)vención consciente y activa, la que dará las respuestas; la que seguirá moviendo las piezas “...para ‘ganar la partida’: una partida en la que [hoy más que nunca] se juega el futuro de la humanidad”. (Lowy, 2002: 49).

Buceando por ese “... inédito y singular universo cultural, ideológico, político e identitario con innegable potencialidad contrahegemónica” 23, (Mazzeo, 2007: 151) y que, en buena medida, abarca tanto a organizaciones políticas de nuevo tipo como a grupos de vecinos o pobladores organizados en función de una problemática particular, hallamos algunos rasgos que los atraviesan.

El patrón tradicional de organización (o “canon leninista”, según Sergio Tischler 24), como vimos, también es fuertemente afectado por las transformaciones históricas que se están sucediendo, y que dan lugar a nuevas formas. De ahí que pensamos la crisis de la representación como desafío y posibilidad emancipatoria para los pueblos y sus movimientos.

El hartazgo y la ruptura de la que hablamos -y que se ve con mayor claridad en sucesos como el “19 y 20” argentino, la “rebelión de los forajidos” en Ecuador, o la “comuna” de Oaxaca en México- tiene, como veremos más adelante, manifestaciones menores casi cotidianas, pero que se inscriben en este proceso más general que venimos analizando.

En muchos de ellos prima la espontaneidad: no son convocados por ninguna estructura; se rechaza el rol de vanguardia y las posturas autoproclamatorias; adoptan, no sin dificultades, la horizontalidad como forma relacional, (en algunos casos, explícitamente como criterio organizativo, en otros implícitamente); no aceptan posiciones verticalistas, las jerarquías son puestas en cuestión 25, y los intentos, generalmente provenidos de militantes de la izquierda tradicional, son repelidos, con mayor o menor éxito, dependiendo de la fuerza del proceso

Practican, como principio, la revocabilidad y la rotación en los mandatos (la propia práctica constituyente genera dispositivos inmanejables, subversivos, para el poder constituido, que añora la vieja interlocución tradicional con un “representante” inamovible... y fácilmente corrompible 26); invierten la relación mando obediencia, para, siguiendo a los zapatistas, “mandar obedeciendo”; prefieren las asambleas como formas predominantes de toma de decisiones (legitimas); apuestan a la construcción de poder desde abajo; construyen espacios autogestivos, donde prima lo disruptivo; apelan a nuevas formas de protesta; las certezas y verdades reveladas son dejadas de lado.

Asumen caminos exploratorios; se alejan, pero sin desconocerlo, de lo institucional (espacio que es visto como contrario y enemigo de sus prácticas), y rechazan la creencia de que a través del Estado puedan resolverse los problemas.

Hay en todos una serie de criterios, implícitos o manifiestos, profundizados o incipientes, congruentes y contradictorios. Este proceso las atraviesa a todas y en él confluyen.

Otra de las expresiones centrales que se dejan ver en todos estos casos, alejados de la “ilusión estatal” 27, es la (re)apropiación del espacio público; los ejemplos más acabados los constituyen las “tomas” de edificios públicos, colegios por estudiantes, municipalidades por empleados, fábricas por trabajadores, inmuebles abandonados por vecinos y su transformación en centros culturales, cortes de rutas por trabajadores desocupados, radios abiertas en diversas protestas, escraches a las viviendas a ex represores, plantones en plazas centrales, etc.

Encontramos, quizás apenas como síntomas, formas que no canalizan su descontento a través de los, rotos pero subordinantes, causes institucionales; así, puebladas, quemas de comisarías y enfrentamientos directos con la policía ante hechos de delitos graves, como ser casos de violación, asesinatos de jóvenes a manos de la policía, etc.; ya no se esperan los tiempos de una justicia que se ve lenta y entramada con el delito; bloqueos a basureros tóxicos (como el de grupos de vecinos en la provincia de Buenos Aires contra el SEAMSE), cortes de rutas para impedir la construcción de empresas contaminantes (Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, asambleas contra la minería tóxica en la zona cordillerana argentina); activistas encadenados a los árboles para impedir su tala en el estado mexicano de Morelos; defensa de la tierra y el agua como en el caso del movimiento opositor a la Presa La Parota en Guerrero, México, o la llamada “guerra del agua” en Cochabamba, Bolivia; estallidos populares en terminales de trenes, por las demoras y el mal funcionamiento del servicio, producto del vaciamiento privatizador; cacerolazos esporádicos ante cortes de energía 28, etc.; protestas de estudiantes secundarios 29, en reclamo de democratización en la elección de sus autoridades; hasta la solución frente al crucial problema de la ausencia de empleo, a través de huertas comunitarias –algunas en la azoteas de las casas en pleno Montevideo, en Uruguay- , diversos proyectos productivos, incipientes redes de comercio justo, tomas de fábricas cerradas –fenómeno argentino y brasileño- y reapertura a través de cooperativas, proliferación de radios comunitarias, libres y alternativas, e incluso experiencias avanzadas como la policía comunitaria de Guerrero en México, y ahí mismo, en Chiapas, las llamadas juntas de buen gobierno (JBG) zapatistas.

Coincidimos con Immanuel Wallerstein en que “Es una cuestión de confianza. ¿En quién vamos a confiar en un mundo desordenado, en un mundo de gran incertidumbre y disparidad económica, en un mundo donde no hay ninguna garantía para el futuro? Ayer, la mayoría respondía que en los Estados.” 30; hoy, agregamos, la respuesta estaría dada por una (auto)concientización creciente en cuanto a tomar los problemas en nuestras manos; en el imaginario popular post neoliberal, difícilmente se crea en que las soluciones lleguen “desde arriba”.

Vemos multiplicarse, en innumerables experiencias, la puesta en práctica de postulados freirianos: el saber como construcción, la asunción del diálogo como forma de interrelación e interacción con el otro, alteración de la relación profesor (Partido) -alumno (Pueblo, Clase); de alguna manera, se deja de lado el Qué hacer, para tomar la Pedagogía del oprimido.

Se trata de luchas que, como no centran su proyección estratégica ni su accionar en la toma del poder del Estado, para desde allí transformar la sociedad y construir el socialismo -desde arriba-, prefiguran, o figuran 31, la sociedad nueva. O, dicho de otra manera, la ausencia del poder del Estado como horizonte utópico, abre otros caminos, nuevos, exploratorios, de autoorganización y rebeldía. En consecuencia, en muchos casos, las nuevas relaciones, basadas en la igualdad de género, el respeto a la dignidad del otro, el intercambio verdadero, el escuchar antes de hablar 32, etc., son puestas en práctica, no sin contradicciones, dificultades, y limitaciones 33, pero ahora mismo, de manera cotidiana.

Consideramos que en este nuevo contexto global, es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el que sabe interpretar (o leer), de manera precisa y quizás antes que cualquier otra organización, las claves de los cambios que se están produciendo. De ahí su universalidad; sintonizan con este proceso global. Son “el síntoma de algo...”.

La Otra Campaña zapatista

Numerosos movimientos antisistémicos son conscientes de la crisis acelerada de la representación, pero sobre todo de los radicales cambios que viven las expresiones desde abajo. Nos parece que la comprensión de este contexto y de estas nuevas características han sido integradas en la reciente iniciativa del zapatismo mexicano.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a través de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona de junio de 2005, propone un objetivo: construir un programa nacional de lucha. Sugiere un horizonte: generar las condiciones para un nuevo constituyente. Y plantea un reto: construir lo anterior sobre la base de nuevas formas de hacer política. Ese reto es enfrentado con un método: aprender y escuchar. Y ese aprendizaje y esa escucha se realizan con una enorme acción: LA OTRA CAMPAÑA. 34

No sin dificultades, la propuesta zapatista contenida en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona -y su forma de articular dicha propuesta, la otra campaña-, realiza varios aportes relevantes que reordenan a una franja de movimientos antisistémicos en México, y que van en consonancia con la tendencia que hemos intentado describir en este texto. Mencionemos, al menos, cinco de ellos.

1. Crítica a la centralidad y política hegemónica y articulación de procesos de las resistencias desde abajo.

La iniciativa zapatista de la Otra Campaña es una fuerte y radical crítica a la actividad política entendida como acción referida única y exclusivamente al Estado. Es justamente ese imaginario político lo que el EZLN ha buscado romper a través de su práctica política pública de casi 15 años, dirigiéndose y convocando a la “sociedad civil”, a involucrarse directamente en la resolución de sus problemas. Su propuesta organizativa y de debate a través de la Otra Campaña se lleva a cabo a contrapelo y contracorriente de la política estatal - en medio del proceso electoral- y la rebasa; “la otra”, hasta la fecha, continúa sus esfuerzos en todo el país.

Pero en especial, trata de crear una subjetividad y una temporalidad propia, adversa a la dominación, que permite tejer procesos de articulación entre luchas y resistencias disímiles y diversas. 35 Así, los tiempos electorales, diagramados en base a la necesidad de sostener el statu quo, son suplidos por las necesidades colectivas; que la delegación zapatista haya detenido su marcha (cuando tenía un plan original de continuar el recorrido) debido a las represiones y detenciones sufridas por los pueblos de Atenco y Oaxaca, no es más que un ejemplo de esto.

La Otra Campaña reúne luchas reales, prácticas políticas de resistencia y alternas. No es un acuerdo ideológico clásico alrededor de una clasificación ortodoxa de clase o ideología (proletariado, socialismo), sino, más bien, una articulación de procesos gestados desde abajo 36.

2. Crítica a la izquierda institucional y construcción de un polo de izquierda alterno 37

Frente a una izquierda adaptada a los mecanismos institucionales, supeditada al engranaje de la democracia liberal formal, que orbita en un margen de los consensos partidarios, la Otra Campaña propone y (auto)organiza una izquierda basada en el antagonismo social, en las luchas de resistencia que, por todo el país, se construyen contra y más allá de la explotación, el despojo, la represión y el desprecio; comunica, enlaza y construye una perspectiva anticapitalista, enraizada en prácticas sociales alternas a la hegemónica, y en el carácter destituyente de las clases políticas todas. Apartada de la estrategia de no confrontar a los bloques, clases y grupos dominantes, la Otra Campaña los ha señalado por su nombre para combatirlos y resistirlos.

Opuesta a la izquierda “dirigista” 38, la Otra Campaña privilegia la multiplicidad, las autonomías, la unidad en la diversidad; articula un movimiento en resistencia y con prácticas políticas asamblearias 39.

Distante de la ambición de tomar el poder para cambiar el mundo, la Otra Campaña avanza constituyendo y construyendo poder desde abajo y a la izquierda. 40 Frente a la exigencia de apuntalar una forma de hacer política que está en crisis, ha decidido impulsar otra política, incipiente y débil aún, que a contracorriente rema para poder existir y crecer.

3. Análisis y debate a contracorriente

El EZLN, a través de esta nueva iniciativa, introduce conceptos centrales para la dominación en el debate nacional, ausentes por completo en los programas, promesas y horizontes partidarios: despojo, explotación, represión, desprecio. Mientras la agenda mediática, de las clases políticas y la academia dominante, concentra su atención en la “gobernabilidad democrática” y las vías formales para la supuesta transformación social, la Otra Campaña permite abrir espacios de discusión y análisis desde abajo que reúnen no sólo la denuncia, sino la articulación de numerosas historias que permiten “ir creando un masivo y extenso autodiagnóstico que pasa desde las resistencias y luchas personales hasta los procesos antisistémicos estatales y regionales que van construyendo un primer acercamiento al panorama del funcionamiento del capitalismo en México” 41.

Posibilita la apertura de un enorme proceso de comprensión en la relación capital-naturaleza; capital y poder político; capital y desarrollo, que ofrece herramientas y armas de análisis no sólo a los estudiantes universitarios, sino también a las luchas concretas que construyen movimientos de resistencia en todo el país.

4. Nuevos métodos, para hacer otra política

Ante la crisis de representación que se vive en el país; frente a la brecha cada vez mayor entre la(s) clase(s) política(s) y la sociedad civil, los movimientos, la multitud, el pueblo, el zapatismo propone una herramienta de participación colectiva construida desde abajo, por los de abajo mismos 42.

La propuesta de recorrer el país para construir un programa nacional de lucha 43, es una estrategia de movilización, articulación y organización que va uniendo, construyendo y fortaleciendo redes, en un territorio realmente extenso como es el mexicano; muchas experiencias, antes desconocidas, comienzan a visibilizarse a partir de este proyecto. Optando por mirar hacia abajo y no hacia la institucionalidad burguesa, el México profundo, comienza a mostrar su rostro; pero esta vez, un rostro organizado. La Otra Campaña apuesta a que abajo y a la izquierda hay mucho por hacer y es ahí, en los movimientos, en las resistencias, donde reside la posibilidad de transformación radical y no arriba, en el Estado y sus partidos. “La otra” es para recuperar la voz de abajo, para retomar la iniciativa.

Invierte la relación política tradicional para construir lo que se supone que queremos. En la política tradicional, el votante es objeto, es número adherente de una propuesta diagramada de antemano, y a sus espaldas; En la Otra Campaña, el participante es sujeto activo en la construcción. Por eso la relevancia que se le da al ejercicio de escuchar (y no sólo hablar); porque de alguna manera traslada la elaboración del programa a las voces de abajo.

La Otra Campaña permite apreciar de manera irrebatible el funcionamiento sistémico del capitalismo. Al “tomar la palabra” cada poblado, cada organización , cada familia o individuo, y conocer los dolores y las luchas ajenas de forma enormemente didáctica, se comprende claramente la marcha de este sistema, basado en la explotación, la dominación, el despojo y la exclusión. Enseña también que la devastación que provoca su propia dinámica es mucho más amplia y profunda de lo que generalmente pensamos. Frente a la exigencia de que los diagnósticos sean creados arriba y por los expertos, “la otra” ha creado el espacio para la escucha y el análisis propio de los dominados.

La Otra Campaña es un método altamente subversivo, ya que orienta la centralidad política en los de abajo y en los mecanismos de funcionamiento sistémicos. Es una verdadera campaña política que articula una red de historias de dominación, pero sobre todo de resistencias.

Su valor no solo reside en la campaña misma, sino en la crítica práctica de la democracia (in)existente. Es un moverse más allá de la forma política impuesta y un intento de desarrollar opciones que rompan con las formas de contención establecidas.

5. Sujeto múltiple. Luchas desde “abajo y a la izquierda”

La necesidad de contar con un acercamiento a una definición de clase, pero sin caer en los viejos parámetros rígidos de la ortodoxia de la vieja izquierda, está siendo resuelta por la Otra Campaña reuniendo numerosas formas organizativas, diversas formas de resistencia y articulando una multiplicidad de sujetos colectivos. Es, a la vez, una clara opción de organización de l@s excluídos, pobres, proletarios, precarios y desposeídos, pero que intenta – con bastante éxito- aglutinar la diversidad de situaciones de las luchas.

En la Otra Campaña “la noción de sujeto revolucionario cambia: el sujeto no es una organización, una clase determinada en términos apriorísticos a la cual atribuir un papel redentor, sino el movimiento de los de abajo con sus diversas formas de expresión. En otros términos, la clase ya no vista como síntesis totalizadora, sino como constelación de luchas y sujetos que avanzan actualizándose; es decir, abriendo un proceso de resignificación del mundo en perpetuo enfrentamiento al capital y sus formas políticas, en la figura de un nosotros. 44

A modo de conclusión (necesariamente inconclusa)

La Otra Campaña así, va creando una red que visibiliza al “otro México”, que lucha y resiste en lugares y formas insospechados, y que puede convertirse en un enorme movimiento de excluidos. Al menos permite, por ahora, vislumbrar una alternativa.

Pero como dijimos, constituye apenas un intento más, que transita y anda por senderos desconocidos, exploratorios, donde sin duda quedan vestigios de lo viejo. Caminos que tienen, sí, sólo algunas certezas; las viejas coordenadas no condujeron a buen puerto. Lo “nuevo” emerge y crece como una marea casi incontenible, pero que puede ser asfixiada, derrotada o encausada, para que no pasen de ser experiencias focalizadas a alternativas generalizadas.

La Otra se sabe parte de este proceso más general que describimos anteriormente. Se reconoce en ese subsuelo que rechaza las vanguardias, los dogmatismos, las representaciones; en ese saber popular, consciente en que nada de lo que venga de arriba será bueno para las mayorías. Apuesta a los “de a pie”, a los sin rostro y sin nombre, y es ahí donde tiene puestas sus esperanzas y expectativas, tanto en México como en Latinoamérica.

Corre con la ventaja de ir en el sentido de los nuevos vientos que soplan la historia; sintoniza con una tendencia, pero es enorme el desafío que enfrenta: tener la capacidad de no encerrarse en dinámicas excluyentes, sectarismos y autismos militantes, para finalmente, extender la invitación, o al menos el estímulo, a los millones y millones para los que resulta impostergable la destrucción del capitalismo. La conclusión, después de todo, está en ellos.

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* Juan Rey es estudiante de la carrera de sociología, Universidad de Buenos Aires. Es integrante de la agrupación La Náusea, en el Frente Popular Darío Santillán. juriln@yahoo.com

** Enrique Pineda es egresado de la carrera de sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana de México; participa de la agrupación jóvenes en resistencia alternativa, organización adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona e integrante de la Otra Campaña. cebrion1@yahoo.com

Notas

1 El cambio de etapa es analizado desde distintas perspectivas teóricas: desde las fases B de los ciclos de Kondratief, hasta las versiones del posmodernismo, o posfordismo. Sin entrar en una caracterización de la fase de acumulación, es contundente el reordenamiento productivo y las implicaciones de ello en el tejido social.

2 Desde dos ópticas diferentes (como el trabajo a través de sistemas mundo propuestas por Immanuel Wallerstein, y visiones del marxismo crítico como el de John Holloway), se llega a conclusiones similares en el balance de la etapa del Estado de Bienestar y los populismos, en especial sobre su carácter opresivo y como modelo de dominación.

3 Esta forma estatal es, por una parte, la expresión efectiva de la dominación y la hegemonía de las clases dominantes. Y, por otro lado, se ve obligada a permitir la expresión de los intereses y los objetivos políticos de las clases subordinadas. En razón del compromiso, las clases dominantes deben aceptar la organización política de los trabajadores y aceptar incluso la posibilidad de que los trabajadores puedan acceder al gobierno. (Gómez Lestón Juan Carlos: 2005: 183)

4 Negritas nuestras.

5 Dando lugar, por ejemplo en Argentina, a la “resistencia peronista” a mediados de la década del 50’ y a las combativas coordinadoras interfabriles en los setenta, o la llamada “insurgencia sindical” mexicana en esa misma década.

6 Puede revisarse para esto los trabajos de John Holloway “Se abre el abismo. Surgimiento y caída del keynesianismo” y de Raúl Zibechi “Los cambios en la protesta social”.

7 Según cifras del Banco Mundial (BM), el 57 % de todo el trabajo urbano en Latinoamérica es informal, y esta modalidad aumenta de manera “sorprendente y preocupante”. En: http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=148641

8 Como plantea Paolo Virno: “El trabajo ya no actúa como potente sucedáneo de un tejido ético objetivo, no hace las veces de las formas tradicionales de eticidad, vaciadas y disueltas desde hace tiempo. Los procesos de formación y de socialización de los individuos se despliegan fuera del ciclo productivo, en contacto directo con la extrema labilidad de cualquier orden”.En:Virno, Paolo, Virtuosismo y revolución, Ed. Traficantes de sueños, Madrid, 2003.

9 En sus palabras: “La ‘vida líquida’ y la ‘modernidad líquida’ están estrechamente ligadas. La primera es la clase de vida que tendemos a vivir en una sociedad moderna líquida. La sociedad ‘moderna líquida’ es aquella en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en unas rutinas determinadas. La liquidez de la vida y la de la sociedad se alimentan y se refuerzan mutuamente. La vida líquida, como la sociedad moderna líquida, no pueden mantener su forma ni su rumbo durante mucho tiempo.” (...) “En resumidas cuentas, la vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante.” Bauman, Zygmunt, Vida líquida, Ed. Piados, Buenos Aires, 2006.

10 La fragmentación y crisis de las clases políticas han venido precedidas de enormes procesos de pauperización, crisis económica y desempleo; al menos en los casos de Argentina, la Venezuela pre Chavista, Ecuador y Bolivia, donde los efectos generalizados de colapso económico terminaron de minar las bases de la ya débil institucionalidad estatal.

11 Como el PT de Brasil, que “...llegó a corromper a diputados de derechas para que votaran leyes de derechas.” Ramonet, Ignacio: “Brasil, El estropicio”, en Le Monde Diplomatique, ed. Cono Sur, Octubre 2005, pp. 40; o bien los conocidos “videoescándalos” mexicanos, donde cercanos colaboradores del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador fueron grabados recibiendo dinero ilegal para campañas y fines partidarios durante 2004.

12 Entendemos la Revolución (con mayúsculas), como el “asalto al Estado”, a través de un gran acontecimiento, dirigido por una vanguardia. A diferencia de la revolución (con minúsculas) que “...será, primordialmente, una revolución que resulte de la lucha en variados frentes sociales, con muchos métodos, bajo diferentes formas sociales, con grados diversos de compromiso y participación.” , según las palabras del Subcomandante Marcos. En EZLN, Documentos y comunicados-2, ERA, México, 1996.

13 Esto, llevado a su mayor manifestación, nos arroja como ejemplos las revueltas que derribaron presidentes constitucionalmente elegidos. Bolivia 2003 y 2005; Argentina 2001; Ecuador, 2000 y 2005.

14 Para ello puede ampliarse la discusión sobre la democracia y su vaciamiento o trastocamiento en ritual procedimental en “Las razones de la democracia en América Latina”, de Marcos Roitman Rosenmann.

15 En: http://www.newleftreview.org/?getpdf=NLR25202&pdflang=es

16 Ver, para el caso argentino, entre muchos otros, los cuadros comparativos de Labaqui, Ignacio, Las campañas sin partidos y sus implicancias para la democracia, en: http://www.managementpolitico.com.ar/4toseminario/contenidos/ignacio_labaqui.doc, de Cotarelo, María Celia, Abstención electoral y voto en blanco en Argentina desde 1991, en: www.pimsa.secyt.gov.ar/publicaciones/C5.pdf, o el link http://www.colectivonph.com.ar/elecciones2007.html, del Colectivo Nuevo Proyecto Histórico. En las elecciones del estado de Oaxaca en México, en el reciente proceso electoral de renovación del Congreso local, el abstencionismo alcanzó el 77.10%. Diario La Jornada, edición del 6 de agosto de 2007.

17 Había sido Gobernador, por dos períodos consecutivos, de Santa Cruz, una provincia patagónica con alrededor de 200.000 habitantes.

18 También producto de esta ruptura, la “revolución bolivariana” encabezada por Hugo Chávez, y el Movimiento al Socialismo (MAS), en Bolivia, son procesos que atraviesan estos puntos. La Asamblea Constituyente en el país andino, y la formación del Partido Único en Venezuela, relanzan enriquecedores y apasionantes debates abiertos. Discusiones que hacen eje la democracia popular contra la institucionalización de la/s rebelión/es. Para el primero caso, recomendamos la lectura de los textos (militantes) de Roland Denis; para el segundo, los análisis de Raquel Gutierrez Aguilar.

19 Un ejemplo obligado es el Partido Justicialista, de Argentina, que muestra por un lado una fuerte fragmentación, y, por otro, incapacidad para movilizar sectores sociales, por fuera de su estructura clientelar.

20 Como por ejemplo en Ecuador, durante la caída del presidente Lucio Gutiérrez, en abril de 2005, o en Europa, durante las multitudinarias protestas por el No a la Guerra de Irak.

21 Un taxista, en Buenos Aires, apelaba a la siguiente metáfora para ilustrar esto: “Si vos llamás al perro y cuando viene le pegas, y así una y otra vez, a la cuarta ya no te va a hacer caso”.

22 Como la etapa que se vive en Argentina desde fines de 2002. Consideramos que, si bien el régimen político ha dado muestras de una recomposición relativa, innumerables elementos (la favorable pero excepcional coyuntura económica, la falta de credibilidad que se mantiene respecto a la clase dirigente –exceptuando al presidente Kirchner- y algunos enumerados más arriba que no vale la pena reiterar, como la crisis profunda de la representación) nos permiten inclinarnos a pensar que se trata de reflujos transitorios, y que vienen tiempos de nuevos coletazos de este proceso de incertidumbre y de riqueza para la lucha del pueblo por su autodeterminación.

23 El autor se refiere al “...emergente de las luchas populares que se desarrollaron en Argentina desde fines de la década de 1990...”. Nos tomamos el atrevimiento de trasladar su definición a innumerables espacios latinoamericanos con universos similares. Mazzeo, Miguel, El sueño de la cosa (Introducción al poder popular, Ed. El Colectivo, Buenos Aires, 2007.

24 En Holloway, John, Contra y más allá del capital, Ed. Herramienta, 2006.

25 Sobre estas nuevas características hay una extensa bibliografía: mencionemos al menos el trabajo de CLACSO: “Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de América Latina”, o los trabajos de Guillermo Almeyra, Maristella Svampa, Raúl Zibechi, Luis Hernández, entre muchos otros.

26 Una interesante y esclarecedora anécdota cuenta que, en medio de reuniones con miembros del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Lanús, en el sur del conurbano bonaerense, Manolo Quindimil, intendente justicialista de ese distrito, alertó: “Por favor, muchachos, estoy viejo, me van a marear, me van a matar del corazón ¿Por qué no eligen a un representante fijo y se dejan de embromar?. Todo seria más fácil, ¿no les parece?”. Hernán López Echagüe, Disparen contra la Aníbal Verón, http://www.lainsignia.org/2002/julio/ibe_009.htm

27 “Por ilusión estatal quiero decir el paradigma que ha dominado el pensamiento de izquierda por más de un siglo. La ilusión estatal coloca al Estado en el centro del concepto de cambio radical”. Holloway, John, El zapatismo y las ciencias sociales en América Latina, http://www.ezln.org/revistachiapas/No10/ch10holloway.html

28 “Las cacerolas salieron de nuevo a la luz”, Diario Página 12, edición del 27 de marzo de 2007, http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-82393-2007-03-27.html

29 Desde el movimiento estudiantil 1999-2000 universitario en la Universidad Autónoma de México, hasta el movimiento secundario de los pingüinos en Chile en 2006.

30 Wallerstein, Immanuel, 1998, http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/unesco/waller.rtf

31 Preferimos este último concepto, el de luchas figurativas, más allá de las limitaciones que implica construirlas en el marco del sistema capitalista. Al decir de John Holloway “... considerar como punto de referencia directo e inmediato no ya la toma del poder del Estado ni la organización de un movimiento, sino más bien la creación de relaciones sociales que se proyecten en contra-y-más-allá del capitalismo, las relaciones por las que estamos luchando: el comunismo, en otras palabras. Esta cuestión es, a menudo, considerada en términos de lucha prefigurativa, pero sería mejor considerarla directamente figurativa: no como un pre-algo, sino como la creación inmediata de una sociedad alternativa.” Holloway, John, Contra y más allá del capital, Herramienta, Buenos Aires, 2006.

32 “Un partido que no se calla y enfrenta los atropellos”, rezaba un cartel electoral de una organización de izquierda (Argentina), en las últimas elecciones de la Ciudad de Buenos Aires. Creemos que la primera parte de esta afirmación ilustra bien la posición opuesta, la del monólogo.

33 En este trabajo no hacemos hincapié en ellas, por cuestiones que superan ampliamente los objetivos y el espacio del mismo; pero creemos que se encuentran en proceso de reflexión, en muchos casos, dentro de las propias experiencias de resistencia. Y todo parece indicar que gran parte de los criterios (explicitados o no) que se describen líneas arriba, son reafirmados cotidianamente en la práctica, y que, más bien, siguen profundizándose.

34 La otra campaña zapatista se constituyó inicialmente a través de un enorme recorrido nacional del Subcomandante insurgente Marcos, durante 2006. A pesar de pasar prácticamente inadvertido por los grandes medios de comunicación, la Otra Campaña logró aglutinar en más de 200 asambleas, reuniones y mítines, a poco más de 300,000 personas y está integrada por más de 1000 organizaciones y colectivos en todo el país.

35 Puede revisarse sobre esto a: Aguirre Rojas, Carlos: “Ir a contracorriente: el sentido de la Otra Campaña”, en Revista Contrahistorias Número 6, Agosto de 2006.

36 Es un acontecimiento sin precedentes que la Otra Campaña esté aglutinando en un mismo proceso a campesinos sin tierra, trabajadoras sexuales organizadas, trabajadoras precarias –maquiladoras-, punks, homosexuales y lesbianas, numerosas organizaciones de pueblos indígenas o estudiantes universitarios, colectivos culturales y académicos.

37 Los fuertes debates entre la izquierda partidaria y los aportes alternativos de La Otra campaña pueden revisarse en: Villoro, Luis (coordinador), Las Dos Campañas, Ed. Fundación Heberto Castillo Martínez, México, 2006.

38 Algunas de estas referencias conceptuales pueden revisarse en el trabajo de Máximo Modonesi: “Pensar la Sexta…ser de izquierda…ser anticapitalista”. En revista Bajo el Volcán, Número 10.

39 A pesar de sus enormes limitaciones, la otra campaña está logrando aglutinar a una extensa red de movimientos, organizaciones, colectivos, luchas y procesos de resistencia. Para ello, es posible ver Pineda, Enrique, La Otra cara de la Luna, en: http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=14979

40 Puede revisarse este tema en: González Casanova, Pablo. Las razones del zapatismo y la Otra Campaña. En OSAL, Número 291, Enero-abril de 2006.

41 Pineda, Enrique, La otra cara de la luna: a un año de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. En: http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=14979

42 Aquí recobra vigencia el “... sentido fuerte del primer considerando de los Estatutos provisionales (escritos por Marx al ser fundada la Primera Internacional en 1864 y que fueron la base de los estatutos Generales de la Asociación Internacional de Trabajadores de 1871): ‘La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos’, [que] no toleraba representación”. Mazzeo, Miguel, El sueño de una cosa, El Colectivo, Buenos Aires, 2007.

43 Invita también, a través de la zezta internacional, a articular con agrupaciones e individuos de todo el mundo a través de los periódicos “encuentros intergalácticos”.

44 Tischler Sergio, Valor de Uso y política. Notas teóricas en torno a la Otra Campaña Zapatista. En Revista Bajo el Volcán, Número 10, 2006.


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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.