14 abr 2008

Por una Comunicación Autogestionaria

Pedro Aguiar

En este momento en que Brasíl vive bajo una polarización mediática - de un lado, los conglomerados privados y, del otro, la naciente empresa pública de comunicación amalgamando las experiencias anteriores -, es importante recordar que existe otra forma de pensar y hacer comunicación. Así como en los años de la Guerra Fría hubo un Movimiento de Países No-Alineados, también hoy es posible pensar una organización no-alineada, no más entre dos superpotencias beligerantes, pero entre las formas privatista y estatal. La práctica más exitosa hasta hoy para esta forma es la autogestión.

Por autogestión, se comprenden numerosas formas distintas de organización de la producción, pero con un eje en comun: el control de los medios por quem los opera, sin más-valia y sin submisión la un poder exogeno. El diferencial basilar de la autogestión en relación al socialismo es que aquella independe de la socialización de los medios de producción y de la autoridad del partido como agente regulador burocrático. En la verdad, la autogestión es posible tanto en el capitalismo cuanto en el socialismo, porque no se trata de un modo de producción distinto, pero de una forma de organización productiva por libre-asociación.

La autogestión es una bandera de luta tanto de corrientes anarquistas como de socialistas críticos al modelo marxista-leninista, o stalinista/soviético. Estas últimas se dividen en un espectro tan ancho que abarca desde revisionistas hasta trotskistas y eurocomunistas, con concepciones conflitantes y a veces inconciliables sobre lo que sea una producción autogestionaria. Sin embargo, la única de estas corrientes que de hecho ha practicado algún tipo de autogestión por tiempo consolidado - aunque de modo imperfecto, al cual obviamente se deben críticas - ha sido aquella del socialismo yugoslavo implantado por Tito y sus colaboradores Edvard Kardelj y Milovan Djilas entre 1945 y 1992.

Rigorosamente, se puede considerar que la autogestión yugoslava comezó aún antes, en 1943, con la ascensión de la resistencia al nazi-fascismo. El propio proceso de libertación yugoslava, se cabe la metafora, ha sido "autogestionario", puesto que la organización guerrillera de los partizanes se ha dado con ampla autonomía de acción, aunque obedeciendo a una orientación táctico-estratégica general. Distintamente de otros países de Europa del Este, la liberación de Yugoslavia ha sido hecha no con la intervención del Ejército Rojo (soviético), pero de dentro afuera, con la acción de civiles que pegaron en armas y expulsaron a fuerza los invasores nazistas en el norte y fascistas al sur, aliados a colaboradores locales (especialmente de Albania y de Croacia). El liderazgo de Tito, Kardelj y Djilas (un croata, un esloveno y un montenegrino) ha impulsionado estos combatentes hacia a la adopción del socialismo. Por eso, en Yugoslavia no hubo golpes partidario-palacianos que llevaron los comunistas al poder en Checoslovaquia, en Romenia o en Hungria, entre otros, pero una auténtica revolución (seguida por una corta guerra civil contra los reaccionarios monarquistas) que ha implantado el socialismo de bajo hacia arriba, de base popular y enraizamento comunitario.

Así, cuando la partilla de Europa es decidida en las conferencias de Teheran y Yalta, en el final de la Segunda Guerra, la inclusión de Yugoslavia bajo la órbita de influencia soviética es incongruente con la situación revolucionaria vivida en el país. Por eso, aunque Tito (y particularmente Djilas) hubiera sido un "alumno ejemplar" del marxismo-leninismo (en aquella época, sinónimo perfecto de stalinismo), Stalin se ha incomodado de inmediato con la autonomía político-económica y militar yugoslava y ha intentado de principio "cortar las alas" de los comunistas en aquél país.

De Stalin parte la agresión. El primer golpe se da en 1948 en el marco del Komintern, reorganizado bajo el nombre de Kominform, a través de una carta exigiendo que el Partido Comunista Yugoslavo deponga el liderazgo de Tito y imponga otra, "más confiable" (que sería la de Djilas ). Debajo del chantaje económico-militar, otros liderazgos de Europa del Este corroboran la exigencia. Frente a la recusa yugoslava y a la confirmación de Tito en el poder, el PCI es expulso del Komintern y Yugoslavia deja la Cortina de Hierro para nunca más volver.

Un pivó muchas veces negligenciado para el ataque stalinista ha sido la negociación entre Tito y Dimitrov, de Bulgaria, para formar una gran federación eslava en los Bálcanes, que uniría un territorio del Mar Negro al Adriático, creando un cinturón de isolamento en el sur de Europa. En esta época, Grecia estaba en guerra civil entre monarquistas y comunistas (apoyados por Tito) y Turquía era punto de acción estratégica en la Guerra Fría.

Internamente, los yugoslavos articulan un otro órgano - el Informbiro - que se pretende alternativo al Kominform pero no sale del ámbito nacional. Pero el paso decisivo es en el campo teórico-metodológico: ¿cómo construir un tipo de socialismo que fuera, al mismo tiempo, oposto al modelo stalinista y genuinamente marxista?

Para atender a esta demanda, los yugoslavos fueron directamente a la fuente: buscaron en Marx las bases de lo que sería una organización de la producción socialista. Encontraron en los escritos de Marx sobre la Comuna de París (1871) la esencia de lo que correspondería a sus aspiraciones: la de que el socialismo debe de ser fundamentado en la "libre asociación de los productores directos".

Con esto, partiron del convencimiento de que ni toda propiedad privada es capitalista, pero somente aquella baseada en más-valia, o sea, resultante de la exploración del homem por el homem y de la dominación de clases. La pequena propiedad rural, el comercio familiar y la micro-empresa seriam estruturas privadas de producción pero no capitalistas, sin explorar el trabajo proletario ni alienar el trabajador de los medios de producción.

Los stalinistas viram en eso una traición al socialismo y un retorno disimulado al capitalismo. Apodaron a los socialistas yugoslavos de "titoístas", nuevo epíteto que tomó lugar de "trotskistas" en las acusaciones usadas en los expurgos internos.

Pero los titoístas sabían que no estaban traicionando el socialismo ni revisando el sistema. Tenían convicción de que la autogestión se propone una alternativa pragmática no al socialismo, pero a la ditadura del proletariado - que se degeneró en burocracia partidaria como dominación de clase.

En 1952, el Partido Comunista de Yugoslavia fue rebautizado como Liga de los Comunistas de Yugoslavia (LCI o, en la sigla original, SKJ), una confederación de partidos de las repúblicas yugoslavas - que, constitucionalmente, eran libremente federadas y tenían el derecho de salir de la federación siempre y cuando que quisieran. El propio cambio de nombre del Partido no es apenas simbólico, pero reflete este cambio de paradigmas: el papel del partido debe de ser no el de monopolio del poder ni el aparellamento del Estado, pero el de liderazgo hegemónico en la sociedad.

Los principios del socialismo autogestionario o titoísmo como ideologia han sido sintetizados en el Programa de Liubliana, de 1958 (o "Program Saveza Komunista Jugoslavije"), que afirmaba, entre tantos otros puntos: "el socialismo es un sistema social baseado en la socialización de los medios de producción, en que la producción social es dirigida por los productores directos asociados"; y que "el desarrollo, mismo bajo el socialismo, deve proceder a través de la superación de conflitos socioeconómicos endógenos (contradiciones)".

Parece obvio y simplorio ahora, pero tal aserción en los años 1950, con la visión colectivista-estatista del bloco soviético ortodoxo, era un contrapunto hasta libertario. Es necesario recordar que Tito ha permanecido hasta el fin de sus días con un duro vecino stalinista (mismo tras 1956) que constituía un anti-modelo: Albania de Enver Hoxha.

Contra esto, los yugoslavos empezaron a construir un país más productivo, dinámico y apto a adaptarse a las demandas productivas y sociales. En lugar de monopolios estatales donde fábricas colosales eran dirigidas por burócratas nomeados por el partido, los trabajadores se organizaban en empresas menores, comunitarias, con decisiones tomadas en asembleas y sin interferencia externa. Había concurrencia. Había repartición de ganancia. Había creatividad y diferenciación. Todo eso ha contribuído para una alta productividad, comparativamente más alta que en varios países de la Cortina de Hierro. De esto ha nacido un régimen con relativas liberdades sociales (en comparación con el resto del mundo socialista): de iniciativa, de viajar, de eligir profesión, de expresión (parcialmente) y incluso sexual.

La conclusión general que estaba en el cerne de esta política es la de que la relación dialética entre la autonomía de los trabajadores y las demandas sociales es un conflito cuya resolución presupone "la aplicación del principio de autogestión en todos los niveles del sistema social y político" - lo que incluye la comunicación.

Tal campo no ha sido negligenciado por Yugoslavia. Los titoístas refundaron la agencia de notícias nacional, la Avala, bajo el nombre de Tanjug - Telegrafska Agencija Nove Jugoslavije -, y espallaron una red de corresponsales por todas las partes del mundo, incluso en Brasíl. Han sido contemplados no solo los centros del poder capitalista ocidental, pero también ciudades y países del Tercer Mundo (en la época, en proceso de descolonización), a partir de la convicción de que también ellos generan noticias relevantes.

La propia actuación internacional del socialismo autogestionario ha sido proeminente, hasta más internacionalista que la teoría de la "revolución permanente". Tito y Kardelj pasaron a defender las "vías nacionales para el socialismo", que debería de ser alcanzado de acuerdo con las condiciones históricas y materiales de cada país - sus propios recursos naturales, su territorio, su cultura, su organización social nativa. Era una tesis, de paso, que el propio Stalin defendera hasta 1948. Tal pensamiento sirvió muy bien para los países que entonces se emancipaban de las potencias imperialistas (los primeros, en los años 40-50 en el sur de Asia y los segundos, en los años 60-70 en África y en el Caribe) y tenían prisa de atender a las graves demandas sociales, con manifestaciones como la de Amílcar Cabral y su negación de la ditadura del proletariado.

Junto con tres de estos líderes emergentes - Nehru en la Índia, Naser en el Egito, después sustituído por Sukarno en la Indonesia -, Tito fundó el Movimiento No-Alineado, o sea, de los países que recusavam el aliñamento geopolítico tanto con la Uniión Soviética cuanto con los Estados Unidos. Varios países arabes y magrebinos, principalmente los regidos por ideologias secularistas (baathismo en el Iraque y en la Síria; teoria de Kadafi en la Líbia), también aderiram. Y el NAM (de la sigla en ingles) pasó la ser el maior defensor de una ampla reestruturación de la economia global, en que las ex-colónias continuavam sendo exportadoras de materia-prima (productos baratos) y importadora de bens industrializados (productos caros), gerando un desequilíbrio favorable a los antigos imperialistas. Estos, en esta epoca, ya eran chamados de Primer Mundo; los socialistas, de Segundo Mundo; y a los recem-descolonizados (más la América Latina, independente desde el início del seculo XIX) se puso la etiqueta de Tercer Mundo.

La campaña fue bautizada de Nuevo Orden Económico Internacional y no tardó para que se constatara que la comunicación seguía las mismas asimetrías de valores del comercio de materiales. No solamente la información era tratada como otra mercancía cualquier, pero a la información proveniente del Tercer Mundo era atribuído un valor más bajo, mientras que a aquella del Primer Mundo se atribuía un alto valor, de "producto caro".

En medios de los años 1970, los no-alineados empezaron a llamar atención para la necesidad de reformar también la comunicación internacional y desplegaron del NOEI el Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación, o NOMIC. La primeira resolución específica sobre la cuestión ha sido adoptada en la conferencia de Argel en 1973. Los países participantes exigían los seguintes puntos:

"1. reorganizar los canales de comunicación existentes, heredia del pasado colonial; 2. iniciar una acción conyunta para la revisión de los acuerdos multilaterales existentes para la revisión de cotas de canales de prensa; 3. adoptar medidas urgentes para accelerar el proceso de propiedad coletiva de los satelites de comunicación con un codigo de conduta para orientar su uso; 4. promover mayor contacto entre los medios de comunicación masivos, universidades, bibliotecas y organismos de planeamiento y investigación y otras instituciones, para permitir a los paises en desarrollo el intercambio de experiencia y técnicas."

Los intelectuales, diplomáticos, estadistas y tecnicos presentes en las conferencias del NAM pasaron a reivindicar un nuevo ordenamiento global que corregira tales desequilibrios cuantitativos y cualitativos y impusiera una nueva visión (no-comercial, no-etnocéntrica, social) al proceso comunicativo. Y en este contexto surgió la iniciativa de una cooperación institucionalizada entre los provedores de información nacionales (en mayoría, estatales) de todos los países-membros.

Como medida práctica, dos años después, en una reunión intergovernamental en Belgrado, entonces capital de Yugoslavia, los no-alineados fundaron el primer pool de agencias del movimiento: el NANAP (Non-Aligned News Agencies Pool, o Pool de las Agencias de Notícias [de los Países] No-Alineados).

El NANAP operó de 1975 hasta la mitad de los años 1990. La gestión organizacional, el financiamento, el equipaje, la instalación de infraestructura (en la época, mayoritariamente el servicio telegráfico) y el trabajo de capacitación profesional deberían de ser compartillados entre todos los participantes, libremente asociados, autónomos y supostamente sin sofrer ónus a ninguna de las partes.

En realidad, sin embargo, algunas agencias se mostraron más activas y en estagio más avanzado que otras para cumplir estas tareas. Ha sido este el caso de Tanjug, que no solo había sido la entidad que lanzara la sugerencia del pool como en la ocasión ya tenía 40 corresponsales distribuídos por el planeta (SALINAS, 1984: 198), más que cualquier otra entre las congéneres tercermundistas.

Tanjug sedió el NANAP en Belgrado y coordenó el envío de los primeros cables (idem; 193-197). También promovió entrenamiento con periodistas asiáticos y africanos en Yugoslavia. El Fundo Yugoslavo de Solidaridad entregó equipos la agencias de países más pobres y lanzó sugerencias a entidades multilaterales como la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) para fornecer rebajo en tarifas de telégrafo. El papel yugoslavo era también político mismo fuera del ámbito no-alineado: el entonces director de la Tanjug, Bogdan Osolnik, ha sido un de los integrantes de la Comisión MacBride, de la UNESCO, que analisó los problemas de la comunicación internacional (1977-1980). Y el propio texto ha sido aprovado por aclamación justo en la conferencia en Belgrado. Al mismo tiempo, sin embargo, los yugoslavos promovían el policentrismo como principio basilar de la cooperación (LALIC, 2003: 146).

De 1976 adelante, otras agencias asumieron el papel de "centros redistribuidores" del NANAP, como la iraquí INA, la tunisina TAP, la marroquí MAP y la indonesia Antara. Pero tanto el mayor volumen de notícias enviadas como el mayor número de profesionales arrollados seguía sendo de la agencia yugoslava. Con la muerte de Tito, en 1980 (pocos meses antes de la conferencia de UNESCO en Belgrado), las direcciones políticas en Yugoslavia cambiaron y el incentivo de Tanjug a la colaboración tercermundista desvaneció.

De medios de los años 1980 en delante, el papel de liderazgo en el pool no-alineado se tomó la recién-fundada agencia iraní IRNA (Islamic Republic News Agency), ya que entonces el Irán era foco de atenciones ocidentales por causa de la revolución fundamentalista, de los choqueos con EEUU y de la guerra contra el vecino Irak (curiosamente, también membro del NAM y del NANAP). Pero, con la muerte del ayatolá Jomeíni, en 1989, más un cambio de dirigentes volvió la dejar el pool abandonado - en una evidencia de que el policentrismo, se de hecho prácticado, no ha sido capaz de sustentar la continuidad del proyecto.

Como visto, el Partido (SKJ) ejercía un papel de hegemonía en el régimen titoísta, no de monopolio del poder. Todo lleva a crer que el Estado yugoslavo de 1945 la 1980 no era aparellado por el Partido, lo que marca una diferencia crucial en los régimens de orientación stalinista en Europa del Este de 1945-1956 (y, en Albania, hasta 1991). Seguramente ese aspecto es importante para comprender el desarrollo de Tanjug con relativa autonomía y diferencia de proyecto de agencia nacional en relación a las demás de países socialistas - o sea, no un órgano del Partido para el extranjero (como la TASS soviética y la Xinhua china), pero antes una agencia de "input informativo", del mundo para Yugoslavia.

Tanjug ha imprimido al NANAP una práxis de cooperación autogestionaria dentro del "espíritu" titoísta, al coordenar los trabajos de instalación, capacitación y operación del pool. En lugar de centralizar la distribución del contenido, los cables eran transmitidos punto-a-punto, por medio de núcleos redistribuidores (la MAP de Marruecos y la INA de Irak eran dos de estos). En vez de haber una mesa única tomando las decisiones editoriales, había total libertad de acción y cada agencia-miembro solo aprovechaba el material que elegía republicar. En resumen, con el NANAP la autogestión era aplicada en la práctica a la comunicación.

Una política titoísta o autogestionaria de funcionamento del pool (se arrisca a llamar de marxista-libertaria) seguramente hubiera sido algo a frente de su tiempo y coadunante con la tendencia atual de "colaborativismo", marcas visibles de la Wiki, Web 2.0, software libre y de este propio CMI. El espíritu del colaborativismo es análogo al socialismo autogestionario y tiene mucho menos que ver con el neoliberalismo radical individualista que con la solidaridad productiva titoísta. Los yugoslavos ya hablaban en "trabajo asociado" en los años 1950, medio siglo antes de Larry Sanger y Jimmy Wales desarrollarem el principio de Wikipedia.

Presentemente, el foco de los resaltes es la supuesta capacidad milagrosa de las nuevas tecnologías, tales cuales toques de Midas, de dotar de plenos poderes comunicativos el ciudadano común - no licenciado, no concesionario de una frecuencia electromagnética y, eventualmente, ni mismo alfabetizado. Un canal de TV, una emisora de radio, una revista, un periódico y un blog para cada habitante de la tierra. Se hace suficiente adquirir la parafernalia respectiva.

No son pocos, todavía, aquellos que, desarmados de la crítica necesaria a las análises sociales, prefieren por "olvidar" que la esmagadora mayoría de la población mundial (3,8 billones en 2001, según el Banco Mundial) está inexorablemente alijada de estos espectáculos tecnológicos, preocupada por demás con la subsistencia diaria para siquiera soñar en adquirir un iPhone por eBay pagando con tarjeta de credito internacional. Se habla en mundo sin olvidar que tal desigualdad está reproducida en escala menor pero no menos gritante en el propio Brasíl (19,3% abajo de la linea de la miseria, dice FGV en 2007) y en la ciudad de Rio (14,57% por la misma fuente).

No hay capitalismo tardío/avanzado en eses casos. De hecho, la realidad económica en algunas de las comunidades más aisladas esta más próxima del modo de producción feudal de que del sistema capitalista propiamente dicho. Como considerar, entonces, dada esa realidad de extrema desigualdad, la posibilidad de integrar ricos y pobres en sistemas internacionales de información abertos y inclusivos?

Sabemos que la orientación marxista ortodoja recomienda la alianza estratégica entre el proletariado y la camada "progresista" de la burguesía nacional en cada país. Ocurre que, en América Latina, la burguesía es tradicional aliada de los latifundiarios (homóloga, dado los debidos contextos, a la aristocracia europea) y del imperialismo estadunidense. Así como en el resto del Tercer Mundo, esa misma burguesía es dueña de los grandes medios privados, lo que impede pragmaticamente cualquier alianza estratégica posible con la burguesía nacional del Tercer Mundo en el campo de la comunicación. En termos prácticos, eso significa que programas de TV, columnas de diarios, sitios y blogs contestatarios encerrados dentro de emisoras, periódicos y portales de los medios corporativos serán contradiciones en si, tendentes la se esvaziarem de contenido político-ideológico.

El hecho es que, a despecho de ya estaren dotados de sistemas integrados en redes electrónicas o dependeren de la estructura de frecuencia de radioamadores, los nodos de comunicación en el Tercer Mundo están inseridos en un panorama más grande de la comunicación globalizada - esto es, si se quiere o no, son tocados en algún punto por la malla de la red. Las NTICs pueden no crear solas la transformación superestructural que de ellas se espera (como ninguna otra tecnología, de paso), pero aún así abren las puertas necesarias para que ocurra tal transformación. Lo que es necesario, en este caso, es el movimiento esencialmente político de concretizarla.

Si la revolución según los principios marxianos no ocurrió donde las condiciones productivas le eran aparentemente favorables, ¿por qué también la revolución informativa no puede ocurrir donde las condiciones infraestructurales de comunicación no son ideales? Si en Rusia agraria semi-feudal se pudo ver su "socialistización" accelerada la partir del papel revolucionario centralizado de los bolcheviques, ¿por qué también la comunicación "coronelizada" de Brasíl y del Tercer Mundo no puede ser transformada a partir de la acción orgánica de actores sociales comprometidos con la emancipación de las clases populares?

Desaparellar el Estado también debe de ser el principio de la cooperación Sur-Sur en el campo de la comunicación, tal como hecho por el SKJ. No se puede más creer en soluciones estatistas, bajo riesgo de perder apoyo de gran parte de la sociedad descrente en la eficiencia gerencial del Estado. Incluso porque la esfera estatal hace mucho ha dejado de ser el campo exclusivo - siquiera predominante - de la lucha social.

No hay dudas de que hoy, este campo de luchas es el espacio simbólico de la comunicación y que el más importante poder en disputa es el de representación, de generar discursos y construir imágenes. Las clases populares están en franco desvantaje en este terreno, perdiendo el derecho a la auto-representación para el discurso conservador y unilateral de los medios corporativos (ejemplo concreto son las noticias del telenoticiero "Jornal Nacional", que detiene practicamente el monopolio de audiencia diaria, sobre el Movimiento de los Sin Tierra). Los blogs, wikis y herramientas de comunicación colaborativa aún no tienen poder de alcance emancipatorio que sería deseable. Y tampoco parece ser esta la meta de la recién-constituída red de comunicación pública (TV Brasíl y Empresa Brasileira de Comunicação, que englobó Radiobras, Agencia Brasíl y TVE). De paso, "englobar" parece un término adecuado, ya que la intención parece ser constituir una emulación de la red-monopolio de TV en versión estatal.

Por otro lado, en el marco económico de países subdesarrollados, como de Brasíl y del universo que abordamos, tales cambios del "capitalismo avanzado" o nunca llegaron o llegaron sin alcanzar predominancia, conviviendo concomitantemente con otros modos de producción anteriores (industrial, pre-industrial y, en ciertos casos en areas afastadas de grandes centros, similar al feudal). El mundo es mucho más vasto que las concentraciones cosmopolitas, y así es necesario considerar los diferentes contextos infraestructurales congruentes con la realidad tercermundista al proponer abordajes de economía política para el desarrollo de la comunicación internacional. Para esto, el modelo autogestionario - en toda la pluralidad que abarca - se constituye como solución adecuada.

Con todo esto, se concluye que es posible pensar una economía política de la información de eses sistemas internacionales de comunicación a partir del pensamiento económico yugoslavo y así establecer bases de lo que sería necesario empreender por una comunicación autogestionaria.


BIBLIOGRAFIA
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Los anarquistas llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, ese mundo esta creciendo en este instante -Durruti-