Descansen en paz, Muertos de Cristo

La legendaria banda española de punk se despidió anoche de sus seguidores.

Alza la bandera revolucionaria/que llevará al pueblo a la emancipación/ En pie pueblo obrero, a la batalla/ hay que derrocar a la reacción”, con El himno de la barricadas entonado a todo pulmón, los fieles de Los Muertos de Cristo clamaban su presencia en el escenario de una inmaculada y calurosa bodega en Calle 2, donde anoche emprendieron La última cabalgata, el primera presentación de la gira de despedida por América Latina de esta emblemática banda de ideología anarquista.

Las crestas rojas, azules, las chamarras tapizadas de estoperoles, botas y negro fueron el uniforme de los seguidores de Noi (vocales), Mon (guitarra), Kike (guitarra y coros), Chino (bajo) y Agus (batería), quienes luego de casi veinte años dicen adiós a los escenarios heredando, como apuntó Lorenzo, “una serie de obras y un puñado de canciones que han hecho soñar a jóvenes como ustedes”.

Entre esos sudorosos jóvenes estaban apretadas contra la valla Natalia, Luisa y Jessy, ninguna alcanzaba los veinte de edad, paradas hasta el frente porque creen en los ideales que representan Los Muertos, “quieren que en el país crezcan no sólo los políticos, sino todo el pueblo”. Otros himnos se entonaron, se ondearon banderas rojinegras, de símbolos anarquistas y desde el momento en que Lorenzo, con el emblemático maquillaje de antifaz efímero, pisó el escenario las gargantas de sus seguidores se agotaron en el coro de “Himno guerrillero”, “Los Yanquis”, “Pan y circo”, “Ni dios, ni amo”… recordando los trotes de sus siete discos de estudio. “Vengo dispuesto a dejarme la voz, igual que vosotros habéis recorrido kilómetros”, anunció el vocalista.

Lorenzo se vistió de reina española para saludar a los asistentes, y aclarar, luego del intento de portazo, que “venimos a México sin cobrar un peso. Venimos aquí para dar un concierto que nos habíamos prometido y demostrar que esto se puede hacer de otra manera. El dinero de los anarquistas para los anarquistas”.

Las cámaras fotográficas, celulares y de video no dejaron de funcionar durante más de dos horas al que asistieron jóvenes de otras latitudes, como Aldo que viajó once horas desde Monterrey para despedir a Los Muertos, burló, como muchos otros la seguridad, y subió al escenario donde se tomó una foto con Lorenzo. El último abrazo fue con el vocalista vestido de Blanca Nieves, y recordando que “hay que seguir luchando hasta conseguir un mundo mejor”, y que cualquier noche puede brillar el Sol.

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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.