11 abr 2008

No Basta Mover Masas para Triunfar

Machetearte

Por Enrique Cisneros

Si bien es preciso que las acciones políticas se hagan junto con el pueblo es un error pensar que basta con ser el campeón en el manifestódromo callejero, para lograr victorias.

La historia actual está llena de ejemplos de fracasos que fueron acompañados de fuertes movilizaciones. Baste recordar la lucha contra el fraude salinista, misma que encabezó Cuahutémoc Cárdenas en 1988, donde lejos de confrontar al espurio Carlos Salinas, derivó en negociaciones de cúpula para que finalmente se formara el PRD, mientras el pueblo sufrió el asesinato de más de 500 dirigentes sociales.

Aunque no en el mismo nivel, hay que ser críticos cuando después de las grandes movilizaciones que generó el zapatismo con el levantamiento armado de 1994, la dirección del EZLN decidió preferenciar alianzas coyunturales con el cuahutemismo. El gobierno ofreció largas mesas de negociación, mientras paralelamente reprimió, infiltró y dividió a las organizaciones que sacaron la cabeza para apoyar incondicionalmente al EZLN, ejército popular que en una acción valiente e histórica le declaró la guerra al ejército de los poderosos. Finalmente los debates y mesas de negociación derivaron en los Acuerdos de San Andrés que con la mano en la cintura el gobierno los desconoció. Ahora, Calderón hostiga militarmente a las bases de apoyo y los grupos paramilitares asesinan zapatistas.

Aunque mucha gente esté desinformada, es clara la posición de Calderón de privatizar PEMEX y de imponer sus proyectos a sangre y fuego. Para ello tiene listo al ejército y para aumentar las posibilidades de reprimir “legalmente” modificó leyes. Calderón ya tomó la delantera mandando su iniciativa al Congreso y empezó a maniobrar ofreciendo un debate, con la clara intención de legitimar la entrada de su propuesta. Más allá del debate darán en segundo paso, aprobar e imponer.

Hay que recordar cómo aprobaron la ley del IMSS: con miles de trabajadores protestando en las calles, pero también con los granaderos abriéndoles paso a los congresistas. Después los dirigentes noecharros del IMSS se encargaron de ir apagando fuegos.

Sin proponer que se llame a la gente a la insurrección, López Obrador ha podido constatar que el pueblo está listo para entrarle a la batalla, pero ésta lucha no es como la que se dio contra el desafuero, sino que en lo del petróleo hay intereses económicos directos, por lo que las contradicciones se va a dar de manera frontal. Si el Peje sigue en la dinámica de acumular fuerzas para las elecciones del 2009 y 2012, en lugar de hacer unidad con otras fuerzas y dejar que los trabajadores avancen hasta donde decidan avanzar, una nueva derrota se perfila en el movimiento.

No se trata de abrir el paso a las provocaciones, pero ya basta de que López Obrador satanice a aquellos que quieran hacer acciones más contundentes, como ya lo han declarado los campesinos de guerrero, como las hizo la APPO , o en estos días, las harán los maestros democráticos (por solo poner algunos ejemplos).

Está bien que se luche contra la privatización del petróleo y que se apele al Frente Amplio Progresista como instancia organizativa, pero otras fuerzas siguen reclamando que se avance en un proceso unitario, levantando banderas como la lucha contra el TLC, los transgénicos o la libertad de los presos políticos ¿O esperará López Obrador que le empiecen a apresar gente para manifestarse en este sentido?

De ninguna manera son provocadores o infiltrados los desesperados campesinos guerrerenses. Tampoco lo son los que luchan contra la ley del ISSSTE, ni los más de 800 presos políticos del país. No lo son las organizaciones, algunas del mismo PRD, que ya están hartas de que se les dijera que no se permitirá la entrada del espurio y todo se limitó a un plantón de varios meses en Paseo de la Reforma.

López Obrador ha realizado un trabajo de información importante, ahora avanza en organizar, pero es muy peligroso que confunda esta lucha con la del desafuero, en la que luego que platicó con Vicente Fox desmovilizó a los millones de mexicanos que creyeron en él. Tampoco es la lucha contra el fraude, en que le dijeron a la gente que no entraría el espurio y el pueblo se tuvo que tragar su consigna de voto x voto, casilla por casilla.

Como lo ha explicado el mismo López Obrador ahora se juega el futuro de México como nación, esto implica mayores riesgos que un estadista debe de saber enfrentar.

Con esto no negamos que López Obrador tenga la posibilidad de dirigir al pueblo hacia un triunfo, pero será muy difícil que lo logre repitiendo métodos que ya mostraron su ineficacia.

Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-