23 mar 2008

La cumbre Tajín, ¿cuál identidad indígena?

Gaston Pardo

Una vez más, en 2008 y alrededor del 21 de marzo se desarrolla todos los años en el municipio veracruzano de Papantla el show comercial Cumbre Tajín, Festival de la Identidad, que es promovido por el gobierno veracruzano y el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, para la supuesta difusión de la cultura totonaca, y la hipotética captación de recursos durante para la etnia 5 días al año que enlazan con la pascua judía.


¿CUÁL PROMOCIÓN DE LA CULTURA?.- En esos días se ponen a la venta los
frutos de las tradiciones: las artesanías y curiosidades como mercancías pero ya no son parte de la cultura indígena en la vida cotidiana: son recuerdos del pasado. El esoterismo llegado de quién sabe donde no se queda atrás con la supuesta carga de energía que reciben los visitantes de las pirámides, una práctica que ha sido atacada duramente por los científicos. Otros acuden con su caja de huevos podridos a vender "limpias", que se demuestran como exitosas con el estado de descomposición de los huevos, una descomposición que comenzó desde mucho antes de que la "limpia" se aplicase.

Para los organizadores del gobierno estatal estas estupideces son la promoción de la cultura. Al indígena no se le permite evolucionar ni se le toma en cuenta como persona: ha quedado estereotipado en el eco del recuerdo.

Por su parte, las ciencias arqueológica y antopológica han quedado sepultadas bajo este gran mercado, pues la investigación en la zona arqueológica apenas abarca un 10 por ciento de lo que hay en sus mil 221 hectáreas, aseguran los custodios del Instituto nacional de antropología e historia. El parque "temático", construido ilegalmente sobre los terrenos que la ley considera dentro de la zona arqueológica, es un centro de reunión, fiestas y reventones donde acude el sector privado, las instituciones de gobierno y la iglesia católica depredadora del pasado. Es, pues, un centro del poder. Los espectáculos que ahí se organizan durante la "Cumbre Tajín" son acontecimientos a la altura de las necesidades de Televisa, puestos en escena con el pretexto de la interculturalidad, donde corren la droga, el alcohol y la prostitución. el gobierno municipal del PRI sigue fomentando el vicio como preparativo a la transformación de Papantla como pueblo mágico, que no es otra cosa que un pueblo turístico.

¿Cuál beneficio deja todo eso a la cultura totonaca? Y a contrario sensu, ¿qué beneficio deja a la cultura totonaca todo esto?... Se recibe mucho, mucho dinero, pero la cultura totonaca o sus actores, nada reciben. Ellos son simplemente la excusa para el enriquecimiento de unos cuantos y sus diversos negocios. Y lejos de la diversidad cultural, se impone una sola cultura, la cultura del consumo capitalista, al mejor postor. Por ello, los artistas de gran talla como Pablo Milanés han rechazado participar en estas orgías culturales donde se violan la cultura totonaca y los derechos humanos.


¿CUÁL DERRAMA ECONÓMICA?.- "Cumbre Tajín" tampoco propicia la "derrama económica", pues es una gran presa precisamente porque acopia las ganancias para unos cuantos. No fomenta el turismo porque la gente de todas maneras acude a la región totonaca en esas fechas; más bien, acapara los dividendos. Los vendedores de artesanías y sombreros no son desde luego los principales beneficiarios. Son los grandes concesionarios y proveedores de bienes y servicios, cuyas ganancias las asegura el presupuesto público, libres de riesgo; lo mismo el sector turístico, en gran parte trasnacional, que también retiene la derrama en hoteles, restaurantes, líneas de transporte, agencias de viaje, cerveza, agua y sodas.


Por el contrario, el indígena es explotado si bien le va en dichos negocios, dejando su dignidad en ese gran circo que es la "Cumbre Tajín", ese gran escaparate de curiosidades. ¿Y la gente? La gente vive cada vez más en la pobreza, sin los más elementales derechos humanos. No tiene tierra, y si tiene, sus productos no se venden; no hay empleo; aumenta la migración del campo y la ciudad; muchas familias desamparadas, desintegradas; crece la deserción escolar; no se tiene vivienda propia, hay hacinamiento de familias; aumentan la
desnutrición y las enfermedades; no hay clínicas suficientes ni medicinas; los costos de transporte suben; las carreteras un desastre. Mientras, la riqueza se acumula en los bolsillos de grandes empresarios y en los sueldos de altos funcionarios. Y para amarrar este drama social, viene la perversión de la población que echa mano de todo tipo de corrupciones para sobrevivir.

Rechazamos esta comercialización de la cultura, este Festival de la Identidad Capitalista, de la droga y la cerveza, festival del rico empresario, dicen los organismos no gubernamentales de defensa de los derechos humanos. Alto a la privatización de las zonas arqueológicas, de la cultura y de la historia.


EL PUEBLO IGNORADO DEL TAJÍN

Livía Díaz, de Poza Rica informa de que "Los primeros turistas en llegar en llegar proceden de Puebla, para poner a disposición de compradores el Domingo de Ramos sus complicadas artesanías que pesan lo que el viento. Se colocan los expendios en torno a las iglesias y más tarde se van despñazando del centro urbano de Papantla al Tajín, que ahora, como hace ya siete años, está lleno de gente y oportunidades para vender las mercancías que elaboraron en varios meses. Manos trabajadoras de la cestería, transforman tiras de paja, yerbas, palmas, plástico en bolsas, juguetes, recipientes para tortillas de maíz y costura, adornos, tapetes y petates".

Meses atrás comenzó también la elaboración de ropa en manta de algodón, sobre todo blanca. Muchos la han traído incluso de Oaxaca en donde la suelen vender al mayoreo; otros bajan de Cuetzalan, Sierra de Puebla, y otros tienen piezas creadas por manos de Guatemala, Bolivia y Perú. Los distribuidores traen ropa de Guadalajara con otros diseños, pero entre todos, se distingue por precios y trabajos, los de cada cultura indígena.

Aún es posible apreciar, aunque se trate de un tapete de lana con una reproducción de un cuadro de Picasso, que aquel trabajo fue elaborado por manos oaxaqueñas; y que un palo de lluvia de Brasil fue confeccionado por pobladores de los siete pueblos del Tajín.

Perteneciente al municipio de Papantla, el Tajín es área protegida en donde está la zona arqueológica llamada por los promotores turísticos la "Ciudad Sagrada", pero mucho de mito hay entre la verdad y la realidad, porque como otras tantas, fue "rescatada" del abandono para "mostrarla al mundo." Esta unidad o conjunto en donde ahora, los pobladores originarios son empleados de los que ahí tienen sus negocios, trabajan en la tierra en todas las actividades productivas, desde la producción de alimentos, hasta servicios, en tanto de cerca, policías y soldados también papantecos, resguardan su seguridad.

A distancia prudente de la civilización, Papantla el centro urbano totonaca, ha sido globalizado a ultranza, y aunque son muchos los que no hablan el castellano, ya aprendieron a decir 'cuesta tanto' en inglés. Además, la modernidad ha prostituido a muchos que danzaban y cantaban como una obligación moral, religiosa o el placer propio de la danza, y ahora cobran por hacerlo y se tasan muy caro. Y quien antes subía a los rezos y danzas de difuntos y bautizos, bodas y otras celebraciones, ahora ya no lo hace porque el concepto de su aportación artística ha cambiado con este encuentro. El valor tiene ahora otro
valor.

Entre los propios pobladores hay diferencias. Los que siguen la tradición y los que no. La marcada costumbre ha sido desarraigada, primero por la iglesia, y diversidad de iglesias, y luego por la necesidad, principalmente de la comunidad, de la que ahora salen las mujeres a vender como tineras, a servir como empleadas, y a laborar como albañiles.

El Tajín es una suerte de polo de desarrollo regional, que dura sólo unos días para la mayoría, pero hay una minoría constantemente empleada en la artesanía, el comercio informal, la preparación de alimentos, la renta de sus hogares y tierras para campamentos, estacionamientos, vendimia de comida, cervezas y otros negocios.

Otros indios de diversas partes de México que ese día conviven con la etnia totonaca, van de prisa con sus botines o huaraches y calzón blanco para ingresar al "parque Temático" Takil Sukut con su gafete al cuello, porque algunos son danzantes, cantantes, curanderos, o tienen otras labores asignadas. Así que a manera de ejemplo, puedes ver a los integrantes de la Banda de Música Papantla dando clases de danza en los talleres de zapateado, artesanías manuales, y sanación, quienes por cierto ahora piden dinero por la entrevista y las fotos.

Entre todos estos negocios destaca el originario sabor local vertido en el adobo de los pollos asados, los tamales de masa colada, el enorme tamal llamado zacahuil, el atole rosa con horchata propio de Papantla, las enchiladas rojas, verdes, de mole, ajonjolí y pipián; los cocos, la vainilla, los licores de frutas, y las frutas fermentadas.

En el cielo también hay arte. los cometas de Zozocolco se elevan con deseos por encima de todos, y como hace milenios por todo Mesoamérica, a 30 metros de altura, los danzantes que al ritmo de la flauta y el tambor en el son del perdón, o de la calle, giran en torno al palo, atrapando al viento y asombrando a propios y extraños.

Nunca se estará demasiado acostumbrada, o acostumbrado a las danzas de estos pueblos Totonacos, y así han sido arraigadas aquí también otras danzas como las de San Miguel Arcángel, Negritos, Guaguas, y el adoptado Huapango, al que en la fiesta suman el Son de madera, Fandanguito, Jarabe, Siquisirí, Petenera, y Sacamandú.


Todo el resto del año en ese mismo lugar, practican y aprenden nuevas técnicas las Parteras y Médicos Tradicionales; hacen limpias los curanderos y sanadoras; y a un grupo de niños, adolescentes y adultos enseñan artistas a recuperar tradiciones, así acuden a aprender y hacer artesanías, instalaciones, y crear a partir de barro, palma, hilo, bordado, danza, música, literatura; hay congresos desde educativos hasta ecuménicos; hay otras ferias, otras fiestas, convenciones y hasta programas de radio.

Pero es la "Cumbre", el eje en cuyo rededor circula la vida cotidiana de los municipios veracruzanos desde la costa Esmeralda hasta la sierra Huasteca que comienza en Tuxpam y termina en Minatitlán. Por algunos días, el Tajín, lugar en el que como muchos totonacas dicen en forma sarcástica, "no se paraban ni las moscas" es "esa ciudad Sagrada", abandonada hace más de mil años, que se abarrota de gente vestida de blanco que llega el día 21 al "equinoccio" a "cargar energías", y a realizar bodas, bautizos y otras ceremonias, algunas no
muy santas.

Es vestigio de una civilización que por oleadas y al paso de centurias, décadas y años sigue entre los cerros, donde una mayoría pasa la vida en condiciones miserables; depende de la siembra de temporal, y se fue a
vivir en cuevas, por falta de vivienda, tierra, recursos y alimentos… Pueblos que no han sido desarraigados, siguen como en la época de la revolución, y no por un afán pintoresco. La mayor parte deposita sus sueños en la creación de esa fiesta para la canasta básica, y en que los retraten quienes saben que se requieren puentes y caminos para la introducción de transporte, hospitales, escuelas, agua potable y luz.


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Trabajador, no más sufrir, la explotación ha de sucumbir, levántate, pueblo leal, a ritmo de revolución social.