25 jun 2008

Placido Domingo en Chichén Itzá: mentiras y contradicciones

Lorena Aguilar Aguilar-Para Kaos en la Red

El pasado 18 de junio se llevó a cabo la presentación oficial ante los medios de comunicación del recital que pretende ofrecer, en la zona arqueológica de Chichén Itzá, el tenor Placido Domingo el día 4 de octubre de 2008. La presentación se realizó en el Centro de Convenciones Siglo XXI de la ciudad de Mérida.

Son varios los detalles que llaman la atención respecto al evento. Primero está el derroche de recursos económicos, al que ya nos tiene acostumbrados la gobernadora Ivonne Ortega en su obsesión por figurar mediaticamente, ya que hasta se trajeron un par de mediocres actores de Televisa para que fungieran como maestros de ceremonia.

Sin embargo, lo interesante es que la presentación del evento que llevará el nombre de “Concierto de las Mil Columnas” – en alusión al templo del mismo nombre- se efectúo sin contar aun con el permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de acuerdo con la propia gobernadora, la presentación ante los medios era necesaria debido a que era uno de los acuerdos a los que se llegaron en el contrato con el tenor madrileño.

Entre las objeciones quepuso en INAH, a travésdel Consejo de Arqueología, es que la Gran Nivelación – conjunto arquitectónico conformado por el Castillo de Kukulkán, las plataformas de Venus, las águilas y los jaguares, el Templo de los Guerreros y el Tzompantli -podría resultar con daños irreversibles si se efectuara algún acto masivo ahí mismo. También argumentaron los conflictos que un evento de esa naturaleza traería con la familia Barbachano, dueños de los terrenos sobre los que está asentada la zona arqueológica, y quienes ya reclaman un porcentaje de las ganancias que genera el ingreso de turistas a la zona.

A las autoridades yucatecas poco les ha importado si Chichén Itzá puede o no ser sede de un evento como el que pretende llevarse a cabo el 4 de octubre a los pies del Castillo de Kukulkán, ha ignorado la preocupación del INAH respecto al daño que presumiblemente sufriría la zona – el propio Instituto ha restringido el acceso de los visitantes a ciertas estructuras, entre ellas el Castillo, argumentando el deterioro de estas – ya que por encima de cualquier razonamiento están los intereses económicos de las autoridades, los cuales se disfrazan de preocupación por “preservar, conservar y dar a conocer el patrimonio de los yucatecos”. Pero por lo que hasta el momento se puede ver, la preservación es lo que menos importa, lo que realmente se esta buscando es la obtención de grandes recursos económicos, a beneficio de unos cuantos empresarios, a costa del daño que se esta causando a las zonas arqueológicas, daño que en muchos casos es irreversible.

La hipocresía del discurso

La gobernadora nos ha hablado acerca de la proyección que debe darse a la cultura maya, de la cual no para de mencionar que es patrimonio de todos, que es necesario fomentar lo que denomina “Turismo Cultural”, con el objetivo de darle proyección internacional a Yucatán, sin embargo, lo único que se puede percibir, como se ha mencionado, son los intereses económicos que hay detrás de toda la parafernalia de eventos como el recital de Placido Domingo.

Justifica el despilfarro de recursos económicos del estado con discursos vacíos, hablando de la “grandeza que tuvo la cultura maya en el pasado”, pero ignora a los mayas que hoy por hoy luchan por sobrevivir a los embates que el capitalismo esta dando en el estado. Es contradictoria la manera en que se expresa de la Cultura Maya, como un objeto de compra – venta que sólo genera beneficios económicos, tratándola como un elemento muerto.

Es absurdo hablar de la “preservación y difusión” de la cultura cuando en los hechos se persigue y hostiga a la población maya, como es el caso de los artesanos que laboran dentro de Chichén Itzá, los cuales viven amenazados con el desalojo bajo el argumento de que su presencia dentro de la zona daña la imagen que se le presenta al turista.

También es absurdo que se nos hable de las grandezas de la cultura maya siempre en tiempo pasado. Hoy por hoy, los mayas son una cultura viva, que lucha por preservarse así misma, que lucha por sobrevivir a la globalización y al capitalismo voraz que se empeña en exhibirlos como piezas de museo pero pisoteando su dignidad.

Los artesanos y comerciantes de Chichén Itzá tienen plena conciencia de que ellos son el patrimonio vivo de la cultura que las autoridades desean “promover”, por lo que resulta paradójico que se hable de difusión cultural y al mismo tiempo se persiga a los miembros de esa cultura.

También resulta falso el argumento de las autoridades sobre el interés de preservar lo que ellos consideran patrimonio organizando eventos que podrían traer como consecuencia el daño irreversible de las estructuras de la zona arqueológica.

Por último, me parece ridículo y risible que digan que un evento de más de 20 mil personas, donde se instalaran equipos de sonido, iluminación, cámaras de video, etc, etc, no causará ningún perjuicio a la zona y en especial a la Gran Nivelación pero, 500 artesanos que no se ubican en zonas cercanas a las estructuras, si no que se instalan a las orillas de los caminos que unen un área de la otra dentro de la zona causan un daño tan grande que es necesario su desalojo.
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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.