15 abr 2008

Del “Secuestro” del Congreso a la Expropiación de la Nación

Machetearte

Alfredo Velarde

No se necesita ser perredista , ni integrante del Frente Amplio Progresista (FAP), ni obradorista o nacionalista sin más, para comprender con plena certeza lo que se dirime con la antipopular y reaccionaria, completamente inconveniente y radicalmente contraproducente iniciativa que el faccioso ejecutivo federal impuesto presentó en contra de los intereses del país, para validar lo que ellos denominan una “simple apertura” , pero que en el fondo y por la vía de los hechos implica, descaradamente, una explícita privatización , al menos parcial , bajo un esquema mixto que concibió inicialmente, de la más importante empresa paraestatal que le queda a la nación y de la cual depende el 40% del presupuesto federal de los egresos del presupuesto federal en México: PEMEX .

En efecto, los resortes causales que determinaron que la semana que pasó, terminara con la toma de la tribuna del Congreso de la Unión , pese a su estridente y unilateral reporte en los medios masivos de (in) comunicación, es apenas una muy tímida y hasta timorata respuesta ante la inaudita gravedad de lo que el conservador gobierno de ultraderecha calderonista pretende perpetrar. Pocos parecen reparar en el hecho y menos aún, los que están dispuestos a movilizarse en forma verdaderamente radical, para defender con eficacia la potestad incluso consignada constitucionalmente sobre los recursos energéticos ante el cinismo y la vesania gobiernista.

Mientras para los medios electrónicos y escritos (en abierta complicidad con las más retardatarias posturas del gobierno federal, el Partido Acción Nacional y sus aliados manliofabistas del PRI ) , la toma de la tribuna en la Cámara de Diputados implica “romper el orden legal” y con histeria es tildada la minimalista medida como un “secuestro violento” del Congreso, la realidad es que la respuesta combinada de las bancadas que componen el FAP (exceptuando el oportunismo más vergonzoso de la corriente chuchista , mal llamada “Nueva Izquierda” ) en las Cámaras de Diputados y de Senadores, junto a la movilización de las brigadas de las adelas andresmanuelistas en la calle, se antoja, además de improvisada , plenamente insuficiente y sumamente moderada ante la conservadora catadura de la medida calderonista que todos debemos combatir, sin necesariamente confundirse con ellos.

Es de de notar, por eso, en ése mismo orden de ideas, que quienes hablan ridículamente rasgándose las vestiduras del “secuestro del Congreso”, silencian la verdadera gravedad que entraña, por otro lado, la expropiación de los bienes nacionales que, si antes y desde la expropiación petrolera de 1938 su gestión bajo tutela estatal dejó mucho qué desear (hay que reconocerlo), en medio de corruptelas infinitas a favor del priato , ahora, de forma gradual pero sostenida, el jalón privatizador amenaza con iniciar una injustificable transferencia de la propiedad estatal de los recursos energéticos del país, a favor de empresas extranjeras privadas que ningún compromiso de fondo que no sea el de sus jugosas ganancias particulares detentan con respecto a los intereses nacionales, y, mucho menos, con los de los trabajadores asalariados del campo y la ciudad, a los que ahora se les exigirá una carga tributaria todavía mayor , para resarcir lo que PEMEX , al menos parcialmente, ya no estará en condiciones de ofrecer, pues tendrá que repartirse la renta petrolera , con los más egoístas intereses privados. ¡Y es eso lo que defiende el gobierno, sus aliados y los medios electrónicos y escritos en el colmo del entreguismo y de la sin razón neoliberal!

Lo más grave de todo, a propósito de la candente coyuntura política que inaugura la intentona privatizadora de facto del gobierno federal, es que la contenida respuesta inicial en los más grandes agregados de los opositores a la iniciativa, en el mejor de los casos, exhibe la confrontación entre dos vertientes de la concepción gestionaria capitalista sobre los recursos energéticos, pero dudosamente la alternativa real entre los monetaristas neoliberales que pretenden convencer a la opinión pública con fundamente en sus mentiras de pacotilla, y los adictos acríticos del estatismo gestionario estatal que ha sido, sobre todo durante la etapa neoliberal que involucra a los gobiernos que, desde De la Madrid , pasando por Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y ahora Felipe Calderón , un modelo de corrupción que explica por qué, la paraestatal petrolera, prácticamente fue quebrada desde dentro para iniciar, a posteriori , su remate primero parcial, pero que si pasa esta primera etapa en que nos encontramos, bien podría concluirse después de forma todavía más descarnada. Por lo tanto, nos parece, ¿de que sirve denunciar al neoliberalismo que privatiza los bienes nacionales, si se silencia al capitalismo que lo ocasiona? Nunca como ahora, parece más clara la necesidad social, civil y popular de los mexicanos y trabajadores conscientes por desmarcarse de ambas visiones, en la medida en que, ninguno de los dos esquemas que contienden para detentar la facultad para decidir el curso actual y futuro de nuestros recursos energéticos, resuelve el uso público, responsable y alternativo, a favor del perceptible interés nacional que parece no importarle a ninguno de los integrantes de la oficiosa clase política mexicana.

Si algo corrobora la naturaleza impertinentemente indefendible de la manipuladora iniciativa privatizadora del régimen, fue la noticia que ya consignó, antes inclusive de la iniciativa del gobierno federal, que PEMEX ha cedido ya contratos completamente irregulares para la explotación de los yacimientos en aguas profundas. Se trata de una concesión firmada desde 2007 y que iniciará sus operaciones en 2010. Pero ése formato no considera una posible y eventualmente nada descartable radicalización general de los medios de la lucha, justo cuando la expropiación de la nación avanza al parecer de manera imparable.
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-