15 abr 2008

Destrucción del Tianguis Cultural en Coyoacán

Machetearte

Por Roberto Ramos Trujillo.

Desde el domingo 30 de marzo los jardines públicos Hidalgo y Centenario en el centro de Coyoacán sufrieron el despojo de su aspecto tradicional pues por un arrebato de índole burocrático le cercenaron su sábado y su domingo de vívido tianguis cultural y ahora en cambio se le ofrece al paseante y al turista el escenario lúgubre de un par de plazuelas que hubiesen sido sometidas al embate inmisericorde de un bombardeo aéreo.

Vista desde cualquier ángulo esta circunstancia de desastre urbano ostenta todas las ínfulas y las sutilezas de una obra amalgamada sin rubor por un reverendo orate.

Para impedir el libre tránsito de visitantes dominicales por los pasillos de los jardines, sentarse a platicar o pensar en sus fuentes o disfrutar de la sombra de su kiosco, las autoridades de la delegación cercaron con una reja de alambre las dos manzanas más concurridas y además arrancaron tiras de adoquín en perfecto estado como para dar la impresión de que están ejecutando obras (su coartada es la de restañar las entrañas de drenaje). Es claro que se trata de una determinación simétricamente opuesta a la más elemental inteligencia y sensibilidad, pues con ello los autores consiguieron reventar el núcleo de una intensa actividad cultural y comercial. La medida además ostenta la mueca estólida de quien ha logrado descalabrar las expectativas de vida de más de 500 familias, muchas de ellas sostenidas por mujeres solas con hijos pequeños o también por mujeres de edad avanzada.

Resulta un desafío casi insalvable para el más elemental ejercicio del raciocinio asimilar la idea de que el delegado de Coyoacán sea hijo de uno de los más celebres luchadores sociales que ha existido en nuestro país, protagonista de gestas memorables a favor de la decencia y la democracia: Heberto Castillo.

Desde el 30 de marzo las mujeres y hombres artesanos, y comerciantes, permanecen en un plantón en aras de la defensa de su forma de ganarse la vida, un ámbito cultivado a lo largo de más de 17 años de trabajo sin tregua, a la intemperie, con un derroche de ingenio para producir el fecundo caudal de gente enamorada del tianguis; además sorteando toda suerte de dificultades y estulticias que arrastran consigo el flagelo de las migraciones burocráticas. Con su labor, con su esfuerzo denodado y su talento el Tianguis le imprimió al centro de Coyoacán un cariz cultural auténtico, irrepetible, lo convirtieron en punto de referencia de visitantes locales y extranjeros. En buena medida los artesanos lograron anegar el jardín de rostros, expresiones y una intensidad humana de enorme cuantía.

Ahora de un lado de la cerca se encuentran en resistencia pacífica mujeres y hombres multiplicándose en expresiones inteligibles, racionales, esgrimiendo en el aire racimos de argumentos, (flores de la lógica dilaceradas por la estolidez de los burócratas) hablando directamente con la ciudadanía, recibiendo muestras de solidaridad de numerosos vecinos (sólo una minoría adinerada los hostiliza). Del otro lado de la cerca se puede apreciar la elocuente postura de la delegación: la haraganería, el vacío y la tozudez.
--------------------------------------------
Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-