11 may 2008

Violencia [capitalista] originaria

Javier Méndez-Vigo-Para Kaos en la Red


“La libertad es tan valiosa que en su nombre se tolera incluso el despotismo. Es cierto que no tiene sentido disfrutar de las libertades ciudadanas si uno está muerto. Pero también vale la pena preguntarse si una vida desprovista de ella es una vida digna” [Terry Eagleton, Terror santo]

La sociología contempoánea (que se desarrolla en la década de los 60) trató la sociedad como un agregado, en la que se conseguía el equilibrio de una manera“natural” [el mercado]. Aquél no necesitaba nigún tipo de intervención ya que por si mismo podía conseguir la “armonía”, desterrándose la violencia. ¡Al fin y al cabo la lucha de clases era reducida a una teoría de juegos”! Y paz llegaría con la suma cero. ¿Y la violencia? ¿Y la barbarie de las dos guerras mundiales? Eso quedaba en el terreno de las ideas o incluso en el nihilismo que significaba la negación del holocausto o del gulag. La burguesía revolucionaria de la época de Cromwell, o del jacobino Robespierre y los sans culottes tuvo las ideas más claras por ejemplo al defender el derecho a la existencia al que tenía que estar supeditado el derecho de propiedad, o al defender la violencia revolucionaria. Hoy, la burgesía decadente, prefiere criticar dicha violencia, quizás porque prefiere otro tipo de violencia, aquella que proviene del Estado y que criminaliza a cualquier movimiento que se salga de sus coordenadas.

Pero la violencia es consustancial a la cultura humana. El mismo G. Labica en su Theorie de la violence nos lo explica, partiendo incluso de la Biblia- el libro por antonomasia-; allí se comete el peor acto de violencia: el asesinato de Abel, o más tarde la violencia que sufre un gentil como Job. Pero quizás el mejor ejemplo es el grito del crucificado: ¡Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado! La misma Teología de la liberación en boca de Hélder Camara entiende mejor que esta burguesía decadente que vivimos en sociedades violentas:“La madre de todas las violencias se confunde con las injusticias de los países desarrollados con respecto de los pueblos en vía de desarrollo y de los ricos contra los pobres. ¿Cuál es la primera violencia que engendra la reacción de los pobres y de los países desarrollados, sino una violencia provocada, en algún caso, más culpable que la otra? La tercera de las violencias es la represión por la que los gobiernos y los países ricos buscan sofocar la violencia precedente. Dicha violencia es injusta o, al menos, erróna pues no tiende a suprimir la causa sino el efecto. Ya que es una violencia al servicio de otra violencia, la única o la primera que debería ser extirpada, la violencia de la injusticia”.

¿Qué violencia?

Este excurso viene por el hecho de que gracia al triunfo de una determinada ideología se suele asimilar todo tipo de violencia. Hasta el punto que cierta izquierda (parlamentaria) ha abrazado estos mismos presupuestos que le llevan a condenar“cualquier tipo de violencia”, quedando sólo los presupuestos teóricos que ya fundamentó el Leviathan hobbesiano. ¡Toda violencia debe ser rechazada! Menos cuando aparece la ideología de la defensa de los“derechos humanos”, que por cierto coincide con una cierta concepción de la democracia, donde desaparece el demos y se acentúa el papel de la cracia. Lo importante es el poder, su élite y la legalidad. ¿Pero que podemos hacer cuando la legalidad es injusta? ¿Por qué olvidarnos de la violencia que ejerce el poder? ¿Por qué defenderla? Cuando si hacemos esto debilitamos el demos y lo único que interesa es la seguridad y la defensa de la propiedad privada.

Existe sin embargo la violencia de los oprimidos, aquella que en su expresión máxima suspende la ley ya que su ley consiste precisamente en lo constituyente. Un ejmplo claro lo encontramos en la rebelión de los esclavos bajo el mando de Espartaco; y es sintomático que todas las rebeliones hayan recuperado la memoria de dicha derrota. Porque la rebelión de los esclavos es el grito de los excluído, de los de a fuera que precisan de reconocimiento. La rebelión supone la apertura al infinito, al absoluto de la Libertad, una apertura que conlleva coraje y angustia en la consecución de una justicia superior y que permite que el excluido se transforme en un sujeto reactivo. Es precisamente lo que hicieros los espartaquistas en 1919 recogiendo incluso el nombre de Espartaco ya que como bien dice W. Benjamín la“revolución bebe de sus derrotas”, pero toda rebelión ha defenderse del sujeto obscuro, aquél que busca el fetichismo frente a la justicia, aquél que hace abstracción de la democracia aunque ésto le lleve a traspasar la línea y terminar en el otro lado de la barricada, tal y como hizo la socialdemocracia alemana que aplastó la “revolución espartaquista” fusilando a sus líderes como Rosa Luxemburgo.

Violencia originaria

La violencia es consustancial al capitalismo. Para algunos el capitalismo es un sistema cuya “característica esencial ha sido la constante oposición de las lógicas capitalista y territorialista, y la resolución recurrente de sus contradicciones mediante la reorganización del espacio económico- político mundial en virtud del liderazgo ejercido en cada época por el Estado capitalista correspondiente” [G. Arrighi, El largo siglo XX]. Ya desde sus comienzos el capitalismo se basa en la guerra y en la violencia, hechos que le han acompañado a lo largo de toda su historia.

Ya desde el descubrimiento de América por C. Colón podemos ver las dos líneas que acompañan al capitalismo como sistema: conquista y sobreexplotación. Aparte de I. Wallerstein el mismo Eric Toussaint nos demuestran que la conquista/descubrimiento supuso una intervención brutal y sangrante de las distintas potencias de tal forma que “en 1500, hasta el principio de la intervención brutal de los españoles y de los portugueses en América central y del Sur, dicha región contaba al menos con 18 millones de habitantes. Un siglo más tarde, no quedaba más que alrededor de 8 millones de habitantes (comprendidos los colonos europeos y los primeros esclavos africanos)” [La globalisation de Christophe Colombo et Vasco de Gama à aujourd'hui]

La violencia capitalista va vinculada a la conquista,, el pillaje. Cuando tuvieron necesidad recurrieron a la piratería, como hizo desde sus comienzos Inglaterra, para crear su imperio; con el apoyo real a la expedición de Drake.

Pero antes de salir al exterior- a la conquista del mundo existe una violencia originaria (como explica G. Labica) y que podemos encontrar relatada al final del primer libro de El Capital. Allí K. Marx nos explica en qué consistión dicha violencia: “El preludio de la revolución que creó la base del modo de producción capitalista ocurrió en el último tercio del siglo XV y los primeros decenios del XVI...Más bien en oposición tenaz a la monarquía y al parlamenteo, los grandes señores feudales crearon un proletariado incomparablemente mayor expulsando violentamente al campesinado de las tierras que cultivaban y sobre las que tenían los mismos títulos jurídicos que ellos, y usurpando sus tierra comunales”. Y más adelante continúa diciendo que“el proceso violento de explotación de las masas populares recibió un nuevo y terrible impulso en el siglo XVI con la Reforma y, a consecuencia de ella, el robo inmenso de los bienes de la Iglesia. En tiempos de la Reforma, la Iglesia católica era propietaria feudal de una gran parte del suelo de Inglaterra. La supresión de los conventos, etc., lanzó a sus moradores a las filas del proletariado. Los bienes eclesiásticos se regalaron en su mayor parte a los rapaces favoritos del rey o se vendieron a arrendatarios y ciudadanos especuladores por un precio irrisorio, quienes expulsaron en masa a los antiguos tributarios hereditarios, fusionando sus explotaciones. Se confiscó tácitamente la propiedad legalmente garantizada de los campesinos empobrecidos a una parte de los diezmos eclesiásticos” [El Capital].

I.Wallerstein confirma este proceso del“capitalismo histórico” en su fase B, camino de convertirse en sistema mundial. Hubo una contracción de la propiedad agraria que supuso la expropiación masiva del campesinado:“De maddalena habla de una“degradación general de la clase campesina”, durante el siglo XVII, en la cual“los terratenientes aduciendo una urgens et improvise necessitas procedieron a confiscar las tierras antes poseídas por los campesinos”. Señala también expropiación- mejor sería llamarla usurpación- de un tercio de las propiedades comunales”” [El moderno sistema mundial II]

Existe otra expropiación originaria que va ligada al primer período del capitalismo (el mercantilismo): el comercio exterior y la necesidad de la esclavitud. ¿Qué mayor violencia? Pero para esto fue preciso la conquista. Lo sintomático es la diferencia entre este tipo de comercio“capitalista” y el comercio que existía en Oriente. Mientras que el comercio chino consistió en el intercambio comercial el mercantilismo se baso en la expropiación y el pillaje: “[De Gama] en 1502 paró sus navíos frente a Calicut y demandó al soberano la expulsión de toda la comunidad de negociantes musulmana (4.000) que utilizaban el puerto como base para comerciar con el mar Rojo. Frente al rechazo del Samudri, soberano local hindú, Vasco de Gama hizo bombardear la ciudad”. O bien la intolerancia de los “conquistadores” como los portugueses que fueron capaces de crear el Tribunal de la Inquisición en la India para imponer la religión.

Por su parte el imperialismo inglés utilizó todos los medios para imponer la lógica capitalista. Siendo capaz de comprar a las élites y señores feudales o de la guerra de las distintas colonias llegando a instaurar lo que vino a denominarse colonias de explotación: “En 1702, la Compañía de las Indias orientales obtiene del Estado el monopolio del comercio y se lanzó a la conquista de las Indias que conduce a la victoria en la batalla de Plassey en 1757, lo que le permite tomar el control de Bengala”. Es la época del triunfo del liberalismo que permite la“libertad de comercio” pero sólo para que las colonias abran sus mercados en el proceso de conquista, mientras en la metrópoli se defiende un proteccionismo puro y duro. Y cuando alguna colonia no hace caso se prococa una guerra que permite un nuevo pillaje, cal y como ocurrió con la Guerra del opio con lo que se terminó forzando a los chinos a comprar el opio producido en la India. Pero dejemos hablar a K. Marx:

“Qué silencio guarda la prensa de Inglaterra sobre las descaradas violaciones del tratado, cometidas diariamente por extranjeros residentes en China bajo la protección británica. Nada oímos de ese ilícito tráfico del opio que anualmente engrosa al tesoro británico a expensas de la vida humana y moral. Nada oímos de las incesantes concusiones de los funcionarios subalternos, merced a las cuales se defrauda al gobierno chino sus legítimos ingresos por la importanción y exportación de mercancías. Nada oímos de los tormentos infligidos,“incluso hasta la muerte”, a emigrantes embaucados y hechos cautivos, a los que se vende, en condiciones peores que las de la esclavitud, en las costas de Perú y como siervos en Cuba” [Materiales para la Historia de América

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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.