El Impacto de la Gasolina en la Inflación

Machetearte 15.jul.08

Por Taller de Economía Social y Políticas Públicas*

Hace unas semanas el tema del día era: sí el Banco de México, el encargado de vigilar el crecimiento de los precios y de imprimir los billetes, debía reducir la tasa de interés; al menos el presidente ilegitimo se expreso por que el Banco redujera las tasas de interés, de lo cual se esperaría que el financiamiento fuera más barato y con ello se promoverían inversiones y crecimiento económico. El Banco de México reaccionó en la dirección contraria aumentando la tasa de interés y esperando que esta decisión contribuyera a disminuir el crecimiento de la inflación.

¡Pero que rápido, y desfavorablemente, ha cambiado la situación en estos días para la población! La información más reciente indica que el movimiento de los precios ha generado una inflación anual (de junio de 2007 a junio de 2008) de 5.26%, la más alta de los últimos tiempos. Recordemos que la inflación “oficial” en las metas anuales estaba considerada en una tasa del 4%, el crecimiento de los precios supone un impacto menor de los precios de los productos que regularmente consumen las familias de mayores ingresos, es decir de la plutocracia (predominio de la clase más rica de un país), la inflación para la mayoría de los asalariados ha sido más alta por el crecimiento de los productos alimenticios que representan una muy alta proporción de su gasto. Con lo cual estamos en una economía de bajo crecimiento, tasas de interés altas y creciente inflación.

Otro precio clave de la economía que ha venido atizando el alza de los precios es el aumento del precio de la gasolina que, a pesar del discurso gubernamental, se ha venido incrementándose por arriba del ajuste mensual – de dos centavos al mes por litro, paso a seis-, al que nos tienen acostumbrados. El tema de la gasolina es importante toda vez que cuatro de cada 10 litros se compran a los elevados precios internacionales y se vende a menor costo en el país. Como es sabido, la falta de refinerías en México ha convertido a este país en exportador de petróleo crudo y, a la vez, en importador de derivados del petróleo.



Para evaluar el impacto de la gasolina en la inflación se deben considerar no sólo el gasto de los particulares en las gasolineras o el incremento de los pasajes en los servicios de transporte público. En realidad los dos gastos anteriores apenas representan el verdadero efecto sobre la inflación. Si tomamos en cuenta que la gasolina y el diesel son la fuente de energía para que operen todos los procesos productivos entonces el efecto sobre la inflación proviene de un incremento en los costos de producción que se traslada a los precios que debe pagar la población.

Estimar el resultado final sobre la inflación, del alza de la gasolina, por medio de los aumentos en los costos de producción, no es nada sencillo. Pensemos, por ejemplo, que una empresa utiliza un vehículo de gasolina, si sube el precio de ésta se podría estimar la subida de costos conociendo los litros que se utilizan en este vehículo; pero esta misma empresa compra a distintos proveedores, cada uno de los cuales también tiene entre sus costos un cierto gasto en gasolina, el efecto conjunto es difícil de identificar.

Recientemente el Instituto de Estadística, el INEGI, publicó un cuadro con información relacionada a las redes de proveedores de todo el país para todos los sectores, el cual se denomina matriz de insumos y de producción. Utilizando este instrumento se podría realizar algunas predicciones del impacto total de los incrementos de la gasolina. Para este ejercicio se propuso identificar el incremento de los precios a partir de los precios y tarifas del transporte de carga, que ciertamente puede representar el incremento de costos debido a la variación del precio de la gasolina y las redes de proveedores.

De esta manera si consideramos los incrementos recientes a los precios de la gasolina y del diesel, así como la importancia de este insumo en el sector de autotransportes, se puede estimar que un incremento de 10% en las tarifas del autotransporte de carga provocará un punto adicional en la inflación nacional, es decir si se mantiene al alza la gasolina la inflación oficial no sería de 5% sino de 6%, la causa de este incremento estaría asociada por el encarecimiento de los precios de los bienes manufacturados, incluyendo el de los alimentos y bebidas, el sector construcción, los bienes del campo y algunos servicios.

El ejercicio previo realizado a partir de los vínculos productivos de vendedores con proveedores ofrece una cuantificación aproximada sobre las repercusiones hacia los presupuestos familiares. Lo importante a destacar es que los pequeños incrementos mensuales de algunos centavos hacia el precio de la gasolina se van acumulando a lo largo de la economía y se magnifican a tal punto que son plenamente identificables al momento en que un ciudadano realiza la compra de su canasta de consumo.

El problema no se resuelve “congelando” el precio de la gasolina, ni tampoco subsidiándola, la alternativa está en refinar dentro del país el petróleo para no depender de los precios internacionales, no tiene sentido que se destine dinero de las finanzas públicas a comprar gasolina fuera del país para venderla a menor precio a los mexicanos. El ejemplo de los Venezolanos es más que evidente, allá el precio de la gasolina es de 0.33 pesos el litro, mientras el precio de la gasolina magna en México es de $ 7.23 el litro, en el caso de EUA el precio del litro de gasolina es de 12.55 (Fuente, La jornada, p.6, 11 de Julio de 2008). Por lo tanto, es importante reconocer que los altos precios del barril de petróleo crudo que se vende a más de 125 dólares, cada uno del millón de barriles de exportación, sean recursos que permitan el desarrollo de la industria nacional, en actividades tan básicas como la producción de gasolina.

De esta manera el control de la inflación sería una política efectiva, y no como ahora, que tiende a desbocarse, en el sector que más daño hace a la población, que es en los precios de los alimentos.

*Facultad de Economía de la UNAM.

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Un revolucionario es, sobre todo, un humanista, alguien que apuesta al libre desarrollo de la personalidad, y que reconoce en la revolución el medio para construir las condiciones de la libertad.