11 may 2008

Premisas contra la civilización

Premisas de la introducción del libro "Endgame", de Derrick Jensen.

PREMISA 1: La civilización no es, ni podrá ser nunca, sostenible. Esto es especialmente cierto en el caso de la civilización industrial.

PREMISA 2: Las comunidades tradicionales, en la mayoría de casos, no abandonan o venden los recursos en los que se basa su comunidad hasta que esta ha sido destruida. Tampoco permiten voluntariamente que se dañe su medio para que se extraigan otros recursos (oro, petróleo, etc.) De esto se sigue que aquellos que desean esos recursos harán todo lo que puedan para destruir las comunidades tradicionales.

PREMISA 3: Nuestra forma de vida (la civilización industrial) se basa en, requiere de y se colapsaría muy rápidamente sin una violencia persistente y generalizada.

PREMISA 4: La civilización se basa en una jerarquía claramente definida y ampliamente aceptada, aunque a menudo no articulada. La violencia ejecutada por aquellos que están en los puestos más altos de la jerarquía contra los que están por debajo es casi siempre invisible, o sea, pasa desapercibida. Cuando ésta se nota es plenamente racionalizada. La violencia ejecutada por aquellos bajos en la jerarquía contra los que están por encima es impensable, y cuando esta se da se observa con conmoción, horror y con la fetichización de las víctimas.

PREMISA 5: La propiedad de aquellos que están en los puestos más altos de la jerarquía es más valiosa que la vida de aquellos que están por debajo. Es aceptable para los que están arriba aumentar la cantidad de propiedad que controlan (o sea, ganar dinero) destruyendo o quitando las vidas de los que están abajo. A esto se le llama producción. Si los que están por debajo dañan las propiedades de los que están por encima, estos pueden matar o destruir las vidas de los que están debajo. A esto se le llama justicia.

PREMISA 6: La civilización no puede ser redimida. Esta cultura no va a experimentar ningún tipo de transformación voluntaria hacia una forma de vida más cuerda y sostenible. Si no la destruimos, la civilización continuará haciendo miserable la vida de la gran mayoría de humanos y degradará la Tierra hasta que la civilización, y probablemente el planeta, colapse. Los efectos de esta degradación continuarán dañando a humanos y no humanos por mucho más tiempo.

PREMISA 7: Cuanto más esperemos a que la civilización caiga, o cuanto más nos permitamos esperar a derribarla, más complicada será esta caída, y peor estarán las cosas para aquellos humanos y no-humanos que vivan ese momento, y aquellos que vendrán después.

PREMISA 8: Las necesidades del mundo natural son más importantes que las necesidades del sistema económico. Otra forma de decirlo: cualquier sistema económico o social que no beneficie a las comunidades naturales de las que depende es insostenible, inmoral y estúpido. La sostenibilidad, la moralidad y la inteligencia (como también la justicia) requieren de la demolición de ese sistema económico y social, o, como mínimo, no permitirle el dañar al medioambiente.

PREMISA 9: Aunque con toda certeza habrá un día en el que haya muchos menos humanos de los que hay hoy, hay muchas formas en las que se puede dar esta reducción (o que se puede conseguir, dependiendo de la pasividad o la actividad con la que escojamos aproximarnos a esta transformación). Algunas se caracterizarán por una violencia y unas privaciones extremas: el Armagedón nuclear, por ejemplo reduciría tanto la población como el consumo, pero de forma terrible; lo mismo ocurriría si continuamos saliéndonos de la pista, lo que implica una colisión. Otras formas podrían caracterizarse por una menor violencia. Pero dados los niveles actuales de violencia que esta cultura inflige tanto a humanos como al mundo natural, no es posible hablar de unas reducciones en la población y en el consumo que no impliquen violencia y privación, no porque esas reducciones tuvieran necesariamente que implicar violencia, si no porque la violencia y las privaciones se han convertido en inherentes a nuestra cultura. Pero algunas formas de reducir la población y el consumo, aunque todavía serían violentas, consistirían en reducir los actuales niveles de violencia (requerida y causada por el -a menudo- forzado movimiento de recursos desde los ricos hacia los pobres) y estaría por supuesto marcada por una reducción de la actual violencia ejercida contra el mundo natural. Podríamos ser capaces personal y colectivamente.

PREMISA 10: La cultura en conjunto y la mayoría de sus miembros están locos. La cultura está impulsada por una pulsión de muerte, una necesidad de destruir la vida.

PREMISA 11: Desde el principio, esta cultura (civilización) ha sido una cultura de ocupación.

PREMISA 12: No existen las personas ricas, ni existen las personas pobres. Solamente son personas. Los ricos puede que tengan un montón de verdes billetes (aunque sus “riquezas” pueden ser aún más abstractas: números en discos duros en los bancos que muchos pretenden que tienen algún valor) y los pobres puede que no los tengan. Estos “ricos” afirman que poseen tierras, y a los “pobres” a menudo se les niega poder hacer esa misma afirmación. Una de las principales funciones de la policía es hacer que esas falsas proclamas de los que tienen un montón de billetes se cumplan. Los que no tienen muchos billetes generalmente asumen esas proclamas tan rápida y completamente como los que los tienen. Esas proclamas conllevan consecuencias extremas en el mundo real.

PREMISA 13: Los que están en el poder gobiernan por la fuerza, y cuanto antes nos liberemos de las ilusiones de que no es así antes podremos, como mínimo, empezar a tomar decisiones razonables acerca de si vamos a resistir, cómo y cuando.

PREMISA 14: Desde el nacimiento (y quizá desde la concepción, pero no estoy seguro de como explicarlo) somos culturizados individual y colectivamente para que odiemos la
vida, el mundo natural, lo salvaje, los animales salvajes, las mujeres, los niños, nuestros cuerpos, para que odiemos y temamos nuestras emociones, para que nos odiemos a nosotros mismos. Si no nos odiáramos a nosotros mismos, no permitiríamos que nuestros hogares, y nuestros cuerpos, fueran envenenados.

PREMISA 15: El amor no implica pacifismo.

PREMISA 16: El mundo material es primordial. Eso no significa que el alma no exista, ni que el mundo material sea lo único que existe. Significa que el alma se combina con la carne. También significa que las acciones en el mundo real tienen consecuencias en
este mismo mundo real. Significa que no podemos confiar en que Jesús, Papa Noel, ni la “madre tierra” o el conejo de pascua nos vayan a sacar de este lío. Significa que este follón es realmente un follón, y no solamente el movimiento de las cejas de Dios. Significa que hemos afrontar este lío nosotros mismos. Significa que durante el tiempo que estemos en la Tierra (vayamos o no a algún sitio después de morir, y estemos condenados o seamos unos privilegiados por vivir aquí), la Tierra es la clave. Es primordial. Es nuestro hogar. Lo es todo. Es estúpido pensar o actuar como si este mundo no fuera real o primordial. Es estúpido y patético actuar como si nuestras vidas no fueran reales.

PREMISA 17: Es un error (o más probablemente, una contradicción) basar nuestras decisiones en si las acciones que se deriven de ellas atemorizarán o no a los “vigilantes”, o a las masas occidentales.

PREMISA 18: Nuestra actual conciencia de nosotros mismos no es más sostenible que nuestro actual uso de energía o tecnología.

PREMISA 19: El problema de esta cultura es sobretodo la creencia de que controlar y abusar del mundo natural es justificable.

PREMISA 20: En esta cultura es la economía y no el bienestar de las comunidades, ni la moral, ni la ética, ni la justicia, ni la vida en sí misma la que dirige las decisiones sociales.
Modificación de la premisa 20: Las decisiones sociales se determinan ante todo (y a menudo exclusivamente) sobre la base de si esas decisiones aumentarán las fortunas monetarias de los tomadores de decisiones y de aquellos a los que sirven.
Re-modificación de la premisa 20: Las decisiones sociales se determinan ante todo (y a menudo exclusivamente) sobre la base de si esas decisiones aumentarán el poder de los tomadores de decisiones y de aquellos a los que sirven.
Re-modificación segunda de la premisa 20: Las decisiones sociales se basan sobretodo (y a menudo exclusivamente) en la casi totalmente no-analizada creencia de que los tomadores de decisiones y aquellos a los que sirven tienen la potestad de magnificar su poder y/o fortunas financieras a expensas de aquellos que están por debajo.
Re-modificación tercera de la premisa 20: Si escarbas hasta el fondo del corazón de todo esto (si es que queda algún corazón) verás que las decisiones sociales se determinan ante todo sobre la base de cuan bien esas decisiones sirvan a los fines de controlar o destruir la naturaleza salvaje.
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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.