3 abr 2008

Objetivos Imperialistas de la Matanza en Colombia

Machetearte

Por Encendiendo Conciencias

El sábado primero de marzo el ejército colombiano realizó una incursión al territorio ecuatoriano asesinando a Raúl Reyes líder de las F.A.R.C (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y 25 personas más, entre los cuales se encontraban 4 mexicanos. Esta acción apoyada por el ejército y gobierno de Estados Unidos, fue una verdadera masacre planeada y deliberada que tuvo como objetivo, en primer lugar, además de golpear a las FARC, cancelar el proceso de liberación de las personas retenidas por estas, proceso que las FARC venían realizando con la intermediación del presidente de Venezuela Hugo Chávez, entre otras cosas buscando una presión internacional sobre el presidente de Colombia, Uribe, que pudiera llevar a un diálogo para la paz en Colombia. La masacre al campamento (donde se preparaba un encuentro con el presidente de Francia), le apuesta a la guerra y trata de cancelar una salida política a la situación que vive Colombia desde hace varias décadas.

En segundo lugar, pretende ir sentando las bases materiales para detener el avance de los procesos democráticos en Ecuador, Venezuela y Bolivia. El gobierno gringo ha venido convirtiendo a Colombia en una base de operaciones militares, de espionaje y control territorial, desde donde monitorea los más diversos procesos políticos, económicos y sociales que se desarrollan en América Latina. No son casuales las denuncias de la ayuda militar que recibe Colombia de Estados unidos: "6,000 millones de dólares en ayuda militar en los últimos siete años, incluyendo el estacionamiento de 1,500 asesores militares y fuerzas especiales estadounidenses, docenas de comandos y formadores israelíes, financiación para 2,000 combatientes mercenarios y más de 10,000 efectivos paramilitares que operan en estrecha colaboración con las Fuerzas Armadas de Colombia, compuestas de 200,000 hombres" [James Petras, Rebelión- marzo, 2008].

En tercer lugar, el interés de E.U. por controlar los países latinoamericanos (incluido México, claro), es el interés de las grandes trasnacionales por continuar y profundizar la explotación de los recursos materiales, humanos y naturales con los que contamos, en especial el petróleo (no es casual la pretensión de Calderón de privatizar PEMEX y la industria eléctrica). Recordemos, también, que en Venezuela se ubica la faja del Orinoco, con la reserva más grande de petróleo del mundo y ya sabemos de lo que es capaz el imperio con tal de obtener este recurso: inventar pretextos para invadir países y desatar guerras que, como en Irak, han arrojado más de un millón de muertos en sólo 5 años.

En este conflicto, una vez más se evidenció la subordinación de la OEA a los intereses de E.U. sólo reconociendo que hubo violación del territorio de Ecuador, sin importar en nada la masacre, los muertos ni sus familiares, ninguna condena, muchos menos castigo a los asesinos. El único país que justificó la acción del gobierno de Colombia fue precisamente el de E.U.

Las amenazas del imperio no cesan. Varios días después de la masacre, Bush declara: América del Sur tiene que elegir entre terroristas y demagogos o apoyar a Uribe; un día después la secretaria de Estado Condoleeza Rice, en su gira por Brasil, declara "Si Venezuela tiene lazos con las FARC, E.U. actuará en consecuencia". Es indignante la sinvergüenza de intentar acusar a Chávez de "terrorista", cuando el principal terrorista del mundo es E.U., país que gasta "oficialmente 42 millones de dólares diarios en guerra" y su "cachorro" Uribe, desde su llegada a la presidencia (2002, reelecto en mayo de 2006) no ha hecho más que profundizar el terror impuesto al pueblo colombiano por sus antecesores. Por mencionar un ejemplo, esta el fortalecimiento de grupos paramilitares como verdaderos escuadrones de la muerte que mantienen aterrorizada a la población pobre y trabajadora con asesinatos y las peores torturas permanentes; cientos de haciendas convertidas en verdaderos campos de concentración y exterminio donde, desde 2006, se empezaron a encontrar fosas comunes con restos de miles y miles de personas con sus miembros mutilados con el uso de motocierras; entre 1994 y 2003, a los grupos paramilitares se les atribuye 1,969 masacres con 10,174 víctimas y más de 6,000 desapariciones forzadas durante 2004; podemos imaginar la dimensión del problema cuando a mediados de 2006 se hablaba de 30 mil hombres de los escuadrones de la muerte "desmovilizados" sin ser investigados ni juzgados por sus delitos y, en los meses siguientes se denuncia la formación de nuevos grupos paramilitares, sólo reciclando a los "desmovilizados".

El imperio tiene sed de sangre, como dice Fidel Castro. Debemos estar alertas ante cualquier agresión a los pueblos de América del Sur que luchan por su soberanía y por el control de sus recursos naturales.
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-