23 abr 2008

El Halcón Álvaro Uribe y sus Aliados Mexicanos

Machetearte

Alfredo Velarde

Ya en Machetearte (número 1323, del 11 y 12 de marzo de 2008), nos habíamos ocupado del siniestro papel que al interior de la geopolítica latinoamericana ha venido cumpliendo de manera obediente y como sumiso vasallo de los intereses norteamericanos en el área, el actual narcopresidente colombiano , Álvaro Uribe . Habían acontecido ya los dramáticos acontecimientos en que cuatro jóvenes mexicanos universitarios habían perdido la vida y dejado gravemente herida a la estudiante de teatro, Lucía Moret , en el paraje de Sucumbíos , territorio del Ecuador , cercano a la frontera con Colombia y donde efectivos castrenses del ejército federal colombiano, violando la soberanía territorial ecuatoriana penetraron en su territorio y, al margen de toda convención internacional, asesinaron a mansalva a decenas de integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Entre ellos, se encontraban los jóvenes mexicanos universitarios victimados arteramente, pese a que no hacían filas en el grupo revolucionario, pero que estaban ahí, por razones asociadas a investigaciones académicas sobre los movimientos revolucionarios en América Latina que realizaban. Con el pasar de los días, terminó por desmaterializarse la oficiosa versión de que “se había tratado de un enfrentamiento de fuego cruzado”. Hoy, lo sabemos bien, nada parecido a un enfrentamiento, fue lo que ahí ocurrió. Se trató, aclaradas muchas de las cosas sobre el brutal acontecimiento, de labores de inteligencia contrainsurgente norteamericana y que habían logrado ubicar, gracias a una operación de espionaje vía satélite , la presencia del número dos de las FARC, Raúl Reyes (ultimado también ahí y causa primordial de la ilegítima e ilegal operación), turnando la información a la oficialidad castrense colombiana que decidió en caliente e ipso facto el operativo, dando lugar a una crisis diplomática internacional en medio de la lógica repulsa general al irresponsable presidente colombiano.

Lo descrito aquí, ha dado lugar a muchos análisis de diverso talante en la prensa nacional e internacional, traduciéndose en un complejo debate de posiciones que, empero, en ningún caso exonera la bestialidad criminal de quien ostenta con vesania el cargo de presidente en la república colombiana: el narcopresidente Álvaro Uribe . Pero a la controversia por el incalificable acontecimiento lindante en el genocidio, ordenado por los Estados Unidos y acatado con entusiasmo por el sátrapa Uribe, la semana que pasó agregó la “visita” non grata que el mal llamado “mandatario” colombiano efectuó a México, para utilizar ofensivamente sus tribunas. Y lo hizo, no para disculparse, tampoco para pedir perdón, ni mucho menos para tratar, al menos, de explicar desde su óptica lo que en Sucumbíos ocurrió. Por el contrario, se trató del mismo talante camorrista auto exculpatorio, en presencia de altos funcionarios mexicanos incluyendo a Felipe Calderón , que prácticamente avalaron y cobijaron , para escándalo nacional, las demagógicas declaraciones del asesino serial , sus inadmisibles mentiras convenencieras y las falsas acusaciones en contra de los jóvenes mexicanos asesinados a mansalva, quienes para Uribe eran (y la joven Lucía Moret se infiere que es ) “narcotraficantes, asesinos, secuestradores y terroristas”. Las gravísimas acusaciones uribistas en suelo mexicano y en presencia de la encarnación misma de su poder político impuesto, de quien fuera el político favorito del capo mayor Pablo Escobar , uno de Los jinetes de la cocaína principales en la historia que encumbró en el poder al Uribe egresado de Harvard y converso en paramilitar contrainsurgente al servicio de la oligarquía y los intereses imperialistas , según fuera consignado en su libro nunca desmentido por el periodista Fabio Castillo desde 1987, ofende la memoria no sólo de los padres, familiares, amigos y compañeros universitarios de los jóvenes asesinados, sino también de todos los mexicanos críticos, por la vergonzosa conducta convalidadora de Felipe Calderón y la antidiplomática canciller Patricia Espinosa , sobre lo dicho por esa hez de la política que se llama Álvaro Uribe que ha contribuido centralmente al baño de sangre que ha vivido Colombia desde su mandato y que lo ubica como parte del problema y nunca de la solución a la virtual guerra civil en ése país hermano.

Lo que exhibió el ominoso silencio de Calderón y Espinosa , según lo consignado por nosotros aquí en Machetearte 1323 , es que en la desgarrada geopolítica latinoamericana, Felipe Calderón está fungiendo como uno de los principales aliados de lo peor que Uribe representa al servicio de los mismos intereses norteamericanos a los que Calderón sirve para tramitar la política privatizadora del petróleo que ahora mismo se discute en México, tras la fallida pretensión por imponer, vía fast track, su impopular iniciativa. Y para quienes duden en el fundado señalamiento que aquí esgrimimos como acta de acusación en regla contra Uribe y Calderón, en tanto cómplices de una política contraria a los intereses de los países que ambos gobiernan a espaldas de la voluntad popular de sus respectivas naciones, revísense las participaciones que sus personeros representantes tuvieron, en calidad de delegados, en una suerte de virtual Cumbre del Neofascismo Iberoamericano en Rosario, Argentina, bajo el dudoso lema académico de “Seminario de la Fundación Internacional para la Libertad ” . En el sínodo de la reacción ultraderechista que se dio cita en Argentina, además de Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti (Uruguay), Jorge Quiroga (Bolivia), Osvaldo Hurtado (Ecuador) y Francisco Flores (El Salvador), la derecha mexicana se vio representada ahí –no cabe duda que vergonzosamente- por Enrique Krauze , Jorge Castañeda y Vicente Fox , no sin el patrocino y complacencia del PP aznarista español. Sin duda, “Dios los crea y ellos se juntan”.
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-