1 may 2008

Soy progre y ¿aficionado taurino?

Rubén Pérez Sueiras/Para Kaos en la Red

La tauromaquia es una tradición, si, una tradición cruel que tan sólo busca putear y torturar brutalmente a un animal para posteriormente asesinarlo destrozándole completamente la espina dorsal. Como tradición si, pero como actividad, merece como mínimo una seria reprobación por parte de la gente.

Está claro que durante los casi 40 años de dictadura, se promocionó la tauromaquia dentro y fuera de España, hasta el punto de que en la actualidad muchos ciudadanos extranjeros, reconocen a España con un mezquino “Olé”. Esto nos deja en evidencia una vez más ante el mundo. En un país donde existe una prolífica creación literaria, donde existen grandes intelectuales, se nos conoce únicamente por una salvajada institucionalizada.

Para algunos puedes ser ecologista, defensor de los animales, socialista, de izquierdas y muchos otros términos, que para ellos no son para nada incompatibles, de hecho, se puede acuñar un nuevo tipo de pensamiento: el rojo taurino; mitad de izquierdas, mitad sádico.

Y claro, la política también se apunta al ruedo. Ha llegado un punto en el que dan igual las siglas de los distintos partidos políticos españoles. Pero podemos analizar de forma sencilla alguno:

El gobierno actual, que decir, un partido supuestamente socialista, que ha perdido todo el socialismo con el que fue fundado. De hecho, la ex ministra de cultura, Carmen Calvo es miembro de una plataforma parlamentaria pro-taurina, y ha acudido en innumerables ocasiones a plazas de toros para disfrutar de un buen día de tortura.

Y es que se olvidan de algo, que ya he repetido en otra ocasión; Pablo Iglesias, uno de los fundadores del PSOE dijo en su momento que la tauromaquia era algo aberrante. Pero para los socialistas de pegatina esto les da absolutamente igual. Como denominar fiesta popular, a un festejo que no apoya la mayoría de los españoles, o como creer que con 400€ nos vamos a callar…

Prácticamente no hay diferencia de unos partidos a otros (salvo reconocidas excepciones) en esta problemática, todos promulgan y se colocan las medallas del progresismo, y siguen permitiendo un espectáculo medieval.

Igual que tampoco se entiende como en la legislación relativa a los animales, siempre se excluya la tauromaquia de su ámbito de aplicación. Cualquier artículo de cualquier ley autonómica podría servir para imputar a un torero, picador, o incluso empresario, un delito de maltrato animal. Las arcas del Estado rebosarían dinero.

Por ello, si de verdad eres una persona de izquierdas, de corazón y de ideas, no apoyes la tortura, si eres uno de esos que votando al PSOE se cree el mayor socialista del universo, y sin embargo acudes a las “corridas”, quítate la máscara.
--------------------------------------------
Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.