4 abr 2008

La vía armada no es la única posible para la transformación social; existe también la pacífica y sería erróneo descartar una u otra, considera

Desde la cárcel habla el fundador del ERPI, Jacobo Silva

Alejandro Jiménez
El Universal

Viernes 04 de abril de 2008

La vía armada no es la única posible para la transformación social; existe también la pacífica y sería erróneo descartar una u otra, considera Jacobo Silva Nogales, el comandante Arturo del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), quien desde el penal de máxima seguridad del Altiplano revela que quiso ser guerrillero desde que tenía 16 años de edad.

“La guerrilla no es fácil de hallar”, afirma este hombre nacido en en Miahuatlán, Oaxaca, en 1958, y lamenta no haber crecido donde hubiera posibilidades inmediatas de conocer a los combatientes. A falta de ellos, participó en la Juventud Popular Socialista del Partido Popular Socialista y en el Partido Comunista Mexicano.

“Asistía a manifestaciones de todo tipo contra la política gubernamental, a veces incorporándome a los contingentes de los CCH o de diversas escuelas superiores del Politécnico o de alguna facultad de la UNAM o de la Tendencia Democrática del SUTERM, con la esperanza siempre de ver aparecer por ahí a los guerrilleros repartiendo propaganda para decirles ‘¡quiero irme con ustedes!’. Lo más que llegué a encontrar fueron volantes de la Unión del Pueblo regados en el suelo porque ya habían pasado antes y nunca los pude ver.”

Finalmente, un amigo que conocía su pensamiento radical, lo llevó a conocer a integrantes del Partido de los Pobres, fundado por Lucio Cabañas, que se convertiría en el Partido Revolucionario Obrero Campesino Unión del Pueblo (PROCUP) y más tarde en el Ejército Popular Revolucionario (EPR), del que él habría de escindirse para formar el ERPI.

Preso desde 1999, cuando fue detenido y torturado junto con su esposa Gloria Arenas, la coronel Aurora, Silva Nogales responde por escrito a un cuestionario de EL UNIVERSAL. Lamenta la dispersión actual de los grupos guerrilleros, que hacen inviable, de momento, cualquier tipo de unidad.

“¿Cómo podrían, por ejemplo, unirse dos grupos si uno plantea y realiza actos de sabotaje y el otro no desea verse comprometido en actos de ese tipo porque utiliza más la vía política?

“¿Cómo podrían unirse ahora grupos que tienen y quieren mantener un bajo perfil con otros que desean estar presentes en cada coyuntura?”, afirma, al considerar que no podrían soslayarse las diferencias en cuanto a la toma de decisiones, que van desde los que realizan los mandatos de líderes hasta quienes no acostumbran hacerlo y son acérrimos enemigos de ello.

Considera que las acciones armadas de la guerrilla no son deseables, pero en cierto contexto son explicables, como los atentados contra instalaciones de Pemex del año pasado, con los que el EPR pedía la liberación de sus dos combatientes.

“¿Que se daña a la economía nacional? Es cierto, como lo es que la tortura y la desaparición de personas son crímenes de lesa humanidad y como tales dañan a la humanidad entera.”

Considera, en cambio, que quien afecta en realidad la economía nacional es el gobierno del presidente Calderón por su integración a Estados Unidos y Canadá y por el empeoramiento de las condiciones de vida de la población.

“México no es más que un botín para quienes ahora gobiernan, lo que se puede atestiguar con la codiciosa mirada con que ven a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad, de los cuales quieren apoderarse directamente, aunque sea como socios menores de inversionistas extranjeros con quienes tienen el compromiso de entregarles la tajada principal.”

Percibe que el escenario de la lucha social en el país está polarizado entre los que han hecho de la lucha electoral su principal actividad, en la que se busca el poder por el poder mismo, y los que buscan solución a problemas específicos que enfrenta la población en su vida diaria, que son celosos de su autonomía y que no quieren ser manipulados por los partidos políticos.

En ese sentido, asegura que la vía electoral no es una opción en el país, por lo que EZLN, EPR, ERPI y otros grupos hacen bien en mantenerse al margen de ella.

Silva Nogales, condenado a 14 años de prisión, después de haber ganado un amparo directo por el que le fueron recortados 41 años de cárcel, no rechaza una ley de amnistía, si es completa y abarca también los delitos considerados graves, aunque no se atiene sólo a esta opción para ser liberado.
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-